Durante los últimos meses, se ha hablado del Covid-19 como un «cisne negro». Difundido por Nicholas Taleb, el término describe fenómenos impredecibles y de gran impacto.
Se usó para definir, por ejemplo, el 11 de septiembre de 2001, cuando el mundo se vio sacudido por una serie de ataques a Estados Unidos que cambiarían el curso de la historia. La teoría de Taleb propone estar siempre preparado para eventos inesperados y así limitar la exposición a las fluctuaciones extremas.
Esta idea contrasta con la figura del «Rey Dragón» desarrollada por Didier Sornette, un economista especializado en el estudio de riesgos en sistemas complejos. El Rey Dragón funciona como una doble metáfora para un evento que es a la vez extremadamente grande en tamaño o impacto (un rey) y de una especie original distinta (un dragón) en el sentido de no pertenecer al conjunto de eventos potencialmente disruptivos que surgen del sistema de análisis utilizado. En otras palabras, es impredecible solo dentro de un sistema de análisis: fallamos a la hora de anticipar ciertos eventos no porque sean impredecibles, sino porque nuestros sesgos cognitivos, nuestras convenientes simplificaciones, nuestra ignorancia racional o incluso nuestros incentivos imperfectamente alineados con el objetivo de la búsqueda nos impiden incorporarlos. El concepto de Rey Dragón sugiere que, a pesar de su baja probabilidad, la irrupción del coronavirus era perfectamente predecible. No lo anticipamos porque decidimos priorizar lo probable, estilizando el modelo a expensas de desentendernos del resto.
Esto no implica que la solución óptima sea invertir más en comprender los escenarios «de cola», los extremos de la distribución de eventos. Por ejemplo, alguien podría concluir que el costo socioeconómico de prevenir el calentamiento global es mayor al riesgo asociado. Sin embargo, editar los modelos y la evidencia para filtrar la existencia de este riesgo es un asunto distinto: es ciencia complaciente, es decir, mala ciencia, que deriva en mala política pública.
Si el Rey Dragón derrota al cisne negro, la pregunta siguiente es: ¿debemos renovar nuestro sistema de análisis, cambiar nuestros pronósticos? ¿Cómo varía nuestra visión de la pospandemia? ¿Cómo deberían modificarse las respuestas de política a la luz de este nuevo futuro ligeramente desplazado del saber convencional previo? ¿Cómo debemos pensar el transporte, la educación, la política laboral, las ciudades, las incumbencias y limitaciones del Estado, las redes de protección social, los vectores del desarrollo argentino?
La pandemia generará cambios persistentes en las dinámicas social y económica de la Argentina y del mundo. Nada será ni totalmente igual ni totalmente distinto de como fue hasta ahora, por el impacto de la crisis y por los cambios de perspectiva que disparó la crisis.
Este libro es una invitación a imaginar y abrazar el futuro y el cambio de manera activa. En él se habla de un antes y un después para la ciencia y la educación; a partir de la crisis del Covid-19, el desarrollo científico ha sumado un protagonismo inédito en la conversación pública. El libro propone un programa universal de alfabetización científica, una agenda de inversiones estratégicas en ciencia, tecnología e innovación, y un nuevo diálogo entre la investigación científica y el sector privado.
La educación será una de las áreas más afectadas por el distanciamiento; los frágiles esquemas de enseñanza virtual obligan a establecer criterios objetivos de asignación presupuestaria para las escuelas públicas y privadas, pero también ofrecen experiencias y aprendizajes sobre la docencia y las dinámicas en el aula que pueden ser un punto de partida para repensar los contenidos y las competencias a desarrollar dentro de la escuela, para fortalecer la formación docente y aprovechar el potencial que aporta el trabajo semipresencial, para explotar el valor agregado de la educación online.
La pandemia desnudó y profundizó los problemas existentes en nuestras redes de protección social. Acompañar a los vulnerables no es solo un imperativo moral; es clave para la recuperación de la actividad y la sostenibilidad macroeconómica. En el libro, los especialistas analizan políticas contra la desigualdad; herramientas para un diseño previsional de largo plazo; un sistema de cuidados para la primera infancia, y opciones para un esquema de protección social universal.
La puesta en marcha de la economía y la producción será crucial para definir la nueva normalidad después del coronavirus. La prioridad, sugieren algunos, es ordenar la macroeconomía para recuperar el crecimiento. Otros describen acciones de impulso a la industria nacional. Las medidas de aislamiento tendrán impacto permanente en el mercado de trabajo. Por un lado, creció el teletrabajo; por el otro, aumentó la cantidad de trabajadores independientes y quedó expuesta, una vez más, su vulnerabilidad. En un marco en el que generar incentivos contra la informalidad es central, la pandemia puede funcionar como catalizador de cambios hacia un sistema financiero más transparente e inclusivo.
Nada habremos aprendido si la pospandemia no incorpora el fortalecimiento de la infraestructura y el desarrollo sustentable como norte. En este frente, las propuestas debaten opciones para diversificar la matriz energética y descarbonizar la energía, para impulsar el desarrollo de Vaca Muerta y para reducir emisiones de carbono. Otras hacen foco en el territorio: para lograr un desarrollo sustentable y evitar nuevas pandemias es necesario redefinir cómo se distribuye la población. La pospandemia puede abrir una era posmetrópolis, con criterios innovadores de planificación urbana y una nueva manera de ocupación humana en el planeta. Y ninguno de estos proyectos puede ser posible sin una mejor infraestructura de transporte urbano y de larga distancia para personas y cargas, terrestre y aéreo.
Las nuevas tecnologías fueron herramientas clave para administrar la respuesta a la crisis; la aceleración del uso de tecnologías que forzó este contexto se aborda en el cuarto capítulo. Los ensayos definen cómo promover la resiliencia digital de las ciudades y el desarrollo de innovaciones digitales para la comunicación, y abordan un debate paralelo: ¿Qué efectos tendrán el big data y la concentración de información en una democracia? ¿Cómo proteger los datos personales? ¿Es necesario proteger a los medios de comunicación tradicionales?
La pandemia nos interpeló sobre cuál es el rol del Estado y del gobierno: la crisis puede ser una oportunidad para una postergada mejora de las instituciones. Las contribuciones en este grupo sugieren reformas para lograr un Estado más eficiente, modernizar el Poder Legislativo, repensar la burocracia estatal y redefinir la función de los militares. También hay reflexiones sobre cómo generar confianza institucional y crear ciudadanía.
[…] Si la pandemia fue, como pensamos, un Rey Dragón en los márgenes de nuestros diagnósticos y planes, la manera de pensar el futuro deberá ser distinta: más amplia y compleja. Es tiempo de reconstruir lo que la pandemia dañó. Reconstruyamos mejor.
Director académico y directora ejecutiva del CEPE
POSPANDEMIA. Publicado por el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE), de la Universidad Torcuato Di Tella, Pospandemia compila 53 ensayos con propuestas de especialistas en diversas áreas: ciencia y educación; desarrollo social; economía y desarrollo productivo; desarrollo sustentable e infraestructura; nuevas tecnologías, medios y cultura, y Estado y gobierno. El libro se publica en formato digital y se distribuye de forma gratuita. Está disponible para descargar a partir de hoy en formato epub y PDF en el sitio web del CEPE: utdt.edu/cepe.
Fuente: Eduardo Levy Yeyati y Soledad Guilera, La Nación