«Empecé a salir con una chica que me encanta, que es muy pasional y activa y, en el sexo, muy abierta, lo que me fascina. Pero creo que está llegando a un extremo que no me está haciendo bien, y no sé si es cosa mía o debería decirle algo. Lo expresa todo, dice todo, tanto lo que le gusta como lo que no… Me habla de sus experiencias y me llegó a decir que debo aprender determinadas cosas porque no lo sé hacer demasiado bien, que ella tuvo más experiencia. Y creo que todo eso está empezando a afectar a mi seguridad y autoestima, así que por eso pido ayuda.»
En primer lugar debemos diferenciar la sinceridad del sincericidio; saber en qué consiste la primera y qué significa el segundo, porque actualmente se están confundiendo estos dos términos y mezclándose entre sí.
Ser sincero no significa expresar todo lo que se piensa, sin filtro, valorando sólo lo que uno siente y considera oportuno expresar. Eso es sincericidio, que consiste en decir todo aquello que uno quiera sin ningún tipo de tacto y sin valorar la utilidad de la información.
Al hablar de sexo, mejor usar el tono positivo. Foto Shutterstock.
Por el contrario, la sinceridad hace referencia a expresar aquello que sentimos y pensamos planteándonos antes si va a ser una información útil, positiva y/o necesaria para la otra persona o para nosotros.
De modo que toca empezar a cambiar y abandonar la expresión de «estoy siendo sincero, sé que duele, pero me gusta decir las cosas», porque cuando hacemos un sincericidio estamos siendo egoístas, lo único que estamos queriendo es «vomitar» esa información o descargar esos sentimientos sin plantearnos el peso que pueden tener para la otra persona o las repercusiones emocionales que puede tener.
Además, ahora se está poniendo de moda la idea de que en el sexo se tiene que expresar y hablar todo, que hay que decir las cosas. Pero no se habla de qué decir ni de cómo decirlo, y eso es lo más importante de todo.
Jorba aconseja pensar qué y cómo decirlo antes de hablar. Foto ilustrativa Shutterstock.
Las claves para expresarse en el terreno íntimo
Si queremos expresar algo en el terreno íntimo, lo primero es tener claro que debe plantearse en un tono positivo, que no puede haber un comentario negativo y que debería hacerse una sugerencia positiva. Si algo no conseguimos expresarlo en positivo, quizá no sea necesario decirlo.
Por otro lado, en ocasiones no hace falta expresar verbalmente lo que opinamos o sentimos. La comunicación es muy necesaria, por supuesto, pero hay muchas formas de comunicarse además de la verbal. En el sexo podemos guiar, podemos proponer, etcétera. Y quizás así la otra parte ya estará entendiendo el mensaje de que algo no gusta o de que preferimos otra cosa.
Otra idea importante a combatir es la de saber hacer o tener buen sexo o ser bueno en la cama. Ninguno de estos conceptos existe, porque nadie es bueno ni malo, sino que dependiendo de con quién se esté habrá una sensación u otra. Si encajamos en los gustos y en las prácticas con la otra persona, la sexualidad será maravillosa. Y si no, quizás esa vivencia no sea de las mejores, pero no significa que no se pueda trabajar ni provocar acoplamiento con la experiencia. Por lo tanto, «tenés mejorar X cosa o aprender X otra» son planteos que no deberían hacerse en el ámbito de la sexualidad.
Experiencias pasadas, el peor sincericidio. Foto ilustrativa Shutterstock.
El peor sincericidio: hablar de las experiencias previas
En todo caso, lo más negativo en torno al sincericidio es hablar de las experiencias previas. Por supuesto que podemos expresar lo que se ha vivido, nuestro pasado sexual, pero siempre de un modo general, trasladando la idea pero sin entrar en los detalles, valorando además si esa información es útil y válida o no. Y más si lo que estamos expresando es algo positivo del pasado que puede generar inseguridad o malestar en la pareja actual.
¿Cuál es el objetivo de hablar del pasado? ¿Qué se consigue con ello? Normalmente se pierden más cosas en el ahora de las que se ganan. A veces se hace para demostrar importancia, para «venderse» uno mismo. Pero la mejor manera de hacerlo es, simplemente, siendo uno mismo, trabajándose la propia autoestima y no buscando refuerzo en el pasado.
Por lo tanto, debemos aprender a filtrar la información, a valorar la utilidad de la misma, a saber si hace falta expresar algo o podemos orientarlo de otro modo. Y también ver si hace falta un tiempo de acoplamiento y de experiencia conjunta antes de llegar a conclusiones y de hablar de determinados aspectos, porque en ocasiones la práctica va proporcionando conocimiento y, con él, mayor placer y disfrute.
Por Núria Jorba, sex coach, sexóloga clínica, terapeuta de parejas, para La Vanguardia.
Fuente: Clarín