Con una nueva exposición permanente, una muestra temporaria internacional y el estreno de una obra en la explanada, el Malba se sumó a la saga de reapertura de museos autorizada hace una semana en la ciudad de Buenos Aires: ya se puede visitar con entrada gratuita por una semana, turnos previos onliney protocolo Covid de rigor. Tras casi ocho meses cerrado, además, presentó una videoperformance que festeja que es posible volver a ponerle el cuerpo al arte.
Entre los visitantes hubo una figura estelar: Marta Minujín, que se subió encantada al subibaja que es ahora la atracción del museo, obra de Pedro Reyes, Leverage. Después pasó a ver la muestra donde se exhibe su serie de fotos Pago de la deuda externa argentina a Andy Warhol. «Me parece fantástico que hayan abierto los museos, sobre todo este, que es como mi casa. Estoy contenta con esta curadora, que es fuerte, furor, amor, todo. El arte pone bien. Esta obra mía no se había expuesto desde hace años», dijo la artista con referencia a Gabriela Rangel, directora de Malba desde septiembre de 2019.
Los primeros en ingresar también compartieron la alegría: Ailen Saavedra y Manuel Becerra, docentes de literatura e historia, respectivamente. «Me había quedado con muchas ganas de ver la muestra de Remedios Varo y apenas se pudo, entré a reservar entrada. Esta es una de mis primeras salidas», dijo Saavedra, que llegó desde Villa del Parque en una de las pausas que encontró entre sus clases por zoom en un colegio secundario. En la fila había también amantes del arte como la vicedirectora de una escuela de la ciudad, Adriana Mumeli. «Aprovecho mi horario de almuerzo para nutrirme y trasmitir cultura y conocimiento a las maestras», dijo.
En el auditorio se proyecta la performance Proxémica, encargada por el museo para volver a poner pie en sus propias salas. Las bailarinas Margarita Molfino y Alina Marinelli, en vuelo rasante sobre el piso, pegan y despegan cintas y acarician las líneas que son huellas de la pandemia: dibujan con su danza el sendero que de aquí en más es obligatorio seguir para circular en tiempos de ASPO. El sentido del recorrido está marcado en el piso, y los carteles señalan aforos, barbijos y otras medidas de higiene. «Pasaron casi nueve meses desde que cerramos. Este fue el primer museo que cerró. Es muy emocional. Abrir significa que tenemos un espacio simbólico y de trabajo tan válido como otros. Y además, una ciudad sin museos no existe. Pienso que le va a hacer muy bien a los porteños», dice Rangel.
La novedad mayor es la exposición Latinoamérica al sur del Sur. Esta nueva puesta de la Colección Malba, organizada por la directora junto con las curadoras Florencia Malbrán y Verónica Rossi, muestra en orden cronológico el acervo del museo en torno de once núcleos que ponen el foco en temas clave de la historia del arte latinoamericano del siglo XX, como la preservación del medio ambiente, la participación de las mujeres, los derechos de las minorías étnicas y sexuales y la apropiación del legado cultural en la construcción de la memoria de una nación. También hay espacios dedicados a maestros como Xul Solar y Antonio Berni.
Las obras de artistas como Tarsila do Amaral, Emiliano Di Cavalcanti, Lygia Clark, Rafael Barradas, León Ferrari, Raquel Forner, Joaquín Torres García, Luchita Hurtado, Frida Kahlo, Hélio Oiticica, Amelia Peláez, Emilio Pettoruti, Diego Rivera, Wifredo Lam, Marisol y Maria Martins, entre otros, dialogan con obra contemporánea, que en su mayoría pertenece a mujeres: Graciela Hasper, Adriana Bustos, Rosana Schoijett o Fernanda Laguna, entre otras. Es un relato situado, que se escribe desde la Argentina. También son constantes los agregados de documentación y bibliografías en vitrinas.
«La piedra angular de esa idea es Torres García, que fue quien acuñó nuestro norte es el sur. Torres García vio los huacos en París. Ha pasado mucho tiempo y no podemos seguir mirando el sur desde el norte. El sur tiene sus propias maneras de mirar y construcciones de la memoria, de la historia y de la mirada», sigue Rangel. Entre las estrellas de la colección, que están todas, hay novedades que son las nuevas adquisiciones, como el Laberinto de Jerusalén de Mathias Goeritz, y obras de Magalí Lara y Maris Bustamante. No hay una sala dedicada al feminismo: «El feminismo está integrado a un discurso histórico, es parte orgánica, no está segregado en una sala aparte. También está integrada la discusión con la etnografía y la antropología, y otra visión de la alteridad menos dogmática. No separar ideológicamente, sino integrar planteándose problemas, que a veces no tienen solución», explica Rangel.
Directo a Remedios Varo
Otra gran noticia es que continúa Constelaciones de Remedios Varo hasta el 15 de febrero de 2021. Estuvo abierta solo una semana antes del cierre temporario del museo. Figura central del surrealismo y del arte fantástico latinoamericano, es la primera muestra dedicada a la artista que se realiza en Argentina. Son obras de entre 1938 y 1963, en su mayoría realizadas durante el exilio de la artista en México, a partir de 1942. Se exhiben 35 pinturas, 11 dibujos y 60 bocetos, además de cuadernos de notas, dibujos, cuentos fantásticos, cartas con como Leonora Carrington y Octavio Paz, entre otros, fotografías y objetos personales. En su pintura hay sueños, animales, plantas, magia, música y astrología, entre muchas otras cosas, y verlas por fin cuerpo a cuerpo es una experiencia vibrante. El preciosismo de su trazo y pinceladas no se aprecia en la pantalla. El público fue directo ahí: el aforo estaba al tope, ni bien se pudo volver a entrar.
Lo lúdico, el movimiento, la alegría se condensan en una obra que no puede ser más oportuna para salir del encierro. Leverage (Apalancamiento), de Pedro Reyes (1972, Ciudad de México), invita a jugar a un subibaja en la explanada y divertirse como chicos. Claro, que está pensado para adultos y corporiza el desparejo uso de la fuerza que se percibe en la vida en sociedad: una persona de un lado y siete en la otra punta. Relaciones asimétricas de poder y geopolítica actual, donde se puede jugar de aquí en más.
Los turnos se reservan ya que hay un cupo de 60 entradas por hora, para que se pueda mantener el aforo de una persona cada 15 m2. Se mantienen los horarios habituales del museo, de 12 a 20, y los miércoles, desde las 11. Los lunes y miércoles, de 12 a 14, serán horarios exclusivos para los adultos mayores. En esta primera etapa, no están habilitadas las visitas guiadas ni el auditorio, y los programas públicos continuarán de manera virtual. Lo que sí hay: muchas ganas de volver a sentir la presencia del arte, en vivo, sin pantallas de por medio.
Fuente: María Paula Zacharías