“Estos días fueron de una tensión importante porque, por más que puedas posponer el estreno, hay todo un trabajo que se va a pique. No hay manera de recuperarlo. Por otro lado, más allá de las restricciones, me preocupaba que la gente no viniera por miedo. Pero, por fortuna, tenemos muchas entradas vendidas”, dice aliviada Silvana D’Onofrio, directora musical, responsable de la puesta y de la dirección estética de Dido y Eneas, de Henry Purcell, que subió en el Teatro Empire.
Es la primera ópera que se estrenó en este contexto de pandemia, en una versión completa, con orquesta de cámara, 10 músicos en vivo y 45 cantantes en escena.
Los ensayos de la obra, coproducida por el Teatro Empire y Música en Escena (compañía fundada por D’Onofrio junto con Rosana Santoro en 2003), comenzaron en noviembre del año pasado y es mucha la adrenalina acumulada antes del estreno. Al tratarse de una ópera corta, empieza a las 20 y finaliza a las 21.15, las funciones no estarán afectadas por las nuevas restricciones.
Silvana D’Onofrio, la directora de Dido y Eneas.
“Esta última semana -cuenta D’Onofrio- fue muy intensa para nosotros. El lunes hicimos el ensayo a la italiana, martes y miércoles los dos generales, y luego el estreno. En mayo vamos a hacer las funciones los domingos a las 16, así que si vinieran mayores restricciones que las que están vigentes ahora, estaremos bien”.
-Es la primera ópera que se monta con escenografía y todo desde el año pasado. ¿Fue complicado organizar un plan de trabajo con las pautas de los protocolos?
-Este era un proyecto del año pasado. Cuando comenzamos a ensayar vino la pandemia y tuvimos que suspender. En noviembre ya sentía ganas de hacer música en vivo. Estaba cansada de estudiar en casa y todo el asunto de los zoom. Admiro la gente que hace producciones desde su casa. A mí no me resulta, necesito mirar a los ojos al otro para poder hacer música. Así que, un poco a tientas hablé con Antonio Leiva (director del Empire) y me dijo que se abrían los teatros en enero. Me ofreció el espacio -y muchísimas otras cosas más- para hacer algo, pero le dije que en enero no, pero sí en marzo, cuando se iniciaba la temporada teatral. Finalmente llegamos a abril. Leiva me ofreció un espacio enorme para poner las burbujas, entonces arrancamos con el coro. Ahora hay muchas compañías que están haciendo operas, pero en versión a la italiana.
La ópera Dido y Eneas e estrena este jueves 16 de abril.
-Incluso en el Teatro Colón, la mayoría serán versiones de concierto.
-Nosotros quisimos apostar a esto y funcionó. Ante la opción de no hacer, que no es válida para mí, me parece que con muchos cuidados y orden se pueden hacer las cosas. Es enloquecedor porque hay una grilla para todo: cuántos entran en el camarín, cuánto tiempo está cada uno y cuánto tiempo tiene que haber de ventilación para que entre el otro grupo. Es decir, racionalizar un montón de cosas que antes funcionaban automáticamente.
-Y también necesitás un gran compromiso de todos los involucrados en el proyecto.
Sí, claro. Tengo que confiar en que un coreuta, por ejemplo, tendrá el compromiso -se habló en su momento- de tener el mayor cuidado en su comportamiento socia para cuidarnos a todos. En este caso, tuve la suerte de tener ese compromiso de parte de todos los cantantes. Y eso vale mucho. Ellos vienen a ensayar, pero tienen una vida personal y es necesario que tengan la más absoluta responsabilidad para con el grupo. Desde ese lugar, hasta es un experimento social, porque te propone un cooperativismo desde un compromiso personal enorme.
La ópera Dido y Eneas se estrena este jueves 16 de abril. Hubo que trabajar mucho en los protocolos sanitarios.
-Me gustaría que comentes un poco más sobre las características de la producción y los desafíos para montar la ópera con las exigencias del protocolo sanitario.
-Como te decía, arrancamos con el coro. Empezamos ensayando de a cuatro personas: entraba un grupo, ensayaba y se iba; ventilábamos, entraba el otro grupo. Así hicimos hasta la lectura. Después fuimos armando las burbujas: Dido tiene un sector, que es la corte de la reina Dido, y, por otro lado, el elenco de brujos. Eso me obligó a tener dos coros diferentes, para tener totalmente separado un grupo del otro.
-Me imagino que armaste las burbujas en la medida que la partitura te lo iba permitiendo…
-Claro, fui dividiendo las diferentes secciones de la partitura de la ópera. ¡Fue un ejercicio de forma muy particular!.
Una escena de Dido y Eneas. Los cantantes están más separados que lo habitual en estas puestas.
-¿Cómo fue cuando ensayaron todos juntos?
-Recién el viernes 9 nos encontramos todos. Fue nuestro primer ensayo, hicimos dos pasadas completas. Y ahí tuvimos que organizar el orden de llegada, el orden para vestirse, dónde esperar mientras otros se visten.
Para el día de la función también tengo todo un dispositivo organizado con los cantantes: cómo entrar, cómo desplazarse hacia otro sector para que entre el otro grupo. Todo esto también me modificó la puesta porque hubo que reformarla para mantener arriba del escenario el distanciamiento adecuado. Tengo un agradecimiento enorme con los cantantes.
-¿El ensayo del viernes fue con el tapabocas puesto?
Sí. La realidad es que si alguno se enferma ahora, tengo que suspender el estreno. Los cuidados hay que extremarlos. Nos juntamos sólo una vez por semana para ensayar. De esa manera teníamos tiempo para contar cuántos días habían pasado desde nuestro último encuentro, por si se manifestaba algún síntoma. Y así hicimos hasta ahora y no tuvimos ningún problema.
