Una de las acciones que tuvo lugar en Mu Trinchera Boutique con la cantante Lucía Apogliessi en un intento de reflexionar artísticamente sobre el tiempo que vivimos
Apenas comenzó la cuarentena muchas salas públicas y privadas de todo el mundo comenzaron a subir a las redes el registro de obras ya grabadas. Aquella primera reacción generó un verdadero tsunami de consumo de material escénico en Internet aunque, claro, al tiempo llegó la saturación. Simultáneamente, en estos últimos meses empezaron a surgir experiencias teatrales pensadas para el streaming transmitidas en vivo o en un falso vivo siempre según protocolos sanitarios aprobados. Para algunos artistas convocantes esa modalidad se transformó en una apuesta económica redituable para un momento tan crítico para el amplio abanico que hace el entramado de lo escénico que está sin actividad desde mediados de marzo. Mientras tanto salas como El Galpón del Abasto, Timbre 4,Banfield Teatro Ensamble y hasta el Teatro Nacional Cervantesse sumaron al streaming. Claro que en este tiempo pandémico en constante movimiento, de tensiones y de demandas la calle parece ser el nuevo escenario de esta nueva etapa de la nueva normalidad.
Esta tendencia sucede en Buenos Aires y también en Europa, en donde el coronavirus atraviesa otra fase.
El teatro Royal Court, de Londres, acaba de anunciar que reabrirá al público en noviembre bajo el formato de Living Newspaper creado por un colectivo de artistas que representará la acción en vivo en los alrededores de esta sala de perfil contemporáneo en donde John Osborne tuvo su primer gran éxito o en donde debutaron dramaturgos como Arnold Wesker, Joe Orton y Sam Shepard. La fórmula de un “periódico en vivo” es una cita a una iniciativa del mismo nombre que tuvo lugar en los Estados Unidos durante la Gran Depresión en la cual varios dramaturgos produjeron contenidos que dieron cuenta de ese otro momento crítico.
En este caso, el histórico teatro londinense propone realizar seis ediciones semanales de lo que pretende ser un periódico de la era Covid que tendrá lugar frente a un público que deberá respetar el distanciamiento social. Cada edición contará con sus titulares, artículos y columnas creados por escritores que trabajan con actores, diseñadores, directores de escena, técnicos y coreógrafos en medio de un formato que incluye sátiras, dibujos animados y hasta una sección de deportes.
A 11.100 kilómetros de la capital británica, las calles locales como los espacios abiertos ya son escenarios de esta nueva normalidad que, a priori, tiene mucho de (a)normal. En el formato del teatro comercial, Nito Artaza ya lanzó el llamado autoteatro, una especie de deriva en lo que hace a la ocupación de espacios al aire libre,mientras empresarios ya piensan en realizar acciones en espacios abiertos. No casualmente, un tuit del productor Carlos Rottemberg recordó esta semana la experiencia del Teatro Caminito, inaugurado en La Boca en 1957 por Cecilio Madanes. Aquel teatro al aire libre reunía 1.400 espectadores diariamente, en dos diarias funciones que tenían lugar de martes a domingos.
En este presente de tapabocas y distanciamiento social algunos porteños ya se toparon con una acción llamada Poéticas del cuidado para un arte futuro, hecho poético al aire libre generado por la escena alternativa. La realizan los domingos por las tardes el colectivo Escena (que congrega a varias salas autónomas de Buenos Aires) junto a la Revista
Mu. La actriz, directora y dramaturga Elisa Carricajo –integrante de la comisión del colectivo Escena, una de las creadoras del grupo Piel de Lava,
gestora de la sala Planta Inclán y que este sábado se sube la primera entrega de la obra Un trabajo a la página de Youtube del Centro Cultural Kirchner– cuenta la génesis de este entramado: “Comenzó la Revista
Mu con la Posta Cultural Sanitaria que hicieron en las puertas de los teatros Colón, Presidente Alvear y San Martín en donde la actriz Susy Shock leía unos textos sobre las formas de ocupar el espacio cerrado. Algunos integrantes de Escena ayudamos en esas acciones y así fue como empezamos a trabajar la idea de hacer algo en las fachadas de los teatros. Armamos una comisión que nos planteamos una instancia que estuviera más allá del reclamo porque la relación con el Estado está muy tensa y ya es analizada desde otros colectivos como desde la comisión de Escena. Pero quisimos ir más allá de esa instancia”.
