Músico precoz en orquestas de pueblo, baterista de jazz moderno, cool y de lentes negros; pionero de la cumbia y el pop antillano, songwriter estrella del Club del Clan, comediante y hasta tanguero, la respuesta es que sí. No podemos meternos bajo las sábanas del multifacético compositor de eterno pelo nevado pero sí es posible estimar el impacto que su acercamiento al bolero tuvo a partir de canciones como «Algo Contigo», editada por Microfón como simple en 1977 (con la curiosa «Milonga del raje» como cara B) a partir del éxito que Algo Contigo, el LP, había tenido un año antes.
Novarro llevaba editando (y vendiendo) discos como solista desde 1961, pero su dirección artística había pegado un giro con la edición del álbum Punto y aparte que el exquisito sello Trova le grabó con la venia de Vinicius de Moraes, en 1969. En el bolero, Novarro pudo disponer en un mismo tablero sus inquietudes jazzísticas, su talento como melodista y un equilibrio único para echar mano a la narrativa del género abrevando en sus tópicos pero evitando que desbarranquen hacia el abismo del cliché.
«Algo contigo» es por lejos la mejor canción de aquel álbum de 1976 donde Novarro se dejaba retratar en la portada como un galán maduro a mitad de camino entre el rat pack y la estrella romántica latina. Era un avance con respecto a la época del Club del Clan cuando el svengali Leo Vanés hacía que lo fotografiasen descalzo como parte de la planificada imagen del primer fenómeno de la cultura joven argentina. Novarro recuerda que aquellas sesiones que aceptaba resignado se llevaron a cabo en el estudio que compartían Alicia D’amico y Sara Facio, hoy parte de la historia grande de la fotografía argentina.
«Algo contigo» sigue siendo la canción más escuchada de Chico Novarro (300.788 clicks en spotify) en la era del streaming, seguida de lejos por «Arrancame la vida», otro bolerazo que inspiró un éxito teatral, y varios de sus clásicos tropicales como «El Camaleón» y «El Orangután», de los que el versátil autor no reniega pero considera casi pecados de juventud.
La hemos escuchado cantada por tantas voces (desde la autoridad del trío Los Panchos a estrellas latinas como el Puma Rodríguez, Rosario y referentes del rock como Vicentico y Andrés Calamaro) que casi se nos pierde el sonido de la original. Novarro la grabó con arreglos y dirección orquestal de Oscar Cardozo Ocampo y la introducción de casi treinta segundos en la que un piano Fender Rhodes preanuncia la armonía sosteniendo el vuelo etéreo de una flauta traversa es una obra aparte.
A partir de la entrada de Novarro con el imborrable «Hace falta que te diga.» la concepción instrumental elije el tono de un pop melódico (bajo y batería bien pronunciados) orquestado antes que el juego de guitarra española y percusión clásico del género. Hay una intención en Novarro y el genial Cardozo Ocampo de llevar el bolero hacia las orillas de una balada de jazz contemporánea mientras los arreglos de cuerdas enfatizan la desesperación del amante incompleto y sus celos al borde de la vigilancia («Necesito controlar tu vida, saber quién te besa y quién te abriga», «Ya no puedo continuar espiando día y noche tu llegada»).
Novarro no ha inventado nada pero le pone a la pasión enfermiza del bolero un tono de soliloquio de café. De café de Buenos Aires, sin equívocos. Por el contrario, es Vicentico, cuya versión del bolero lo relanzó como cantante popular, el que la lleva hacia su raíz latina y tropical, con la instrumentación clásica de la rumba y síncopas de la salsa. Su versión de 2003 desagradó en principio a Novarro que le inició una demanda por considerar que los arreglos eran «irrespetuosos» con el original. El melodista no consiguió éxito en la justicia pero sí en el mercado. A partir del suceso que tuvo el cover del cantante de Los Fabulosos Cadillacs llegó el pedido de autorización para usar el bolero en una publicidad de mayonesa (donde las ideas originales de Novarro se trasladan al amor materno: raro) con el correspondiente pago para su autor. Y Chico aceptó el cheque. Para la generación digital es la canción de Vicentico: 44.589.225 clicks en spotify. Si bien evitó referirse al episodio en su autobiografía, se sabe que a Novarro le molestó sobre todo el scat final donde Vicentico juega con la letra.
En el libro Algo Conmigo, Novarro cuenta la historia que le inspiró la primer frase de una letra que le costó casi un año completar. El ex Club del Clan tenía un amorío con Norma, una estudiante de psicología bastante más joven que él. Estaban en Punta del Este y fueron a ver un show de café concert de Antonio Gasalla y Carlos Perciavalle del que también formaba parte una «actriz muy hermosa» a la que Novarro evita nombrar. Después del show Novarro saludó en bambalinas a esta «actriz muy hermosa» y Norma le apuntó al entrecejo: «Chico, esta mujer tiene algo con vos». La frase de su amante le despertó la idea de «Algo Contigo» y la ficción del personaje del bolero y la realidad de Novarro terminaron entremezcladas. El bolerista tuvo efectivamente un affaire con la «actriz muy hermosa» y dejó a la estudiante de psicología que, años después, lo visitó a la salida de un teatro para preguntarle si «Algo Contigo» se lo había dedicado a ella. Novarro dice en su libro que evitó responderle para alejarla de su vida. Otra versión indica que el bolero está dedicado a la cantante peruana Lisette Álvarez, intérprete de su songbook, de la que terminó enamorándose sin ser correspondido y que eligió en cambio caer en los brazo del cubano Willy Chirino. Tal la ruta del bolero, la más inoxidable entre las más de seiscientas canciones que Novarro compuso. ¿Sus hazañas eróticas? Cosa suya.
Fuente: La Nación