Ni este 2020 tan particular pudo doblegar ese espíritu que siempre asoma por su hogar en esta época del año, con los preparativos a full desde días antes de la gran cena de Navidad, ultimando los detalles de lo que siempre fue sinónimo de una mesa poblada en la que convergían varios miembros de la familia ampliada. Pero esta vez será distinto: la mesa larga, para 10 y hasta 12 personas más apretadas, se reducirá a la mitad. En su cabeza, Gabriela imagina una Navidad diferente, marcada por microfestejos primero con sus tres hijos, su marido su mamá y su hermana, y luego con su familia política, con la que brindarán el 25.
«A diferencia de otros años, este será un festejo con un núcleo reducido. Mi mamá es mayor, mis suegros también, y queremos cuidarlos. Yo soy muy anfitriona, me gusta recibir gente en casa, grupos grandes, pero la realidad es que a pesar de que armo la mesa en la galería, al aire libre y con distanciamiento, es mejor que seamos pocos», plantea Gabriela, siguiendo las pautas que todos los especialistas recomiendan para celebrar las Fiestas tan atípicas como el año que termina. A pesar de que los casos en el AMBA están en descenso, la recomendación de cara a las celebraciones es no relajarse y tomar todas las precauciones posibles en torno al contagio: no más de 10 personas, uso de tapabocas, distanciamiento y reuniones al aire libre. Tres recomendaciones que apuntan a la misma dirección: festejar con responsabilidad.
El médico infectólogo Lautaro de Vedia, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), asegura que pasar las Fiestas en familia es «un premio» por todo lo que atravesamos estos meses. Años anteriores solía juntar 35 personas cada Navidad, con nueve hermanos por su lado y seis de su mujer, más los sobrinos, pero este año intentará reducir ese gran número.
«Me parece genial juntarse, fue un año durísimo para todos y necesitamos del afecto de encontrarnos. No se puede vivir en encierro permanente, más ahora que los casos han disminuido tanto. Mientras se haga de forma responsable, siguiendo tres o cuatro pautas que conocemos, me parece muy bien», afirma el especialista y enseguida repasa los puntos clave a la hora de cuidarse: cantidad de personas, uso de barbijo, distanciamiento social, lavado de manos y ambientes al aire libre o ventilados.
«No existe una única medida, es un conjunto de cosas. Por empezar, tener en cuenta el número de invitados que tendrá que estar en relación al espacio disponible: en un departamento de un ambiente, no más de 4, si se dispone de una casa más amplia, podrán ser más. El tema es que no estemos apretados, que haya espacio para la distancia social -plantea-. Es importante también el uso de tapaboca cuando no se está comiendo o estamos esperando la cena. También marcar los vasos y copas con nombre o color. Y lo ideal es poder estar al aire libre, pero en muchos casos eso no es factible y entonces hay que tener los ambientes bien ventilados. El aire acondicionado está permitido siempre que haya una ventana semiabierta que renueve el aire que circula. Por suerte estamos en verano y eso es una ventaja en relación a Europa o Estados Unidos».
Respecto del momento del brindis, si es posible abrazar o besar a un familiar, el médico infectólogo sostuvo que lo mejor es hacer «lo que dicte el corazón»: «Si querés abrazar a alguien, adelante. En estos momentos hay que hacer lo que uno sienta. Yo diría que se puede abrazar sin exagerar», plantea.
¿Mesa larga o mesitas?
La imagen de la gran mesa larga en la que todos se sientan para compartir la cena de Navidad o Año Nuevo esta vez sufrirá algunos cambios. En el caso de Gabriela, la mesa que tiene en la galería con vista a la laguna lucirá distinta: con espacios entre medio para facilitar el distanciamiento. La idea es que estén sentados todos juntos, pero separados. El menú es lo único que se mantendrá inalterable, o en todo lo que no cambiará es su esencia saludable: «Siempre preparo algo sano y rico sin gluten, lácteos ni azúcares refinados para las Fiestas. Este año tal vez haga una lasagna raw vegetariana con pancitos de salmón y dips de mayonesa de palta o paté de castañas de cajú y de postre un ananá con salsa agridulce, una mousse de cacao y palta o helado casero de banana. También se puede hacer alguna espuma de frutos rojos. A la hora del café, la típica garrapiñada se puede reemplazar por una de maní y azúcar mascabo. Puede cambiar la cantidad de gente que viene a celebrar, las formas, pero el menú es siempre así. Desde hace 9 años cambié mi alimentación y a todos los que vienen a casa les cocino sano y rico», dice Gabriela, que comparte muchas de estas cosas en su IG @wellness_mentoring
Paula Rapagnani, joyera que desciende de una tradicional familia de relojeros, buscará sectorizar por grupos. El plan para estas Fiestas es aprovechar la amplitud de la galería de su casa del barrio cerrado de San Rafael, en Tigre, para armar diferentes espacios destinados a distintos grupos de invitados: «Vamos a festejar solo con mi familia cercana, que son mi marido y mis dos hijos, mis padres y mis hermanas con mis sobrinos y cuñados. Seremos unos quince en total -cuenta-. Por eso la idea es hacer varios sectores al aire libre para mayor seguridad: yo tengo padres grandes y vamos a hacer como lo venimos haciendo desde que empezamos a vernos. Adentro, en la mesa del comedor, van a estar los niños y los grandes estaremos afuera en distintos sectores: en la mesa principal para que estén más cómodos se sentarán mis padres conmigo y mi marido y para los demás habrá pequeños livings. Incluso hay una barra para los que quieran estar ahí -describe-. Antes nos juntábamos muchos más, pero ahora decidimos dividirnos y el 31 pasarlo con la familia de mi marido en Carlos Keen, así no somos tantos. La idea es no mezclar porque en las dos familias hay gente grande y queremos cuidarlos, no tirar en una noche todos los sacrificios que hicimos en el año», cuenta Paula.
