Dice que las tetas le trajeron buena suerte. El viernes pasado, cerca del mediodía, la escritora trans Camila Sosa Villada estaba sentada viendo cómo uno de sus mejores amigos preparaba una ensalada de frutas, cuando la llamaron de “protocolo de la Feria del Libro de Guadalajara” para pedirle si por favor, de forma más o menos urgente, podía conectarse a una reunión por Zoom, que el jurado del Premio Sor Juana Inés de la Cruz estaba en ese mismo momento deliberando y que querían hablar con ella.
Camila, que desde hace tres semanas se recupera de un postoperatorio por una cirugía de implantes mamarios, tardó en caer, tardó en conectarse, tardó en despabilarse: ya casi ni se acordaba de que su novela Las malas –10 ediciones desde su aparición en marzo de 2019, traducciones al alemán, francés, italiano y croata– competía por el galardón que desde 1993 reconoce alguna obra ya publicada de una escritora en idioma español, de América Latina y el Caribe, y desde 2004 le entrega 10 mil dólares a la ganadora.
Tanto misterio y el jurado (uno de cuyos miembros era “un chongo divino”) que le anuncia: “Te has ganado el Sor Juana Inés de la Cruz”. Plop, alegría, felicidad y mutis por el foro. Todo un fin de semana de lecturas, series y películas sin poder contárselo a nadie hasta que finalmente se supo este lunes al mediodía y ahora no para de atender llamados y de recibir mensajes por sus redes sociales, donde suele ser bastante activa.
La escritora argentina Camila Sosa Villada fue premiada por su «destreza narrativa, la originalidad en el ambiente y sus personajes». Foto EFE/ Paula Islas/Cortesía FIL.
“¡¡No puedo brindar!!”, cuenta por teléfono Sosa Villada, desde su casa en el centro de Córdoba, donde se escucha sonar el portero eléctrico: son los primeros ramos de flores que empiezan a llegar. Sucede que la autora, pese a huirle en dos oportunidades, esta vez decidió operarse los pechos y aprovechar la cuarentena para un postoperatorio algo doloroso que debe atravesar de forma apacible y serena, algo poco habitual en su vida: “Era la oportunidad para hacerlo, pero ahora estoy con antibióticos, esperando a que me saquen los puntos y poder tomarme un trago, hacer un brindis, algo”. Porque es rápida de reflejos y además tiene sentido del humor, y, sobre todo, porque está feliz con el reconocimiento, enseguida lanza: “El Premio llegó con un pan bajo las tetas”.
Las malas, una ficción con mucho de historia personal sobre la dura vida de las travestis del Parque Sarmiento de Córdoba, fue elegida de forma unánime de entre 67 candidaturas provenientes de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, México, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela. El jurado destacó “su gran destreza narrativa, la originalidad del ambiente y la fuerza de los personajes que retrata”. Y agregó: “Su texto es rudo y a la vez hermoso. Este extraño equilibrio lo convierte en una obra sobresaliente, cargada de lirismo, rabia y redención”. El premio lo recibirá de forma virtual el próximo 2 de diciembre en una ceremonia virtual.
«Las malas», el libro por el que a Camila Sosa Villada le dieron el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (Tusquets, $1.200 papel y $800 ebook).
Para Marisol Schulz, directora general de la Feria del Libro de Guadalajara, donde año a año se entrega la distinción, pero que viene de anunciar hace menos de un mes que se suspende el evento presencial debido a la pandemia por coronavirus, el hecho de reconocer a una autora transgénero puede marcar “un hito” en la historia del Premio: “Que sea trans no influyó ni a favor ni en contra, primó la calidad literaria. La historia narra un aspecto de su vida y eso la hace una novela única, con una carga emocional muy fuerte”, considera en diálogo con Clarín.
