“Me empecé a dedicar al stand up porque no tenía estabilidad laboral”, confiesa
Con su habitual estilo incorrecto y siempre al límite, el actor y comediante Ezequiel Campa no para de crecer junto al púbico que lo sigue a donde se presenta. Referente del stand up argentino y creador del polémico Dicky del Solar, personaje surgido en sus redes sociales a fines de 2017 que parodia los valores de la familia del rugby, por estos días presenta Cheto y Choto y Solari, su cuarto espectáculo unipersonal de stand up, mientras avanza en la creación de su próximo show, a estrenarse a fin de año.
“a mí siempre me marcaron como el cheto dentro del stand up, pese a que yo no me considero cheto, porque primero habría que definir lo que es cheto, una definición que fue cambiando a través de los años. Me acuerdo de que en los años 90 ser cheto era tener velero, ir a punta del Este y jugar al polo; y hoy, si llegás a fin de mes medio que sos cheto”, sostiene el actor.
Después de un tiempo de renegar de eso, dijo: “Está bien, soy el cheto del stand up, no hay problema”. Pero agrega: “No me considero así porque los chetos tienen una mentalidad más parecida a la de Dicky del Solar, que está lejos de ser la mía. Y Choto porque me gustaba el juego de palabras. Mi humor intenta cruzar la línea de lo políticamente correcto, molestar un poco y decir cosas que “se supone” que no se pueden decir, va por ese lado”, apunta Campa.
Con más de 15 años de trayectoria, ha grabado tres especiales de stand up para Comedy Central, condujo un late show en la televisión chilena y ha participado dos veces en el Festival de Comedia de Nueva York y en el Festival Internacional de Humor de Bogotá. Como actor trabajó en distintos programas de TV como Todos contra Juan, Ciega a citas, Un año para recordar, Epitafios, Casados con hijos, Guapas y Lalola, y participó en las películas Desmadre, Días de vinilo y La última fiesta.
Pero sin dudas, el personaje Dicky del Solar, ese rugbier homofóbico, clasista, racista, violento y maltratador surgido en sus redes sociales a fines de 2017 en pleno debate por el aborto, hoy sigue siendo un boom que crece cada día.
“Dicky es una bestia de ultraderecha, cree que está deconstruido pero no entiende nada. Me pareció divertida la contradicción de esta gente perteneciente a una clase privilegiada, atravesada fuertemente por la religión, que está en contra del aborto pero desde un lugar moralista, bruto e ignorante. Gente que tiene muchos privilegios y muchas veces el tema del aborto es una cuestión de hipocresía porque están en contra hasta que ellos mismos lo necesitan porque el hijo más grande dejó embarazada a la mucama, y ahí van y abortan en un lugar clandestino porque lo pueden pagar –sostiene sin pelos en la lengua–. Así nació el personaje, y después se fue transformando en una especie de opinólogo facho de cualquier tema que ande dando vueltas, siempre desde ese lugar con todas las porquerías que el personaje tiene”, señala Campa, que también está participando de la segunda temporada de Pequeña Victoria, ficción de Amazon/telefe dirigida por Juan Taratuto, donde interpreta a Jimmy, un conductor de televisión que se cruza en el camino de la protagonista, el personaje que interpreta Mariana Genesio Peña.
–¿Te sorprendió la repercusión que alcanzó Dicky del Solar?
–Sí, lo hacía desde hace un par de años hasta que empezó a viralizarse. Me sorprende mucho que la gente adopte las expresiones, que me reconozcan en la calle. La verdad es que me sorprende y me pone muy contento.
–¿Y a que atribuís tanta repercusión?
–Si bien todo está puesto en este rugbier de clase media alta, me parece que tiene miserias que nos atraviesan a todos, más o menos controladas, de forma más o menos consciente, pero que son miserias inherentes a la condición humana. Eso genera identificación, porque todos podemos ser un poco fachos, podemos odiar a alguien o nos ha pasado en algún momento de nuestra vida. Por otro lado, es muy pedante que lo diga yo pero es muy gracioso. Funciona porque es bueno. Yo no hago al personaje para quedar bien parado y mostrarle al mundo que estoy en la vereda de enfrente, que no tengo nada de él, ni soy parecido. Al contrario, lo incluyo para interpelarme a mí, y para estar atento y lo más lejos posible de eso. Pero me parece que es algo de lo que nadie escapa.
