Como buena ciudad que se jacta de su cultura, los porteños tienen varios templos de los libros dignos de admiración. Aquí, algunos exponentes que vale la pena conocer.
Allá por 2011, la ciudad de Buenos Aires fue elegida por la UNESCO como Capital del Libro. Lo merecieron las bibliotecas públicas, los emprendimientos editoriales, las revistas literarias y por supuesto la enorme cantidad de librerías, desde grandes cadenas a pequeños locales plenos de historia. Aunque se repita que al papel le queda poca vida, basta recorrer algunos de estos hitos para comprender lo fuertemente enraizada que está la lectura en la identidad local. A continuación, cinco librerías porteñas que se posicionan alto entre las más lindas guardianas de esta riqueza cultural.
1. La Librería de Ávila
De las más antiguas del mundo
Según historiadores, el edificio de la esquina de Alsina y Bolívar data de 1785. En ese entonces era una suerte de botica en la que vendían hierbas medicinales y productos “para el gauchaje”, en pos de que quienes llegaban al puerto pudieran surtirse antes de emprender viaje. De a poco, entre botas de potro, ginebra y facones empezaron a aparecer los primeros libros. “Como pasa siempre, el libro es un agente invasor”, apunta Miguel Ávila, actual dueño de este espacio emblemático. Para cuando estaba terminando el siglo XVIII, ya se podía hablar de una librería hecha y derecha. Una en la que los jóvenes rebeldes de los albores de mayo solían reunirse a discutir ideas de títulos prohibidos, como aquellos de Montesquieu y Rousseau. “Estos muchachos eran nada menos que Belgrano, Moreno, Paso, Castelli… el pensamiento revolucionario de la patria”, relata Ávila.
Conforme pasaron los años también lo hicieron los clientes, incluyendo a figuras como Domingo Sarmiento, Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini, y escritores como José Hernández o los más contemporáneos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Conocida por aquellos años como “la librería del Colegio”, dada su cercanía al Nacional Buenos Aires, también fue ese vínculo el que llevó al propio Ávila a hacerse cargo. “Había quebrado y estuvo cerrada como siete años, era una montaña de escombros. Mi hija iba al colegio y yo la esperaba enfrente, y por otro padre me enteré de que se estaba por alquilar a una cadena de hamburguesas. Me agarró como un ataque de nacionalismo, no podía creer que un lugar tan emblemático terminara convirtiéndose en eso”, describe. Librero él, con un local a unas cuadras, lo que siguió fue una conversación con el arzobispado de Buenos Aires, dueño del espacio, para alquilarlo y ponerlo en condiciones. Era 2003 y se inauguraba una nueva etapa, con renombramiento incluido.
Hoy La Librería de Ávila no solo es reconocida en el mundo como una de las librerías más antiguas del planeta, sino también como Lugar de Interés y Sitio Histórico Nacional. “Nuestro fuerte es todo lo relacionado con historia argentina y americana pre y poshispánica. También mucho material de antropología y arqueología, somos representantes exclusivos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata”, describe su dueño. Ensayo, poesía, filosofía y literatura también conviven en este espacio que respira tradición. Y cuando la pandemia lo admita, un próximo proyecto tomará rumbo: incluir una pulpería literaria. Un espacio donde degustar una picadita criolla, tomar una copa y ver alguna muestra, un debate o la presentación de un libro. En síntesis, recuperar el espíritu de una de las librerías más fundacionales de la historia argentina.
Adolfo Alsina 500, San Telmo. T: 5357-0909. Lunes a viernes de 10 a 18.
2. KEL Belgrano R
Con acento inglés
En diagonal a la Plaza Castelli, una casona que oscila entre el azul y el celeste hace levantar la vista. Es la sucursal más linda de KEL Ediciones, cadena especializada en libros y textos en inglés con más de 40 años de historia. “Siempre nos gustó Belgrano R para ubicar una sede: es una zona donde hay una gran comunidad inglesa y colegios bilingües que necesitarían de nuestros libros. Esa esquina fue ideal, y la casa, dada su antigüedad, fue declarada monumento histórico”, relata Mercedes Raffo, representante de Marketing de la compañía.
Por dentro, la madera reina en la exhibición de los libros. Incluso tiene encanto su leve crujido al pisarla, así como su aroma, que se combina con el de los libros y el buen papel. Grandes ventanales y la luz justa ayudan a hacer de este espacio un reducto perfecto para pasar un buen rato descubriendo los más variados títulos en inglés, desde los clásicos manuales de colegio a las últimas novelas juveniles y de adultos. “Hoy se extendió en gran medida el espectro de quienes buscan nuestra bibliografía. Nuestros libros ya son necesarios para gente de todas las edades con diversidad de gustos”, detalla Raffo. En un barrio que se consolida como un circuito turístico (con muchas opciones gastronómicas y de compras alrededor de la plaza), sus visitantes también se interesan por títulos de turismo, gastronomía, decoración y liderazgo. “Con la generalización del idioma (hace varios años que su enseñanza es obligatoria incluso en escuelas públicas), cada vez más personas dominan la lengua y buscan este tipo de lectura, sobre todo para sus momentos de recreación”, apuntan desde la firma.
Conde 1990, Belgrano R. T: 4890-9900. Lunes a viernes de 10 a 19, sábados de 10 a 13.
