Creer o reventar. Más allá de los impresionantes paisajes que ofrece la Argentina, hay numerosos lugares que esconden historias y leyendas sobre diablos, brujas, criaturas fantásticas y caciques.
Postales con puentes naturales, lagunas y cuevas guardan secretos de un pasado que no siempre es posible corroborar, pero que atrae a mucha gente.
1. Puente del Diablo (Jujuy)
En el pueblo Tres Cruces, entre la Puna y la Quebrada de Humahuaca, hay una formación geológica de unos 65 millones de años.
En lo alto y entre cerros con tonalidades verdes, grises y marrones se la conoce como el Puente del Diablo, un lugar atractivo para los amantes del trekking y también para los curiosos que buscan una explicación para un lugar con un nombre tan fuerte.
Según una leyenda popular, la construcción rocosa data de las luchas por la independencia. Un grupo de soldados perseguido por tropas enemigas, escapó hasta lo alto de un cerro.
El camino que tomaron terminaba en un precipicio y ante la desesperación, el líder del grupo le ofreció su alma al diablo a cambio de un puente. Mientras oscurecía, apareció de la nada un hombre a caballo que dijo que los podría ayudar a escapar.
La propuesta no era gratuita. Si el puente quedaba terminado antes de que el gallo cantara tres veces, el soldado debía entregarle su alma al jinete misterioso.
Una zona de llamativas formaciones rocosas. Foto: Andrés Pablo Cussi.
El capitán aceptó el trato. Con la salida del sol, los integrantes del grupo se encontraron con una construcción de piedra. El sonido de los picos cesó al instante. Los soldados pudieron cruzar hacia el norte y así sacarle ventaja a los persecutores.
Conocer este lugar es posible, aunque requiere una travesía a pie de cinco horas considerada de dificultad alta. El puente -que según los expertos se formó de manera natural por la lluvia y los fuertes vientos-, está ubicado a 4.100 metros sobre el nivel del mar.
Alrededor hay otras formaciones rocosas productos de la erosión y piletones, que dependiendo la estación del año tienen agua en estado sólido o líquido.
Durante la caminata de 7 kilómetros se aprecian diferentes paisajes, un bosque de queñua y la presencia de numerosos colibríes, entre otras aves, vicuñas y llamas.
Se recomienda estar en buena condición física, llevar agua, alimento liviano y hojas de coca o té de pupusa, para aliviar los efectos de la altura.
La empresa Turismorecreativo_tct ofrece un recorrido que cuesta 2.000 pesos por persona. Incluye guía, refrigerio, almuerzo y seguro de pasajero. Se recomienda reservar 48 horas antes (Instagram: @turismorecreativo_tct).
2. Laguna de la Niña Encantada (Mendoza)
Según Jorge Royon, un agente de turismo de la zona, la Laguna de la Niña Encantada es un tesoro escondido de la Cordillera, y cuando no hay nieve se convierte en una parada obligada para los turistas.
Se encuentra a la vera de la ruta provincial 222, camino al valle de Las Leñas.
La Laguna de la Niña Encantada tiene 17 metros de profundidad.
Para llegar hay que desviarse unos 300 metros y dejar el vehículo a orillas del río Salado. Se camina por un puente colgante que atraviesa el afluente y a los 100 metros está el ingreso. La entrada cuesta 150 pesos por persona.
Durante los primeros 50 metros se ve parte de la flora autóctona señalizada con carteles que indican el nombre popular y científico de cada planta.
Más adelante hay una zona de rocas, y antes de llegar a la cuenca hay que pasar por otro puente ubicado sobre un pequeño arroyo.
El lago tiene 17 metros de profundidad y unos 37 de diámetro. En los primeros seis metros el agua es totalmente transparente, e incluso desde la orilla se pueden ver truchas arcoiris y fontinalis, que eligen la laguna para desovar y alimentarse.
Royon sostiene que el agua es casi mineral porque la roca que rodea la laguna es basáltica y actúa como filtro. El agua nace en una surgente que está más arriba en Laguna Seca y desde ahí se va filtrando.
La Laguna de la Niña Encantada debe su nombre a una historia popular con dos tribus vecinas de pueblos originarios en el centro de la escena por la mala relación entre sus miembros.
Con el objetivo de llegar a un acuerdo de paz, la bruja de uno de los grupos le propuso al cacique que case a su hija Elcha -reconocida por su belleza- con el hijo del líder de los enemigos.
Una trágica historia de amor y rivalidades entre tribus. Foto Shutterstock.
Sin embargo, la muchacha ya estaba enamorada. Al enterarse de la decisión de su padre, decidió escapar junto a su amante.
Perseguidos y viéndose sin escapatoria, decidieron morir juntos: cuando llegaron al espejo de agua, se abrazaron y se tiraron a las aguas heladas.
