Hamilton es la película que todo el mundo aplaude, aclama y ovaciona, y con razón. El fenómeno del streaming del año.
Para aquellos que dicen que nunca vieron a Alexander Hamilton, es el rostro, la figura que aparece en el anverso del billete de diez dólares. Fue el primer Secretario del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y Hamilton, la película, es algo más que la filmación de la obra musical que fue candidata a 16 premios Tony (récord) y ganó nada menos que 11, incluyendo mejor musical.
Lin-Manuel Miranda, autor de las letras, la música y el libro del musical, a ritmo de rap. FOTO: DISNEY
Pero, tal vez, lo más llamativo de Hamilton es que a muchos que han dicho que no les gusta el género, quedan fascinados tras ver las dos horas cuarenta que dura la obra o la película.
Porque, como dijimos, es una filmación de la obra en Broadway, en el teatro Richard Rodgers en junio de 2016. Pero no es una simple grabación. El mismo puestista de la obra, Thomas Kail, se encargó de la dirección de cámaras, de seleccionar con qué plano graficar mejor los movimientos en escena –recordemos que las cámaras solamente registran lo que sucede en el proscenio-, cómo retratar a los personajes.
Histórico. Lin-Manuel Miranda se dirige al público tras la noche de estreno oficial en Broadway, el 6 de agosto de 2015. FOTO: REUTERS
Ver en detalle un musical en el que, por momentos, son varios los personajes que cantan al unísono implica una selección. Se aprecia algo, pero no el todo. Y qué mejor, entonces que sea la mirada y la elección de quien montó la obra.
Hamilton fue un joven huérfano, nacido en una isla caribeña, pero ¿cómo hizo este hijo de una prostituta y un escocés para convertirse en la mano derecha de George Washington en la Revolución de la Independencia? Hamilton representó el Sueño americano para los inmigrantes, y el hecho de que el elenco reúna a muchos actores, cantantes y bailarines de ascendencia hispana o asiática, y afroamericanos, no hace más que reflejarlo. Y, además, parece llegar en el momento oportuno y adecuado.
Alexander Hamilton fue uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. FOTO: DISNEY
Pero los valores de Hamilton exceden la anécdota o el tiempo que a uno le toque vivir. Es un verdadero clásico, porque cuenta una vida, con los dobleces y amoríos de cualquiera, y pinta el nacimiento de una nación que se forjó con coraje, seguramente, pero también con falsedades e hipocresías.
Otro aspecto atrayente, inusitado y provocativo ya proviene del original. Es que la obra pertenece al universo del hip-hop. La partitura incluye jazz y blues, sí, pero también se rapea. El uso de las rimas vocales le confiere a la historia de los llamados padres fundadores de los Estados Unidos un toque actual, por más que las acciones transcurran mayormente en la segunda mitad del siglo XVIII.
Miranda tiene cuarenta años. FOTO: AP
La producción utilizó durante los tres días que se rodó nueve cámaras, y luego editó este maravilloso espectáculo, y así nos garantiza el mejor lugar, la butaca preferencial para apreciar la obra. Y sentir que estamos entre los actores, sintiendo esa emoción, por más que la experiencia del teatro en vivo no sea la misma.
Imposible elegir una canción de las más de 40 de la obra. ¿Alexander Hamilton, o Non-Stop, las que abren y cierran el primer acto? ¿That Would be Enough, Satisfied o The Room Where It Happens? El placer de escucharlas se duplica con el de admirar los movimientos, el despliegue escénico, el vestuario, las coreografías.
Lo dicho, Hamilton sobrepasa prejuicios, gustos musicales y toda frontera que le hayan querido imponer. Es y será un clásico.
«Hamilton»
Excelente
Drama musical. EE.UU., 2020. 160’, SAM 13. De: Thomas Kail. Con: Lin-Manuel Miranda, Phillipa Soo, Leslie Odom Jr. Disponible en: Disney+, a partir del martes 17 de noviembre.
Fuente: Clarín