Las seis cuerdas vuelven a estar de moda después de haber perdido terreno frente a los instrumentos tecnológicos
Con la canción “Tiempo de guitarra” (publicada por el dúo Pedro y Pablo en 1970) y “La guitarra” (incluida por Los Auténticos Decadentes en su disco La vida loca, de 1995) se puede contar una parte del extraño presente que vivimos, pandemia mediante, en 2020. El hecho de que una de las firmas más importantes y legendarias en la fabricación de guitarras eléctricas registre récords de ventas no es un dato que pueda pasar inadvertido. Especialmente cuando la producción en serie de este instrumento no encontró, en lo que va del siglo XXI, tendencias demasiado positivas en el mercado. Otro dato que llamará la atención es que la compra de cassettes (sí, aquella carcasa de plástico con cinta magnética y dos rueditas) crece de un año para el siguiente en grandes proporciones. ¿Será que la nueva normalidad también incluye una especie de “moda retro”?
Si bien en el mercado local no tiene incidencia, en países europeos creció la compra de cassettes, impulsada especialmente por el lanzamiento de nuevos álbumes que se editan en este formato. En 2013 se realizó el primer Cassette Store Day, apuntalado por sellos británicos.
En las siguientes ediciones el formato se exportó a otros países. Hoy, casi como una excentricidad, varios artistas de fama internacional editaron sus novedades en cassette. Y por supuesto que encuentran público para este producto. Esto se oficializa en los números. En el primer semestre de este año se vendieron 65.000 copias en el Reino Unido. El aumento respecto del mismo período (enero-junio) del año anterior es del 103 por ciento. Además, esta cifra ya superó la venta total de 2018 y tiene chances de cruzar la barrera de las 100.000 copias a fin de año, nivel que no se supera desde 2003.
¿Qué tan fácil es para un centennial conseguir reproductores a menos que sean viejos decks y grabadores encontrados en casas de sus padres o abuelos? Quienes ostentan el top 5 de los primeros seis meses de 2020 dan la pauta de que ese segmento centennial está comprando cassettes. Por orden de ventas: Calm, de 5 Seconds of Summer; Chromatica, de Lady Gaga; Notes on a conditional form, de 1975; Rare, de Selena Gomez, y, por último, Future nostalgia, de Dua Lipa. Y dentro del top 20 también figuran Louis Tomlinson, Carly Rae Jepsen y Harry Styles, entre otros.
Claro que no son solo los grandes vendedores de la industria los que se vuelcan a este formato. En la Argentina no hay cifras formales de entidades de la música, porque el mercado es pequeño. Sin embargo, alentado por sellos como Fuego Amigo y Sin Tierra Discos, la edición local del Cassette Store Day, de 2018, convocó a casi tres decenas de productores y artistas independientes que editan cintas magnetofónicas.
Quizá fuera previsible que, sobre todo en semanas de cuarentenas muy cerradas, la suscripción en plataformas de músicas y de series y películas aumentara de manera exponencial (el director ejecutivo de Netflix, Reed Hastings, consideró la pandemia un “golpe de suerte” para la compañía que encabeza, con 16 millones de nuevas cuentas en el primer trimestre de 2020). Pero un aumento en el interés por la guitarra no estaba en los planes de nadie, ni siquiera en los del CEO de Fender, Andy Mooney, que, en comunicación con The New York Times, aseguró: la empresa “nunca hubiera predicho que estaríamos buscando tener un año récord. Hemos batido tantos récords. Será el año de mayor volumen de ventas en la historia de Fender; días récord de crecimiento de dos dígitos, por ventas de comercio electrónico y ventas de equipos para principiantes. Nunca hubiera pensado que estaríamos donde estamos hoy si me lo hubieran preguntado en marzo”.
Las ventas de guitarras de esta empresa se multiplicaron, al punto de que superarían a fin de año su récord anual histórico. Otro dato que para esta industria es revelador se basa en el interés de los principiantes. La aplicación Fender Play creció de 150.000 usuarios, en marzo pasado, a 930.000, en junio último.
El fenómeno es adjudicado no solo a quienes crecieron hace décadas con guitarras distorsionadas en los oídos y hoy quieren retomar esa pasión con sus propias manos; también ha surgido un público joven y adolescente volcado al ocio creativo en estos tiempos de encierro.