–¿Cuánto de talento y cuánto de trabajo hay en lo que hacés?
–Creo mucho en las palabras esas que se le atribuyen a Picasso, que decía: “Yo no sé si el talento existe o no, pero si existe, y algún día me encuentra, espero que me encuentre trabajando”. Y a mí no me quedó otra que laburar. Me hubiera encantado ser una persona híper talentosa, con todo un sistema atrás que me contuviera, que me armaran una carrera y demás, pero la realidad me hizo tener que salir a pelearla, inventarme una manera. Me empecé a dedicar al stand up después de muchos años de ser actor y de no tener una estabilidad laboral, y con este género me fui dando cuenta que podía vivir de eso, que podía tener una autonomía y no depender de que me llamen para trabajar. Hay muchísimo laburo y esfuerzo detrás. Y lo del talento… vaya uno a saber.
–¿Qué cosas te hacen gracia?
–Todo lo que está fuera de lugar, la ruptura de las reglas. Desde El Chavo
del 8, cuando en la escuela todos se callaban y él quedaba fuera de lugar diciendo algo que se suponía no era para que todos escuchen, hasta algo políticamente incorrecto. No hay nada que me genere más gracia que la sorpresa, muchas cosas que a priori uno pensaría que no son para reírse me generan mucha risa. Muchas veces me encuentro riéndome en momentos conflictivos o dolorosos. Para mí no existe la vida sin el humor, me cuesta mucho relacionarme con gente que no cultiva la ironía o el sarcasmo.
–¿Cuáles son los temas recurrentes en tus espectáculos?
–Los temas en el arte en general son siempre los mismos: el amor, la vida, la muerte, el paso del tiempo, la familia. De una u otra manera siempre estamos hablando de eso. Particularmente hablo bastante del paso del tiempo y lo que nos provoca en el cuerpo. En este último espectáculo me planteo mucho el tema de ser padre, cosa que no soy, y después voy pasando por un montón de otros temas. Me parece que, en general, lo entretenido es ver la cabeza de ese comediante, la locura de cada comediante.
–¿Cómo es tu método o rutina para escribir los monólogos?
–Todo el tiempo estoy tomando notas de palabras, de asuntos, de situaciones, de ideas que se me van ocurriendo. Esa es una parte, y la otra es sentarse y darle forma de material de stand up. Después empiezo a probarlo de a pedacitos, metido en un show que ya estoy haciendo, o en algunos que hacemos exclusivamente para probar material y ahí se va conformando. En el caso de la comedia y el stand up específicamente, la palabra final, lamentablemente, la tiene el público. Vas a morir queriendo decir tus cosas si nadie se ríe. Igualmente, hasta la última función que hago de un show estoy corrigiendo cosas, se me ocurren nuevos chistes y también hay mucho material que se construye sobre el escenario, con la gente.
–¿Cómo fue volver a las funciones presenciales?
–Fue con mucha incertidumbre, porque después de casi un año de no hacer funciones no sabía si la gente se iba a seguir riendo de mis cosas. Un poco como lo deportistas que vienen de una lesión y no saben si van a poder estar al nivel que estaban antes. Y la realidad me sorprendió, porque las funciones están saliendo mejor de lo que salían antes de la pandemia. Es una fiesta.
–¿Qué expectativas tenés para este año?
–De nuevo, mucha incertidumbre con la segunda ola, no se sabe muy bien hacia dónde vamos a disparar. Tengo algunas ideas de hacer algo distinto con el personaje de Dicky del Solar a lo que venía haciendo con los videos, como sacar al personaje de ese formato y llevarlo a otras situaciones y continuar con el armado de mi nuevo espectáculo de stand up, que estaré estrenando a fines de este año.
Cheto y Choto y solari
De Ezequiel Campa
streaming del show desde mañana con 72 horas liberadas. El valor de las entradas es $ 800, a la venta en www.ezequielcampa.com.ar
Fuente: La Nacion