El libro es “un canto al travestismo”, en palabras de la propia autora, “cómo yo viví mi propio travestismo, cómo sentí que se lo tomaban mis padres, cómo sentí que se lo tomaba el pueblo de donde yo era”. La novela, que será convertida en serie de la mano del director Armando Bo, conjuga a la vez “la furia travesti” con “la fiesta de ser travesti”.
De todas maneras, asegura que una de las cosas que más le llamaron la atención de las devoluciones que le han hecho los lectores es cómo muchos “se lavan las manos”: “Me dicen ‘yo no sabía que esto era así, que la pasaban tan mal’, cuando en realidad todos lo saben, quién no sabe qué es una travesti, todo el mundo nos ha agredido”.
A Sosa Villada, nacida en La Falda hace 38 años, le sorprendió que la eligieran al tiempo que considera que “no tenían ningún motivo para no dármelo”: “Mis abuelos no sabían leer ni escribir, mis primas no llegaron a la universidad, mis tías apenas terminaron el secundario. Conseguí cosas muy satisfactorias como mujer, como familia, como travesti. Todo el dinero será para pasarla bien, porque la he pasado muy mal, tuve épocas de mucha pobreza».
Hola, pido perdón por las guarradas que digo en tuiter y agradezco al Jurado, a la FILG, a Guadalajara, a México, a Sor Juana Inés de la Cruz
— Camila Zorra Villana (@LanoviadeSandro) November 2, 2020
y recuerden no acusar sin razón a la travesti, hombres necios. https://t.co/o9REqnH2Fs
Y asegura que su premio se suma a la larga lista de escritoras argentinas reconocidas en el último tiempo: “Las escritoras estamos aguantando, resistiendo, llevando libros a las casas. Pienso mucho en Dolores Reyes y su Cometierra, y en [la psicóloga trans] Marlene Wayar, y en todas las grandes escritoras, que son las más tentadoras a la hora de comprar un libro. Cuando voy a una librería y leo las contratapas, me dan ganas de leer lo que escriben ellas. Soy parte de un gran movimiento y me llena de orgullo”.
Sosa Villada es la octava argentina en recibir el Sor Juana y la tercera cordobesa, detrás de Perla Suez (2015) y Tununa Mercado (2007). Las otras premiadas fueron Sylvia Iparraguirre (1999), Ana Gloria Moya (2002), Claudia Piñeiro (2010), Inés Fernández Moreno (2014) y María Gainza (2019).
En Córdoba, además, se habrán vivido este lunes horas de alegría y satisfacción: en la misma jornada y casi al mismo tiempo en que se conoció que Sosa Villada recibía el premio mexicano, se supo también que Federico Falco, otro escritor cordobés, había sido finalista del Premio Herralde de Novela.
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Con 10 ediciones y cuatro traducciones, Camila atribuye el éxito de Las malas a que “hay algo novedoso en el libro”: “Es la primera vez que se lee una ficción escrita por una chica trans y eso debe ser llamativo para los lectores, además de que me parece que tiene pasajes verdaderamente bien escritos y personajes irresistibles como la Tía Encarna y la lobizona”.
No se queda ahí: su mérito está en mezclar historia propia con ficción y en contar y describir la vida de las trans sin redundar en golpes bajos, pero sin por eso tampoco perder ingenuidad o esquivar la violenta realidad que atraviesan. “Yo las veía a las travestis treparse a los árboles cuando venía la policía, nos tirábamos rodando debajo de los autos, así producidas como estábamos, y nos quedábamos muertas ahí, hasta que pasaba la luz de la policía”, comenta Camila, que aún conserva la tonada mexicana con la que decidió hablar en los últimos dos años, desde que viajó a la Feria de Guadalajara en 2018, por parecerle un acento “erótico” y, ahora agrega –inesperadamente, porque sus intervenciones en las redes sociales dan cuenta de lo contrario–, “porque soy más tímida de lo que parezco y al hablar en mexicano me siento más protegida, menos desnuda”.
Fuente: Clarín