En torno a la aplicación Fender Play, el 20 por ciento de los nuevos usuarios tienen menos de 24 años y el 70 por ciento tienen menos de 45, lo que sugiere que los consumidores más jóvenes están más predispuestos a hacer el intento con este añejo instrumento de seis cuerdas.
En diálogo con Jensen Trani, docente de guitarra con larga trayectoria en video de Youtube, The New
York Times ratificó esta especie de cambio de hábito: “Todo comenzó con un punto de ruptura colectivo –contó Trani–. Hubo un punto con mis estudiantes en el que me di cuenta de que la sensibilidad en Netflix, Instagram y Facebook simplemente ya no funcionaba. La gente ya no podía recurrir a sus mecanismos habituales. ¿Cómo quiero pasar el día?, se preguntaba. Para muchos, aparentemente, la respuesta fue: rasguear”. Al poco tiempo, el número de sus alumnos se triplicó.“la guitarra en el ropero ya no está colgada”, decía aquel hit de Miguel Cantilo y Jorge Durietz que parafraseaba un viejo tango de repertorio gardeliano. Mientras aquel lloraba una noche triste, cuando la guitarra seguía guardada, sin sonar, la del dúo era “una guitarra encendida” que “te pone piel de gallina”. La canción de los Decadentes dice: “Porque yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar. No me quiero casar. Quiero tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz”. Tal vez más cerca de esta última canción se encuentre el boom actual por la guitarra. La empresa Tevelam, ubicada en Florida Oeste, no solo exportó 2000 guitarras hechas con madera argentina en lo que va de la pandemia, sino que sumó personal para ampliar la producción y atender una demanda que, según aseguran, todavía no llegan a cubrir.
Música en “formato físico”
Así como en las seis cuerdas queda representado el incremento por el formato “físico” de los instrumentos, frente a tantas computadoras portátiles con las que se puede hacer música sin mayores recursos que una buena app, los álbumes en formato de vinilo han mostrado un repunte en estos tiempos. No fue el cassette el único privilegiado en esta pandemia.
En su último informe, la base de datos de música Discogs indicó que entre enero y junio de este año se registró un incremento en la venta de música en todos los formatos físicos (CD, cassette, vinilo, entre otros) de casi el 30 por ciento, respecto del mismo período del año anterior. Y que la mayor suba se registra a partir de abril pasado, lo que coincide con la políticas resueltas en torno a cuarentenas y al cierre de tiendas físicas que no tuvieron sus bateas a disposición de los clientes. Lo que también se desprende de estos informes es que no solo el incremento fue impulsado por las novedades. La música de catálogo, de producción independiente y que no va por la senda del mainstream también mostró un concreto aumento.
Para algunos, todo esto es la novedad de una moda retro; para otros, un link con la nostalgia, que, en definitiva, también es parte de una moda retro, como aquel tema del cantautor uruguayo Leo Maslíah: “Me gusta cuando de vez en cuando, nos encontramos en algún bar / Y hablamos de lo que era aquel tiempo feliz./ Y hacemos un bis. O moda retro, si preferís”.
Posible revancha
La guitarra se inventó hace varios siglos. Su versión eléctrica tiene casi cien años, pero tal como la conocemos hoy (totalmente maciza y con más de un micrófono) tiene a la Fender Telecaster como principal baluarte, que cumplirá 70 en 2021. Con la llegada del siglo XXI, en el espacio doméstico y amateur, pareció haber sido reemplazada por instrumentos más pequeños, como el ukelele o digitales, como las computadoras portátiles y las tablets. Sin embargo, los números de “la nueva normalidad” estarían demostrando una especie de regreso glorioso.
El cassette, por su parte, parecía limitado al nicho de los coleccionistas, aunque las nuevas ediciones dan la pauta de un mercado más amplio y de compradores más jóvenes. Nació a mediados de la década del sesenta como un formato analógico y práctico, pero alcanzó su mayor popularidad en las dos décadas siguientes. En los noventa comenzó a perder terreno con la aparición del CD. ¿Recordaremos este resurgimiento como “la revancha del TDK”? El tiempo lo dirá.
“¿Cómo quiero pasar el día? Para muchos, aparentemente, la respuesta fue: rasguear”
Fuente: La Nación