En este último tramo, bueno, hubo que aguantarse el barbijo. Los solistas no tanto, porque están más separados del resto. Es un poco cómico porque tienen el barbijo puesto, se lo sacan, cantan; se lo ponen, se lo sacan. Y así.
Silvana D’Onofrio, la directora de Dido y Eneas, tuvo que repensar la puesta para poder ponerla completa en un contexto de pandemia.
-¿En la función también van a tenerlo puesto?
-No, pero van a estar todos hisopados un par de días antes (tenemos los turnos en el Teatro Colón para hacerlos), llegamos con todos los cuidados. Es un esfuerzo mental diferente. Hace muchos años que hago ópera, pero esto me obligó a racionalizar cosas que jamás se me hubieran ocurrido.
-Me pregunto si en esta apasionada historia de amor entre Dido y Eneas va a haber interacción entre los amantes: ¿se abrazan y se besan?
-No. No hay abrazos frontales. Hay solo un abrazo muy lindo en la despedida: Eneas está detrás de Dido y cantan ese dúo maravilloso al final, luego estiran sus manos y se despiden de esa manera.
Ni cantan mirándose a los ojos No. Todas esas cosas las evitamos.
-De todas maneras, con una administración tan quirúrgica en las interacciones puede ganar mucha intensidad esa despedida, ¿no?
-Enorme. También es un mérito de Antonio Leiva y de los cantantes, que además son excelentes actores. La reina Dido es interpretada por Elisa Calvo, aparte de ser una gran cantante también es una gran actriz. Tiene esa ductilidad para transmitir los textos y toda su corporalidad es muy bella.
La ópera Dido y Eneas ni tendrá besos. La orquesta estará en lo que era la primera fila del Teatro Empire, que fue levantada.
-¿Cómo es la puesta?
-Estoy muy contenta con la puesta. No ubicamos a los personajes en una corte inglesa, sino en la corte de Cartago. Eso nos propuso una estética que tiene más que ver con lo helenístico que con el barroco inglés. Voy a usar una orquesta moderna, pero las cuestiones de estilo están absolutamente respetadas. Con Antonio Leiva funcionamos muy bien, trabajamos juntos en esta cuestión de cómo se van a tomar la mano los personajes, dónde ubicarlos. Hice con él La voz humana, la ópera de Francis Poulenc, y todo salió muy bien. Es un hombre de teatro con una sensibilidad y un buen gusto increíble, además, es sumamente educado y amoroso.
-Además de una historia de amor entre los protagonistas, Dido y Eneas también aborda otros tópicos, como la mujer en el poder, los mandatos, entre otras cosas. ¿Cómo pensaste a Dido?
-Lo primero que dije es que no quiero una Dido llorona. Ella fue capaz de salir de Túnez con toda su comitiva, llegar a Cartago y fundar un reino. No lo hizo llorando todo el tiempo. Ese fue uno de los puntos que nos llevó a ponerla en un palacio cartaginés y no en la corte inglesa. Trabajé mucho el trío de Dido con sus damas, y la contracara que es el trío de Sórceres con sus damas, como si fueran las dos caras de una misma moneda. De hecho, el vestuario es complementario entre los protagonistas y los antagonistas.
-Hiciste Dido y Eneas dos veces. ¿Sentís que resignaste mucho en esta puesta por las restricciones sanitarias?
-No siento que haya perdido con esta puesta. Trabajé desde otro lugar y también me permitió desarrollar la creatividad, porque cuando no podes ir por un lugar empezás a maquinar para ver de qué manera es posible ir por otro lado. Quedó una puesta que es estéticamente bella, que es lo que queríamos, y musicalmente funciona muy bien.
-¿Por qué elegiste trabajar con instrumentos actuales?
-Soy pianista y siempre partí de la premisa de que la formación básica de un pianista se hace tocando los preludios y fugas de El clave bien temperado de Bach. Siempre toqué Bach en el piano y nadie dijo que no era posible. Entonces no veo por qué uno no podría abordar una obra barroca desde las sonoridades del presente. Quiero hacer la música desde el siglo XXI, respetando la estética, la cuestión ornamental y las sonoridades.
Para la ópera Dido y Eneas, los cantantes ensayaron con barbijo, Antes de la primera función todos fueron hisopados.
-Imagino pocas dificultades con los protocolos y la orquesta, ¿no?. Porque la ópera requiere una orquesta pequeña.
-Claro, la ópera tiene una orquesta pequeña, son diez músicos. No hubo que hacer grandes innovaciones. Tocan un poco más distanciados, eso es todo. No vamos a usar el foso, vamos a sacar una fila de butacas y la orquesta va a estar en la primera fila.
-Además de la dirección escénica, estás al mando del podio. ¿Creés que las cosas están mejorando para las mujeres en el ámbito de la música o todavía queda mucho por hacer?
-Vengo repitiendo el mismo estribillo hace varios años: cuando estudiaba dirección de orquesta la mayoría de las estudiantes éramos mujeres y había muy pocos hombres. Pero de mi generación, los únicos que hoy día ocupan podios en instituciones oficiales son aquéllos hombres y ninguna de las mujeres. Las cosas han ido mejorando, por ahí te invitan a dirigir, pero la dirección permanente de un organismo oficial siempre está en manos de hombres. Eso no se ha modificado.
Las funciones de Dido y Eneas son jueves 15, viernes 16, domingo 18 y viernes 23 de abril, a las 20. En mayo serán los domingos 9, 16, 23 y 30, a las 16. En el Teatro Empire, Hipólito Yrigoyen 1934-CABA
Fuente: Clarín