Lo que fue madurando es una reflexión sobre el rol que tienen los espacios escénicos a la hora de pensar cómo habitar el espacio público. “Así fue como aparecieron una serie de preguntas que se van pegando en los alrededores de las salas en donde los domingos se realizan las acciones rescatando algo de espíritu del Festival Escena, aquel encuentro que se desplegaba por los barrios. La primera acción fue en las salas Planta Inclán y Galpón Fase, dos salas vecinas de Parque Patricios; y la del domingo pasado fue en el espacio cultural Mu Trinchera Boutique y en la Sala de Máquina, de la zona de Tribunales. Siempre en el recorrido entre una y la otra la Brigada Pegatina estampa en fachadas las preguntas que, en su conjunto, adquieren la forma de un manifiesto poético y político.
“¿Cómo nos vamos a vincular entre los cuerpos?”, ¿Cómo se cuida la potencia?”, “¿Quién es la cultura?”, “¿Cómo se ‘estrimean’ las respiraciones?”, “¿Cómo se transmite mirarse a los ojos?”, “¿La gorra virtual nos estaría cuidando?”, “¿Viste al teatro por ahí?”, “¿Viste a la danza por ahí?” o “¿Cuánto vibra una palabra atrás de un barbijo?”, se leyeron en estos dos domingos en las acciones que tuvieron lugar en ambos barrios porteños. Ya en la fachada misma se despliegan acciones concretas como perfomers baldeando la vereda. En una sala, Lucía Apogliessi cantó un tema mientras dos actrices de la compañía teatral Ver Llover improvisaron una coreografía con sus escobillones. En el mismo lugar, apareció la bailarina Carla Di Grazia irrumpiendo el mismo tránsito. En otra sala, el coreógrafo Juan Onofri Barbato limpiaba obsesivamente la vereda. En otra se revistan obras que iban a presentarse puertas adentro cuando nadie imaginaba que serían tiempos de una pandemia grupal, de cuerpos a distancia, de barbijos. “Yo diría que todo responde a la idea de la apertura, de limpiar el espacio apelando a trajes y a prótesis exageradas como esos barbijos interestelares que se pusieron unas actrices. La génesis de todo esto es pensar la vinculación de los cuerpos sin cuestionar los protocolos del distanciamiento porque no es nuestro plan”, señala la talentosa actriz de
Petróleo.
El próximo domingo seguramente habrá otras acciones y a Poéticas
del cuidado para un arte futuro se le van sumando otras salas de otros barrios. No se anuncia con anticipación como medida preventiva. Su público es el eventual que se articula con las imágenes que suben a las redes que tienen algo de un registro de foto performance. “Yo vivo por Boedo y el fin de semana vi calles cerradas para la actividad de bares y restaurantes. Ahí notás claramente que hay una política pública para el uso de esos espacios al aire libre. Sería bueno que las fachadas de los teatros se sumen a eso aportando algo del orden de lo artístico”, sugiere ella.
En este largo tiempo de coronavirus el mapa de tensión entre creadores y los distintos gobiernos es una constante. Luego de que varios colectivos reclamaran al gobierno porteño ayudas específicas para el sector como propuestas artísticas concretas para implementar es estos tiempos tan particulares, el Centro Cultural Recoleta y el Complejo Teatral de Buenos Aires lanzó el martes una convocatoria abierta que entra en clara sintonía con esta tendencia de ocupar a la calle. La convocatoria está orientada a directores y creadores escénicos con el objetivo de generar un proyecto de obra escénica itinerante para el espacio público. Los seleccionados recibirán un premio de 80.000 pesos y serán producidos con el apoyo de los dos organismos que dependen del Ministerio de Cultura porteño. Aunque recién estos 5 proyectos se estrenarán el año próximo, la convocatoria ya tiene fecha de vencimiento: el 14 de octubre (no queda otra, los interesados deberán apurarse). El comité de selección está conformado por Marina Pampín y Denise Oswald, dos personas que trabajan en el área de audiencias y de formación artística de estos organismos.
Replicando a Poéticas del cuidado para un arte futuro, las fachadas como las calles de los teatros o de los centros culturales parecen ser lugares propicios para pensar el presente y el futuro inmediato del arte escénico en tiempos de esta nueva normalidad en construcción.
Fuente: La Nación