El Teatro San Martín repuso en su plataforma el clásico de Shakespeare “La tempestad”, que con dirección, escenografía e iluminación de Luis Pasqual, y vestuario de Renata Schussheim, protagonizó hace 20 años Alfredo Alcón junto con Eleonora Wexler, Carlos Belloso, Osvaldo Bonet , Horacio Peña, Tony Vilas, Tomás Fonzi y Oscar Ferrigno, entre otros. Dialogamos con Wexler.
Periodista: ¿Cómo recuerda aquella versión?
Eleonora Wexler: Tenía el deseo de trabajar en el San Martin de toda la vida, era un lugar a llegar. Lo hice por casting, había preparado el texto de Miranda, pero no sabía que Próspero era Alfredo Alcón. Fue un premio, un regalo de la vida; Alfredo era humilde, generoso, divertido. La Casacuberta es la sala más linda. Recuerdo que era la única mujer, venían todos a tomar mate a mi camarín, sobre todo Ferrigno y Fonzi porque teníamos un hueco largo sin aparecer. Tengo un hermoso recuerdo, y de hecho mi hija se llama Miranda por esa obra.
P.: ¿Qué particularidad tenía la puesta de Luis Paqual de este clásico?
E.W.: Tenia condimentos de magia, el telón, el mago, porque la obra también habla de la magia. Era especial desde el vestuario y las luces. Ariel, ese personaje de espíritu libre, o Calibán, salían de una trampa del escenario, como escondidos debajo de la tierra. El naufragio estaba contado antes de que sucediera la obra, sin un barco demasiado definido y claro. Lo más importante sucedía en la isla donde estaba Próspero con su magia. “La tempestad” es una obra que habla de la piedad, el perdón, el camino del héroe. Plantea la cuestión de la absolución, ahí comienza el protagonista de quien se apiadaron y lo mandaron al mar, donde podía morir. Habla de una gran tempestad que la fortuna le puso enfrente para poder perdonar a sus enemigos.
P.: El teatro por streaming, ¿es teatro? ¿Qué opina de los artistas representando desde los livings de sus casas?
E.W.: No me gusta el teatro por streaming aunque bien filmado es algo que posibilitó algo de vida al teatro en estos tiempos. La necesidad de los artistas de expresarse por esa vía la comparto, la entiendo; para los músicos es más fácil quizá, los actores necesitamos de otro, si uno hace un monólogo a cámara la realidad es que no pasa nada. Con lo que más me identifico es interpretando una lectura, es más interesante hacer eso y transmitir desde otro lugar.
P.: ¿Cómo lleva la cuarentena?
E.W.: Estoy haciendo un curso de Shakespeare de cuatro meses y, qué casualidad, trabajamos con “La tempestad”. Vimos una versión representada en el teatro The Globe, bien popular, con actores cerca del público intentando emular cómo era el teatro en el 1500, tal como se hace siempre en The Globe.
Fuente: Ámbito