La ecuación es simple y hasta lógica. Después de un año que se sintió largo, larguísimo, que se estiró como un chicle puertas adentro de casa, se necesitan vacaciones más extensas de las habituales. Quizás para olvidarse un poco de la cuarentena, quizás para compensar el encierro y las escapadas que no se pudieron hacer durante los fines de semana largos. Lo cierto es que para este verano se espera que se revierta la tendencia que dominó en las temporadas anteriores. Durante los últimos años predominaron los viajes cortos, de una semana, a veces incluso de unos pocos días, pero para el período estival que se aproxima, se volverá a las antiguas y olvidadas vacaciones largas. Esas que en algunos casos hasta implican desenchufar la heladera, tapar los muebles y llevarle las plantas a una vecina.
«Tenemos que compensar todas las escapadas y las vacaciones de invierno que no hicimos, así que planeamos estar fuera de casa un mes y medio como mínimo. Estuve muy encerrada, trabajando mucho todos estos meses, lejos de mi familia, tengo la necesidad de irme, de desquitarme», afirma Florencia Ducós, de 52 años, docente formadora de asesores de imagen. Cada fin de semana largo ella solía viajar a Pigüé, en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde nació y donde todavía viven hermanos y sobrinos, a los que no ve desde el verano pasado.
Así que para las próximas vacaciones se irá la familia completa, que suma más de 20 integrantes, a unas cabañas en un pueblo cercano a Trevelin, en Chubut, y luego se quedará en Pigüé, en la casa que era de sus padres. La idea es trabajar desde allá; ya está acostumbrada al trabajo a distancia porque los cursos los dicta de manera online. Sus habituales vacaciones de 15 días en Punta del Este quedaron truncas con la confirmación de que Uruguay mantendrá las fronteras cerradas y no recibirá turistas para evitar un brote de coronavirus, pero está feliz con su plan familiar, la posibilidad de recuperar el tiempo que estuvo alejada de los suyos y de poder animarse a dejar su casa mucho más tiempo.
La familia Russo alquiló en Mar del Plata desde septiembre; luego irán a Cariló, donde tienen casa propia Fuente: LA NACION
Agencias de viaje, inmobiliarias y hoteleros dan cuenta de esta nueva tendencia de vacaciones más largas y en muchos casos, compartidas con familia y amigos y con la posibilidad de trabajar de manera remota. «Uno de los cambios que observamos es que han disminuido los viajes individuales y se duplicaron los viajes de tres o más personas, especialmente para los meses de enero y febrero. La vuelta a veranear en familia está aumentando de manera considerable, seguramente debido a la necesidad de reconectarse con los afectos, luego de un año donde los encuentros familiares no han sido fáciles», cuenta Paula Cristi, gerente general de Despegar para Argentina y Uruguay.
Además, agrega que la estadía promedio en turismo nacional desde que se lanzó el plan PreViaje, que ofrece el reintegro del 50% para los viajes nacionales que se realicen durante el año próximo, dinero que se podrá utilizar en otras salidas, es mayor a la del año pasado: «Para el próximo verano observamos que el promedio será de entre 7 y 15 días de viaje, más que la media del año pasado».
Alquileres reloaded
A las ganas de escaparse de casa por más tiempo, se suma un requerimiento extra en un verano atípico. Las propiedades que se dan en alquiler, especialmente en la costa, por protocolo, necesitan más tiempo para una limpieza profunda, por lo que se establecieron estadías con días mínimos, que propician las vacaciones más extensas. «Las reservas de departamentos por 3 o 4 días eran de lo más común en las temporadas pasadas, pero para este verano el mínimo es de 7 días y con un día libre para limpiar. Alquilar por menos días sería imposible, no da el tiempo. Hay que limpiar todo, de la vajilla completa al control remoto y los picaportes, según nuestro protocolo que es muy fuerte», explica Miguel Ángel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros de Mar del Plata.
Las casas y chalets, por las que antes se hacían contratos por una semana, ahora por menos de 15 días no las alquilan. Donsini, de larga trayectoria en el rubro inmobiliario, asegura que será una temporada diferente: «Estamos viendo que la gente va a hacer más largas las vacaciones. El que venía por 7 días va a venir 15 y el que venía por 15, lo hará por un mes. Muchos dueños van a aprovechar a quedarse toda la temporada y no poner en alquiler sus propiedades. De esa manera también se evita una rotación tan grande», anticipa.
Lucio Vera Tapia, de la inmobiliaria que lleva su nombre en Pinamar, coincide en que por menos de 15 días no se alquila una casa, especialmente por los tiempos más largos de limpieza: «Ya se alquilaron muchas casas. Desde que se confirmó la posibilidad de viajar comenzaron las consultas y reservas. Pero al tener que dejar la casa vacía para limpieza general más tiempo que el habitual, sería imposible contratos por menos de una quincena».
Además de la necesidad de cambiar de aire, de salir, de recuperar de alguna manera las salidas y los viajes que no se pudieron realizar durante la cuarentena, este verano se da una condición especial: la mayoría de las empresas sigue manteniendo el home office para sus empleados. Con esta posibilidad, son muchos los que sumarán en el equipaje la computadora para seguir trabajando, pero desde otro lugar. Un mix saludable, que alternará días de descanso con jornadas laborales en un ámbito diferente al hogar. Una reciente encuesta de Adecco Argentina, empresa especializada en recursos humanos, da cuenta que el 59% de las personas consultadas preferiría trabajar desde un lugar que no sea su hogar: el 22% elegiría un destino de playa; 12% la montaña; 7% el campo y 18% cualquier lado que no sea su casa.
