El apellido del portador remite a una dinastía afroamericana decisiva de la música popular de los Estados Unidos durante el siglo XX (y lo que va del XXI). Los Marsalis -de ellos se trata- forman para la historia con Ellis (el patriarca, pianista y docente, fallecido recientemente),Branford (saxofonista), Delfeayo (trombonista), Jason (baterista) y… Wynton Marsalis, trompetista y compositor, uno de los artistas más relevantes de la escena jazzera global. En un año aciago como éste, la buena noticia alrededor suyo es la edición de un disco doble: The Ever Fonky Lowdown, una ópera-jazz o musical o sátira circense originalmente estrenada en 2018 en el Lincoln Center de Nueva York, que tiene ahora su edición física y en plataformas digitales.
La obra es interpretada por la orquesta Jazz at Lincoln Center de 16 músicos que Marsalis dirige, con su hermano Jason en batería y el guitarrista Doug Wamble más los cantantes Ashley Pezzotti, Camille Thruman y Christie Dashiel. El actor Wendell Pierce (muchos recordarán sus brillantes performances en las series The Wire y Treme) asume el rol de narrador, por momentos con aires de predicador y también, por qué no, de abogado del diablo. Mr. Game va de la diatriba anticapitalista al regodeo de la pobreza en las plantaciones de algodón y luego en el entorno urbano del ghetto.
“Por lo general, investigo mucho para escribir este tipo de obras. Pero en este caso me bastó con la música y la mitología que conozco desde mi infancia. Desde la música que mi padre y el gran baterista y compositor de Nueva Orleans James Black tocaron en los 60, y el funk que tocamos en los 70, hasta el jazz moderno que tocamos, enseñamos y moldeamos en estas últimas décadas. Creo que esta obra es un antídoto contra la mitología cultural venenosa de nuestro pueblo”, define el autor. Si se tratara de “rock” cabría el pomposo calificativo de “conceptual” -lo usual en los años 70. No está de más mencionarlo aquí, al menos como referencia, porque se trata de un verdadero manifiesto, coral y satírico, contra el racismo, el populismo de derecha, la injusticia y el abuso de poder.
The Ever Fonky Lowdown
Suena a crónica de los Estados Unidos en la era Trump ¡Lo es! “Es pertinente ahora, pero este juego se ha jugado en todos los tiempos y en todos los lugares. Por supuesto, es fidedigno de los Estados Unidos de esta época porque es la única cultura que conozco con suficiente especificidad para escribir sobre ella de manera satírica”, le dijo a Infobae Cultura en una extensa entrevista donde se le pidieron -y accedió a ofrecer con precisas y didácticas descripciones- algunas definiciones de la música y la cultura de su pueblo, opiniones sobre la realidad social que vive su país en el año de la elección presidencial y el caso George Floyd e inclusive, en un terreno íntimo que no eludió, sobre los sentimientos que afloran en él luego de la pérdida de su padre. Ellis Marsalis, prócer de la escena musical de Nueva Orleans, murió en abril de este año -ni bien despuntaba la pandemia- por la complicación de una neumonía derivada del COVID-19.
“Siento un dolor muy profundo. No pude dormir por unos cuantos días, y todavía me cuesta. Mi padre era mi hombre (escribe “my man” y eso significa bastante más que la simple traducción). Crecí pasando el tiempo con él, era el único niño en clubes nocturnos y en todo tipo de lugares no aptos para niños. Siempre me hablaba de cosas que no entendía. Él aceptaba profundamente el inevitable ciclo de la vida y la muerte. En los últimos momentos me dijo: ‘La muerte de tu ser amado no es más triste que la de cualquier otra persona’. De una u otra manera, todo el mundo está lidiando con ese sentimiento en este momento”.
Wynton Marsalis (Piper Ferguson)
A continuación, una clase magistral sobre jazz a cargo de Wynton Marsalis.
-¿Puede explicarle a alguien que no sepa ni lo conozca, qué es el jazz?
-Es una forma de música estadounidense nacida en Nueva Orleans, Luisiana, en los albores del siglo XX. El ímpetu para interpretarlo proviene de la búsqueda afroamericana por los derechos humanos. Como tal, es una expresión irreprimible de libertad personal y creatividad colectiva. Cuenta con músicos que improvisan nuevas melodías en un ciclo armónico repetido, un groove muy duro dentro de un ciclo de un ritmo venido de África. Tiene además un estilo individualista de cantar a través de los instrumentos, de la manera más expresiva y conmovedora.
– ¿Cuánto tienen que ver las raíces africanas?
