Dante Alighieri, William Shakespeare y Jorge Luis Borges observan desde sus pedestales y con gesto adusto a la gente pasar: son ignorados. Miles de personas suelen visitar o practicar deportes en las inmediaciones del Rosedal, pero casi nadie sabe que dentro del predio existe una pequeña área olvidada donde se emplazan 28 bustos de escritores célebres. Se trata del Jardín de los Poetas, un paseo oculto del Parque Tres de Febrero, un lugar tan desconocido que ni es visitado por los nuevos escritores en busca de inspiración.
“¿Sabés como se llama este sector, o qué hay en su interior?”, le pregunta LA NACION a la gente que transita el lugar, señalando el grupo escultórico tras las rejas. “No lo conozco. No me interesa”, responde Patricio Keenan, mientras realiza su caminata diaria con un grupo de amigos alrededor del lago. “No tengo idea”, dice Sunnet, una vecina norteamericana que pasea con el carrito de su bebé. “Hay bustos. Los vimos, son próceres, pero no próceres conocidos. Sinceramente, no nos interesa”, confiesan Melina Buzzolino y Guadalupe Ariagoitia, dos jóvenes, frente al ingreso del sector de los Poetas, en la intersección de la Avenida Iraola y Presidente Pedro Montt.
El desconocimiento generalizado acerca de la existencia del predio de 8 mil metros cuadrados es confirmado por la propia Comuna 14, a cargo su cuidado: “Por primera vez un periodista nos consulta sobre el Jardín de los Poetas. Sólo les interesa lo relativo al área premiada a nivel mundial donde cultivamos 93 especies de rosas”, asegura Martín Cantera, presidente de la Comuna, durante una recorrida por el lugar ubicado dentro del Rosedal, un paseo turístico compuesto por tres sectores, la Rosalea, el Patio Andaluz, y a pocos metro de éste último, el sitio de las esculturas, rodeando el patio principal.
Se celebra hoy el Día Mundial de la Poesía, y Argentina cuenta con su propio sitio dedicado a ella, donde se le rinden honores. Pero este oasis de silencio a metros de la Avenida del Libertador, es un lugar olvidado también por las actuales generaciones de escritores. “Por ahora nunca vimos a un poeta paseando por acá”, aseguran desde la comuna. En el pasado, Belisario Roldán con su poema “En el Rosedal”, y el propio Borges, en Fervor de Buenos Aires probablementesi lo hicieron. Así lo recuerda un proyecto de Ley de la Cámara de Diputados de La Nación donde se expresa “beneplácito” por el centenario del paseo inaugurado en 1914: “Fueron muchos los que se inspiraron para escribir sus versos en este bello Jardín de Palermo. Un refugio verde para la poesía donde entorno natural acompaña completando la metamorfosis de la palabra escrita y la manifestación escultórica”.
¿Pero a quiénes pertenecen las 28 esculturas emplazadas? A simple vista el listado parecería ser tan amplio como arbitrario: Gabriel García Márquez, Miguel de Cervantes, Alejandro Casona, Dante Alighieri, Giaccomo Leopardi, Olegario Víctor Andrade, Gibran Khalil Girban, Ramón Pérez de Ayala, Miguel Ángel Asturias, José Martí, Jorge Luis Borges, Rubén Darío, Miguel Hernández, Julián Aguirre, Rosalía de Castro, Paul-Francois Groussac, Fernán Félix de Amador, Rabindranath Tagore, Amado Nervo, Antonio Machado, Federico García Lorca, William Shakespeare, Taras Shevchenko, Alfonsina Storni, Schólem Aléijem, Benito Pérez Galdós, Alfonso Reyes, Enrique Larreta y Rafael Alberti.
Para el columnista y escritor Juan Martini, el predio representa “un canon diacrónico” del siglo pasado que se fue estableciendo de acuerdo a reconocimientos de época y a la cristalización definitiva en lugares centrales de algunas obras. “Las preguntas se multiplican rápidamente: ¿por qué no están Balzac o Flaubert? ¿Y Joyce? ¿O Faulkner? ¿Por qué está Alfonsina y no Gabriela Mistral? ¿Por qué Asturias y no Neruda? ¿Por qué Martí y no José Carlos Mariátegui?”, reflexiona el rosarino en el blog de la librería Eterna Cadencia.
Cupo completo
¿Y entonces cómo es que llega un busto hasta allí? Explica la comuna que a lo largo del tiempo, distintas colectividades del mundo fueron solicitando la instalación de esculturas de sus escritores consagrados. De todos modos es un procedimiento que tiene que ser analizado por la Legislatura porteña, quien dará el visto final para su colocación. Así fue como que desde que se instaló el primero, Olegario Andrade en 1924, hasta hoy, se sumaron esculturas de diversas épocas, estilos y nacionalidades.
Pero no todos los autores ocupan el mismo lugar en el espacio verde. Algunos parecen tener un sitio privilegiado dentro del Jardín donde la mayoría se agrupa en círculo alrededor de dos fuentes: Andrade, el escritor, periodista y político argentino de origen brasileño está solo, un tanto alejando del resto, sobre una plazoleta circular elevada; el conde italiano Giacomo Taldegardo Francesco Leopardi se ubica también solo, en otra plazoleta enrejada con coloridas rosas rodeándolo.
“Al ser los primeros poetas que llegaron a este lugar se los colocó a mayor distancia unos de otros”, explica Cantera. Sin embargo, los pedidos para emplazar nuevos bustos fueron aumentando con el correr del tiempo y, después de Andrade, y a lo largo de 10 años, se prohibió el ingreso de más literatos. “Se pensó que una mayor cantidad de esculturas iría en perjuicio del sentido principal del parque que era la revalorización de la naturaleza”, dice el comunero.
Después de ese lapso de veda se habilitó nuevamente la llegada de nuevas esculturas hasta que hace dos años las autoridades del parque le solicitaron a la Legislatura porteña frenar su entrada. “Cupo completo. Ya son demasiados, los canteros están ocupados. ¿Qué prevalece, lo verde, las rosas, o el monumento?”, se pregunta el comunero, al tiempo que explica que uno de los últimos admitido fue García Márquez, en el 2019, impulsado por una organización colombiana, el único cuyo busto incluye su propio escritorio.
En cuanto a la forma, el tamaño y el material de las obras, deben ser armónicas con el resto y por lo general son realizadas por los expertos del área Monumentos Y Obras de Arte de Palermo a pedido de las colectividades. Si bien a principio de siglo eran de mármol o bronce, muchas de ellas tuvieron que ser reemplazadas por copias en materiales símil bronce debido al vandalismo: Rubén Darío fue decapitado en el 2013 luego de que delincuentes saltaran por encima de las rejas del predio. Su cabeza fue arrojada al lago, pero luego fue rescata para hacer la copia.
Los horarios del Paseo son los mismos del Rosedal. Hasta el 21 de abril: Martes a domingo de 10 a 18, ingreso hasta las 17.
Fuente: Virginia Mejía, La Nación