Patricia Gabriel y su familia necesitan despejarse. Aunque tienen una casa confortable, con jardín y pileta en Tigre, quieren dejar ese paisaje que se repitió una y mil veces durante la cuarentena, con todos los integrantes adentro a tiempo completo. Por eso tomaron la decisión y alquilaron una casa en Costa Esmeralda durante todo enero. A partir del 1° de diciembre quedará habilitada la posibilidad de viajar con fines turísticos por la provincia de Buenos Aires sin necesidad de test ni cuarentena (es obligatorio gestionar el Certificado Único Habilitante para Circulación), así que sus planes se podrán concretar sin inconvenientes. «Siempre nos vamos 15 días, pero este año necesitamos cambiar de aire y alargar las vacaciones. Así que tomamos la decisión de irnos un mes, sea como sea, algo que nunca habíamos hecho. Una quincena vamos a descansar y la otra vamos a teletrabajar, tanto mi marido, que es empleado en relación de dependencia, como yo. Allá es diferente, una vida más relajada, aunque haya que trabajar», cuenta Patricia, que tiene 45 años, es cocinera especialista en elaboraciones libre de gluten y publica recetas en su cuenta de Instagram @patosingluten.
A la hora de elegir la casa, además de buscar comodidad y precio, una de las condiciones para alquilar fue que tenga buen servicio de Internet, fundamental para poder conectarse, y un espacio para que su marido tenga cierta tranquilidad, alejado de su hijo de 16 años y algunos amigos que planea invitar. «Nos costó encontrar una casa con wifi, que era prioridad, porque sin eso no podíamos irnos un mes». El tema económico también era un condicionante por eso resolvieron alquilar su propia casa para poder costear las vacaciones: «Mi hermana que trabaja en una inmobiliaria nos comentó que casas como la mía, en un barrio cerrado y con pileta son muy buscadas para el verano, así que nos ayudó a alquilarla», agrega.
Pisar la playa
Quedarse la temporada completa afuera, este año, suena como una idea sensata. Especialmente para los que tienen una segunda residencia a orillas del mar o en las sierras. Precisamente este fue el plan de la familia Russo que ya hace un tiempo se instaló en una casa alquilada en Mar del Plata para sobrellevar mejor la cuarentena y cambiar el habitual paisaje urbano de Villa Luzuriaga, donde residen. El resto de la temporada lo pasarán en Cariló, donde tienen casa, pero está en plena refacción. «Elegimos estar frente al mar, como llegamos fuera de temporada la casa estaba en un muy buen precio», cuenta Lorena Castro, que con su esposo Franco, y sus hijos adolescentes Juan Pablo y Lourdes se instalaron en septiembre en una propiedad con patio que se corta en el médano, allí donde justo tienen bajada directa a la playa. «Entendimos que era un buen momento para invertir en la casa y ya instalarnos aquí desde temprano», explica Franco, que continúa con su trabajo a distancia y seguirá así durante el verano, en Cariló en su casa renovada. Los chicos también asisten por Zoom a sus clases escolares y de otras actividades, como el entrenamiento de Juan Pablo que juega al fútbol en las inferiores de Deportivo Morón.
Charly Besse, por su parte, ya comenzó con los preparativos para instalarse con su mujer y su hija de un año durante toda la temporada en la casa que sus suegros tienen en Pinamar. Con más comodidad que en su departamento de Palermo, Charly seguirá trabajando con el murmullo del mar a pocos metros. «En junio cerré la oficina, porque no tenía sentido mantenerla. Pudimos adaptarnos muy bien a trabajar de manera remota y vamos a seguir así, todos desde sus casas, así que preferimos irnos a la costa durante el verano. Incluso voy a tener más espacio, hasta puedo armarme una oficina y mi hija va a tener más lugar para jugar, más libertad que en un departamento», cuenta Charly, de 35 años, dueño de una agencia de Marketing. El verano en la costa también lo compartirán con familia y amigos: «Pensamos invitar familia y amigos para que vengan unos días, tenemos lugar para recibirlos. E incluso, si el tiempo acompaña, nos podemos quedar unos días más en marzo, no tenemos problemas porque mi hija todavía no va al jardín».
La tendencia de instalarse en las casas de verano durante toda la temporada se repetirá en todos los partidos: «A partir del 1° de noviembre, cuando se habilitó esta posibilidad, comenzaron a llegar muchos propietarios no residentes a Villa Gesell. Muchas de esas familias que tienen su segunda residencia acá tienen pensado quedarse directamente hasta marzo, y van a hacer teletrabajo desde su propiedad. Se quieren instalar en un lugar más tranquilo que el AMBA, por eso ya vemos que la temporada se va a adelantar, que va a haber mucho movimiento en diciembre y esperamos que se extienda en marzo también», cuenta Emiliano Felice, secretario de Turismo de Villa Gesell En esa línea, Marcela Melián Lafinur, que se dedica al negocio inmobiliario, decidió irse todo el verano. Vivía en Buenos Aires, había vendido su propiedad y buscaba donde instalarse. Así asomó Cariló como una opción que la sedujo: «Necesitaba un lugar donde también pudiera estar Rocco y nada mejor que esta casa, en el bosque», cuenta sobre esta mudanza con su perro, un mastín napolitano, que ahora disfruta de parque y aire libre. La mudanza es algo más que un escape de Buenos Aires. El verano le servirá como un ensayo para probar y quizás, si todo marcha bien, quedarse a vivir en la costa. Mientras tanto, seguirá desarrollando su trabajo en el bosque y con mejor calidad de vida, en compañía de sus hijos que vinieron desde Barcelona. «Cariló fue una opción mágica. Desde aquí, con conectividad, se puede trabajar muy bien, es un lugar donde hay mucho por hacer»
Fuente: La Nación, con la colaboración de Darío Palavecino