– Los conceptos filosóficos africanos de tocar en un ritmo par y extraño al mismo tiempo, es la esencia del swing, que es el ritmo fundamental del jazz. Además, el concepto africano de improvisar en ciclos rítmicos se encontró con el concepto europeo de tema y variación. Esto condujo a solos improvisados dentro en un patrón armónico. El concepto African Dance Beat se aplicó a los bailes europeos y caribeños, por ejemplo, el arrastre del jazz es como el jig (N. de la R: forma de folklore celta) de Irlanda, y hay muchos, muchos ejemplos más así. Finalmente, y no por eso menos importante, la creatividad tímbrica de los efectos vocales africanos se aplicó a los efectos instrumentales europeos: se podía hacer que una trompeta sonara como un pollo, un elefante o un bebé llorando, y cada músico desarrolló así sus especialidades particulares de efectos de sonido.
– ¿Es correcta la idea de que el jazz es la piedra fundamental de los estilos musicales del siglo XX?
– Es la madre de todas las formas musicales que utilizan una sección de ritmo de batería, bajo, guitarra o piano (también computarizada).
– ¿Qué pasa con lo que vino después: el blues y el rock and roll?
– El blues es un elemento importante de la base tripartita del jazz (improvisación, swing y blues). El rock and roll es una forma de ritmo y blues que se mezcla con el backbeat 2 y 4 pero acentuados.
– ¿Estos géneros musicales pertenecen a una línea de tiempo, es correcto?
– Blues, Jazz, Rhythm And Blues y Rock and Roll es la línea de tiempo
– Pasemos a otro tema: Estados Unidos hoy, el de la pandemia, las elecciones presidenciales, la violencia policial racista y el movimiento “Black Live Matter”. ¿Cree en la idea del “sueño americano” o la considera una imposición cultural blanca?
– Todas las personas desean cuidar la vivienda de su familia, tener suficiente para comer y comprar un poco más que “lo necesario”. El “sueño americano” es internacional, diría. Personas de todo el mundo vienen a Estados Unidos en busca de oportunidades económicas y sociales. Y también todos los sueños también pueden ser pesadillas, dependiendo de su perspectiva. Sin embargo, la vida es compleja, un sueño tiene muchas facetas. Considerarlo solo como blanco, porque el concepto fue creado por y para estadounidenses blancos, es combinarlo y reducir sus posibilidades atemporales en un sueño de prosperidad a un tiempo y lugar que en algún momento dejará de existir. Eso es demasiado literal, simplista y cómodo para describir lo que la gente realmente quiere, el sueño de lo Estados Unidos, y lo que ha sido para muchos (independientemente de la raza).
– En una entrevista pasada, usted contó que con su hermano Branford han pensado durante años esta idea: “¿Estados Unidos es una república o un imperio?”. ¿Llegó a alguna conclusión al respecto, o es una pregunta que no tiene respuesta?
– Los estadounidenses todavía no respondimos a esa pregunta. Hacemos cosas imperiales y luego nos disculpamos y tratamos de ser una república. Seguimos luchando por nuestra identidad. Gran parte de nuestra élite, por supuesto, solo se preocupa por ganar dinero y explotar el racismo o todo lo que pueda, para mantener divididas a las clases bajas y que sean más fáciles de explotar. Es la diferencia entre prácticas depredadoras y simbióticas.
– ¿Algo cambió en la conciencia del pueblo afroamericano después de la muerte de George Floyd?
– Los negros estamos cansados de la misma injusticia de siempre. Pero estamos acostumbrados a que nuestras vidas sean devaluadas por el hecho de nuestra educación, vivienda y oportunidades laborales. En términos del trato diario, independientemente de la situación y de nuestra propia participación en el refuerzo de una mitología negativa que es funcional al entretenimiento a través de música y videos que nos faltan el respeto y nos humillan. El mundo ama y compra estos productos y nosotros también. Es inexplicable, tonto y apunta a una falta de liderazgo comunitario y nacional. Esta vez después del caso George Floyd y durante la pandemia fue diferente, porque los blancos más jóvenes salieron a las calles a protestar por los derechos humanos y los derechos de los afroamericanos, y por oportunidades económicas e igualdad para ellos mismos.
– Ciertamente el de George Floyd no es el único ni el último ejemplo de una política represiva del Estado hacia una minoría en particular…
– Creo que parte de esta política se parece a la época del Imperio Romano. Cuanto más trivial es la ofensa, más fuerte es el castigo. Los gobiernos de nuestras ciudades se reservan el derecho a castigar en exceso a los ciudadanos que no tienen autoridad para lo que hayan hecho. Mucha gente es asesinada por no obedecer o no escuchar. ¿Es esa una razón válida? La vida es demasiado difícil para ser tan arrogante al respecto. Y lo triste es que cada policía que mató a un negro desarmado no vivió una vida mejor. Tenemos más suicidios policiales que nunca. Además ninguno de estos casos sucede en tiroteos. Son asesinatos; son vergonzosos y requieren mucha mitología mentirosa para que un oficial se sienta bien al hacerlo. Tenemos que madurar lo suficiente para atacar la infraestructura institucional que discrimina a ciertos grupos, hasta el punto de desvalorizar sus vidas.
Fuente: Infobae