Parte de la deco navideña será obra de la joyería familiar (@las rapagnani) que tiene con sus hermanas en Flores, ya que a partir de esta año empezó a hacer joyería para la casa, como identificadores artesanales de bronce para vasos y copas. «Siempre hicimos joyería tradicional con una vuelta de diseño, pero este año también empezamos una línea para el hogar, en la que los identificadores de vajilla son los más pedidos por todo lo que está pasando. No solo le aportan onda a la mesa, sino que además, hoy por hoy, son muy necesarios para brindar tranquilidad, que cada uno sepa cuál es su copa o vaso para evitar equivocaciones».
Considerada por sus amigos y familiares una gran anfitriona, Paula asegura que tener gente en su casa es lo que más le gusta: «Yo soy de recibir mucho y agasajar al que viene a casa. Me gusta decorar la mesa, poner flores silvestres, armar todo en función de los que vienen. Este año vamos a ser menos y creo que en un punto eso está bueno porque terminás pasando estas fechas con los que realmente querés. En otras Fiestas tal vez recibís gente que ni conocés, y por eso creo que lo positivo de estos festejos más íntimos es que vamos a estar los que tenemos que estar».
Por su parte, Carolina Schworer decidió que este año la Navidad será un festejo súper íntimo con su hija de 9 años y sus padres, si quieren sumarse. «Siempre fui de organizar o ir a fiestas de mucha gente. Tengo mucha familia, somos un montón y nos gusta juntarnos todos. Pero este año mi plan es pasarla con mi hija y mi mamá y papá. Quiero estar con ellos. Haremos algo sencillo en el balcón de mi casa. Tengo dos: uno más grande y otro mas chiquito, súper íntimo en el que celebré mis 40 solo con mi hija de 9 años. Para mi cumpleaños que fue en abril tenía planeada una superfiesta y al final tuve que cancelarla. Y me di cuenta de que fue un festejo re lindo, las dos solas en el balcón», cuenta Carolina, que es actriz y maquilladora (@_caro_makeup), dos de los rubros más castigados por la pandemia.
A pesar de que fue un año muy duro, ella no quiere dejar de festejar: «Seguramente será la última Navidad en la que mi hija crea en Papá Noel y quiero que sea especial para ella. Será rara en muchos sentidos, pero hay que buscarle el lado positivo. Para mí que sea un festejo íntimo está bueno, es distinta. Ya volverán los tiempos de navidades multitudinarias. Hoy elijo esto», reflexiona Carolina, que como buena maquilladora está lookeando los balcones para la temporada alta de verano y de Fiestas. «Le estoy metiendo onda. Compré una barra rebatible y un par de cosas más para convertirlo en un espacio lindo para estar ahí. Este año cambió todo, incluso hasta el menú porque no podés hacer algo en el que todos metan el tenedor o la cuchara. Personalmente, no soy de planificar mucho, hay cosas que veré más cerca de la fecha».
Sin lugar para los ofendidos
Más allá de las restricciones que puedan surgir por el virus, hay varias ventajas que los especialistas resaltan de la situación como puede ser bajar las presiones y conflictos típicos de estas fechas. Para Susana Kuras Mauer, psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA), «paradójicamente, la excusa Covid nos resta presión de invitar a quien no queremos o salir a comprar 18 regalos distintos. Fiestas como Navidad y Año Nuevo con frecuencia se padecen más de lo que se disfrutan. En estas celebraciones, la alegría queda con frecuencia aplastada por expectativas insatisfechas, presiones familiares y tironeos irresolubles. Surgen los recelos, las tensiones, ciertas incomodidades y hasta incompatibilidades que hacen de las fiestas una fuente de conflictos. En la lista de ofendidos siempre hay alguien que se anota», resume.
Sin duda, esta situación atípica obliga a repensar varias cuestiones y a adoptar otro tipo de posturas. «La pandemia nos desafía a optar por modos creativos e innovadores de festejar que no subvierten el sentido de la festividad. La complejidad que supone una Navidad en pandemia nos ofrece a la vez un regalo: la posibilidad de renovar, inaugurar otros tipo de festejos -sostiene Kuras Mauer-. De esa búsqueda surgirán variantes novedosas de celebración que también es importante legitimar. Confiemos que serán genuinas, ágiles, frescas. Estas fiestas van a privilegiar el encuentro de afectos cercanos en un clima de intimidad, buscando sobre todo vivir un buen momento».
Fuente: Laura Reina, La Nación