Netflix lo hizo de nuevo. Esta vez, con su más reciente serie Gambito de dama logró cosechar elogios varios y ponerse en boca de todos. Y es que llevar una disciplina milenaria como el ajedrez a la pantalla era realmente un desafío. Sin embargo, les salió bien. Buena jugada.
Las felicitaciones al gigante del streaming llegaron desde varios lugares. Por un lado, estuvo el público que, en mayor o menor cercanía al mundo ajedrecístico, elogiaron el producto final, pero también estuvieron los especialistas en el juego que destacaron la naturalidad de las partidas y celebraban cada referencia histórica que se mencionaba con el correr de los capítulos.
Pero, claro, por más excelente que sea la producción final, siempre habrá alguien que no se sienta plenamente identificado con el resultado o incluso que quiera remarcar algunos puntos flojos. Y, claro, en Gambito de dama hay varios expertos que lo han hecho.
Sin embargo, antes de llegar hasta ese punto, hay que hacer una pequeña pausa. Una pausa que tiene como protagonista al ex campeón mundial Garry Kasparov y al entrenador en ajedrez Bruce Pandolfini, con gran prestigio en Nueva York.
Beth Harmon, encarnada por Anya-Taylor Joy en «Gambito de Dama».
Fueron ellos los máximos referentes a los cuales Netflix acudió como consultores para hacer que Gambito de dama sea una representación perfecta en la vida de un ajedrecista. Al empeño de los realizadores y la ayuda de los especialistas se sumó el compromiso de Anya Taylor-Joy (nuestra Beth Harmon en la serie) y el resto del elenco para cada escena. La simbiosis entre todos estos factores da un resultado más que satisfactorio.
Por otra parte, el hecho de que el personaje de Beth Harmon sea ficticio (aunque inspirado en ajedrecistas reales) le da cierta ventaja a la hora de evitar errores biográficos. Pero, como marcábamos antes, no para todos es perfecto.
Gambito de dama: triunfar en un mundo machista
Si tuviéramos que imaginar la vida de Harmon en una ajedrecista real, muchos podrían asociarla con Judit Polgar. Ella es la única mujer que compitió con hombres de igual a igual en los tableros logrando quedar entre los diez mejores del mundo e incluso derrotar a Kasparov en 2002, cuando ocupó el puesto número 1.
Además, superó el récord de Bobby Fischer al obtener el título de gran maestro a los 15 años, una edad incluso menor a la de Beth en la ficción.
Es por eso que la opinión de Polgar es clave para analizar cómo se desenvuelve la protagonista dentro de una disciplina integrada mayormente por hombres. “Fueron demasiado amables con ella”, criticó la jugadora húngara, quien reveló que continuamente era hostigada por sus pares masculinos, con comentarios despectivos sobre su habilidad y bromas hirientes que ellos creían divertidas.
“Hubo rivales que se negaron a darme la mano, incluso uno se golpeó la cabeza con el tablero después de perder”, recordó en una entrevista con The New York Times. Pese a todo, Polgar destacó que la serie tiene una actuación increíble y que verla le generó una suerte de “déjà vu”.
Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) frente a Vasily Borgov (Marcin Dorocinski) en Gambito de dama. Foto: Phil Bray/Netflix
Gambito de dama: diferenciando la realidad de la ficción
Otra de las críticas más rigurosas llegó de la mano del experto en ajedrez Dylan Loeb McClain, quien, en un editorial para The New York Times, explicó los errores en cuanto a la velocidad de los movimientos en los torneos.
Sobre ese punto, destacó la escena donde un director de torneos le explica a Beth que cada jugador tiene dos horas para hacer 40 movimientos. Sin embargo, a la hora de representar cada partida, Beth y sus diferentes rivales lo hacen con apenas segundos de diferencia. Pese a que esto difiere de la realidad, el mismo McClain reconoce que seguramente tuvo que realizarse así para poder mantener el ritmo y la duración del capítulo.
Gambito de dama, los expertos marcaron las diferencias de la realidad con lo que se muestra en la ficción.
Otro punto distante son los diálogos entre los rivales en pleno torneo. En la serie, por momentos, los jugadores mantienen algunas charlas con sus rivales en pleno juego, algo que, según detalla el experto, está prohibido. “Es mala educación deportiva y va en contra de las reglas”, asegura.
Al listado de los detalles marcados por los conocedores del mundo del ajedrez también se suman la cantidad de veces que piden tabla en los torneos, o como “la tribuna” comenta en voz alta sobre las jugadas en plena partida e incluso se quejan de los supuestos efectos positivos de las drogas a la hora de planificar el juego.
Sobre este último punto, el periodista español y profesor de ajedrez Leontxo García criticó la caracterización de la protagonista por contribuir al estereotipo típico del ajedrecista. «La gran mayoría de los ajedrecistas no son locos ni adictos a sustancias«, expresó y destacó que «es rarísimo que un escritor o guionista recurra al ajedrez sin asociarlo con locos de toda índole o desequilibrados o individuos más anómalos que un perro verde, como si ajedrecista y persona normal fueran antónimos.»
Gambito de dama. Netflix.
Gambito de dama: el «error» matemático del que se percataron en las redes
Con el furor de la serie, los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar y, allí también, hubo varios que intentaron encontrar algunas equivocaciones.
Entre ellos, hubo un tuit que se hizo viral por un supuesto error matemático que puede verse en el primer capítulo, cuando, en plena clase de matemáticas, la profesora de Beth escribe en el pizarrón la tabla del 5. La cámara enfoca el texto por unos segundos y allí puede verse: “5 x 3 = 18”.
Claro que ver esta escena sin el contexto puede hacernos creer que efectivamente hubo un error de alguien que no sabía multiplicar correctamente, pero no fue así.
El falso «error» matemático en el primer capítulo de Gambito de dama
Lo que nos muestra la trama es que Harmon visita a escondidas al Señor Shaibel, el conserje del Hogar de Niñas Methuen, con la excusa de ir a sacudir los borradores de tiza. Es por eso que la maestra, al percatarse del error que escribió, busca a la pequeña para que se los entregue y descubre que no está presente. Es decir que lo que ocurre en la escena no es un descuido como varios creyeron.
Errores más, errores menos, lo cierto es que Gambito de dama logra realmente llevar el ajedrez a la pantalla de una manera efectiva, cuidando al máximo los detalles y despertando el interés incluso en aquellos que no son amantes del juego. Esta vez Netflix hizo una buena movida y puede decir: «Jaque mate».
Fuente: Clarín