3. El Ateneo Grand Splendid
Fiel a sus orígenes
No cabe duda de que es única. Ubicada en lo que fue el famoso cine-teatro Grand Splendid, contruido en 1903 y originalmente conocido como El Teatro Nacional, aúna diversas influencias arquitectónicas y artísticas. “Bajo un tono ecléctico, se construyó en el frente una marquesina de estilo griego con cariátides que sostenían las balconadas en granito gris del basamento, obra del escultor Troiano Troiani, quien también modeló los dos torsos de mujer sobre el cielorraso a los costados del escenario”, detallan desde Grupo Ilhsa, dueños actuales. La cúpula, en tanto, fue realizada por el pintor italiano Nazareno Orlandi, en un estilo que combina el manierismo y el romanticismo y busca representar a la paz, celebrando el fin de la Primera Guerra Mundial.
En ese marco espléndido se celebró lo mejor de la cultura argentina. Se dieron las primeras audiciones de radiofonía con la Radio Splendid, fue casa del sello discográfico El Nacional Odeón, se organizaron conciertos y concursos de tango en los que llegó a participar Carlos Gardel, se presentaron diversos estrenos de cine (incluso el clásico de cine mudo argentino Juan sin ropa) y retomó su espíritu de teatro hacia los 70, bajo una nueva administración.
En diciembre de 2000, tras un trabajo de varios meses de remodelación y puesta en valor, abrió en este espacio la sucursal más elegante y bella de la cadena El Ateneo. Considerada la más grande de Sudamérica, según la revista National Geographic es también la más linda del mundo. Atentos al compromiso de mantener este faro de cultura encendido, desde la compañía se esforzaron por convertirlo en un lugar de encuentro entre escritores, artistas y el público. En sus exposiciones, conferencias y presentaciones han pasado figuras como Paul Auster, Ernesto Sábato, Mario Vargas Llosa y Quino. En sus escenográficas estanterías pueden encontrarse más de 200.000 libros, que garantizan una exploración tan vasta como fascinante.
Av. Santa Fe 1860, Recoleta. T: 4813-6052. Lunes a jueves de 9 a 22, viernes y sábados de 9 a 24 y domingos de 12 a 22.
4. Libros del Pasaje
El valor de las recomendaciones honestas
En una casona antigua y espaciosa, Libros del Pasaje abrió sus puertas en 2014 en busca de sumar un espacio cultural en un Palermo que estaba empezando a convertirse en lo que es hoy. Aprovechando los metros de la ubicación, el propósito fue ofrecer un catálogo lo más variado y completo posible, en el que además hubiera lugar para sentarse a tomar un café y disfrutar de los hallazgos. La propuesta caló perfecto en el espíritu de la zona, se llenó de turistas de todas partes del mundo, pero sobre todo de vecinos que tomaron la librería como un refugio, así como de estudiantes ávidos de la paz de su bar.
Su abanico va desde la literatura infantil hasta la filosofía. “Tenemos obviamente las novedades fuertes del momento, pero también abrimos la puerta a editoriales pequeñas e independientes. Esto nos permite tener un catálogo digno de una librería ‘grande’, sin perder en el camino nuestra identidad como librería independiente de barrio”, destaca Alejandro Simeoni, dueño. En ese sentido, su gran diferencial es tanto su bar (hoy cerrado por pandemia), como la atención personalizada que solo es posible en una librería chica: esa gracia de pedir una recomendación y saber que quien la da leyó el libro de verdad. “Si bien el e-commerce fue una gran ayuda para atravesar la cuarentena, notamos mucho la necesidad de la gente del contacto con el librero, la charla y el acompañamiento al momento de elegir qué leer”, detalla Simeoni. En el marco de una casona con vigas a la vista, estanterías de techo a piso y escaleras para acceder a las distintas partes de la biblioteca, esa asesoría se torna aún más preciada.
Thames 1762, Palermo. T: 4833-6637. Lunes a sábados de 11 a 20 y domingos de 14 a 20.
5. Falena
El secreto mejor guardado
Sin vidriera a la vista y, en apariencia, una esquina más de Chacarita, el encanto de Falena reside en su perfecta comunión entre interior y exterior. Con un precioso patio y enormes ventanales que se integran con el salón, esta librería inaugurada en agosto de 2016 enamora con su verde, sus estructuras de hierro, su ladrillo a la vista, su chimenea, sus sillones mullidos y la disposición de muebles dignos de una casa de revista. También, con su original organización de los libros por regiones y continentes. “Pueden encontrarse títulos de narrativa, poesía, arte plástico, fotografía, cocina, música, cine, teatro de todo el mundo. También hay un sector de crónicas de viaje, naturaleza y tradiciones orientales y occidentales. Y, por supuesto, bellísimos infantiles”, describe orgullosa Marcela Giscafré, su creadora. Aquí no hay lugar para lo obvio; cada libro es elegido tanto por su contenido como por su cuidada edición. El resultado es una curaduría exquisita que asegura una experiencia única.
Por fuera del circuito comercial clásico, los clientes de Falena son tan fieles como conocedores, en general almas sensibles que aprecian este criterio de selección, muchas veces artistas, arquitectos o diseñadores. Además de encontrar títulos inspiradores y perderse sin tiempo en la belleza de las páginas, pueden deleitarse con una taza de té o café o un vino por copa.
Charlone 201, Chacarita. T: 7522-4581. Lunes a viernes de 16 a 20.
Fuente: Vicky Guazzone di Passalacqua, La Nación