La hechicera presenció la escena, y como castigo fue petrificada por un rayo en la cima de la montaña.
Dicen que en las noches de Luna, se ve la imagen de Elcha, la niña encantada. Foto: Cámara de Turismo de Mendoza.
Dicen que se la puede ver en su prisión de piedra, condenada a ver cómo en las noches de Luna, el reflejo del agua devuelve la imagen de Elcha, la niña encantada, que se reencuentra con su amado.
3. Cerro Champaquí (Córdoba)
Su cumbre alcanza los 2.790 metros sobre el nivel del mar y es el cerro más alto de la provincia de Córdoba.
Según el libro «Leyendas de nuestra tierra», de Carlos Villafuerte, se dice que hay un toro negro de astas doradas que brillan con el sol y que echa fuego por la boca, la nariz y los ojos, y cruza nadando la laguna que está en la cima del cerro.
En la orilla, una sirena de cabellos de oro canta canciones tristes y atractivas mientras se arregla con un peine dorado y seduce a los visitantes. Esta criatura siempre aparece a medianoche y al toro se lo puede ver bramar al mediodía.
El Cerro Champaquí, en Córdoba. Foto Candelaria Flores.
Una de las versiones indica que un hombre a caballo, conocido como Amaranto, trató de atrapar al animal.
Lo enlazó, y cuando el toro sintió la soga en su cuerpo, reaccionó de manera tal que hizo temblar toda la sierra. El agua de la laguna empezó a revolverse e inundó el valle.
El arriero cayó dentro de un hoyo que se hizo en el agua, y desapareció sin dejar rastros.
Quienes desean explorar la zona en busca de estas criaturas deberá realizar una travesía de tres días. La excursión al Champaquí comienza en el paraje Villa Alpina y se hace con guías especializados.
Historias de criaturas fantásticas en el Cerro Champaquí, Córdoba. Foto Juan Moreno.
Durante los primeros 15 kilómetros de caminata aparecen numerosos miradores que reflejan los mejores ángulos del Valle de Calamuchita.
La vegetación cambia y el bosque se convierte en un desierto de piedra, atravesado por algunos arroyos. Una roca erosionada tiene en su interior una imagen de la Virgen de Lourdes.
El día siguiente está marcado por la aparición de una cascada. Esta vez son pocos los arroyos que aparecen. El paisaje se caracteriza por flores silvestres, tabaquillos y la presencia de reptiles.
Minutos antes de llegar a la cima del Champaquí se hace una parada en El Balcón, para dimensionar la inmensidad del paisaje.
La excursión con la empresa Alto Rumbo tiene un valor de 12.750 pesos por persona. Incluye pensión completa, refugio y guías profesionales.
Grandes vistas en el Cerro Champaquí. Foto Agencia Córdoba Turismo
4. Cuevas de las Brujas (La Rioja)
El Parque Temático Cueva de las Brujas está ubicado en Sanagasta, a 32 kilómetros de la capital provincial, y recorre la leyenda de la Salamanca.
Se visitan cuevas en las montañas en las que, dicen, aspirantes a bruja acompañadas de otras con experiencia pasan por distintas pruebas para adquirir los conocimientos necesarios de la hechicería.
Según cuentan, el ritual comienza con la principiante desligándose de toda creencia en Dios y con una víbora envolviendo su cuerpo.
El tercer obstáculo que tiene que pasar es un puente llamado Filo de Puñal. Abajo están las almas en el Infierno pidiendo su ayuda. Tiene que hacer caso omiso al pedido y evitar lastimarse.
La última prueba consiste en acostarse en el piso donde todo tipo de bichos caminan sobre su cuerpo.
Parque temático mitológico Cuevas de las Brujas, La Rioja.
Cuando este proceso termina llega el Diablo, Macho cabrío o Supay, que acepta la conversión de la joven en bruja y ofrece una gran fiesta en su honor.
Dice la leyenda que durante la celebración se sirven las mejores comidas y bebidas en vajilla de oro y plata, y se escucha música folclórica.
Todo este rito ocurre en las cuevas, el principal atractivo del parque, y a las que los visitantes pueden ingresar.
Las brujas que sí encontrará son las tres esculturas a escala real: la primera representa a una principiante, la segunda es una señora mayor y con experiencia, y la última estatua está agachada en un proceso de transformación, ya que Sanagasta es una zona alta y las brujas pueden transformarse en pájaros.
También se puede recorrer el jardín místico, donde se ve la flora autóctona -jarilla, pichana, tusca, huevo de indio, penca- que se supone utilizaban las brujas o curanderos del lugar.
El parque está abierto todos los días de 8 a 12 y de 16 a 20 (consultar horarios por la pandemia). El recorrido tiene una duración de 50 minutos. Niños de 4 a 10 años pagan una entrada de 80 pesos. Los adultos, de 150.
Fuente: Clarín