La curiosidad o necesidad de buscar nuevos horizontes hace que los seres humanos analicen distintas alternativas y muchos se preguntan cómo es vivir en Río de Janeiro.
A través de nuestras entregas semanales, los interesados se comunican vía email e indagan sobre la posibilidad de residir en Rio y si es factible mudarse a esta ciudad, a lo que les respondo: Cuando descubrí la capital carioca, quede maravillado como todo viajero que pisa esta tierra. Hasta ese momento, la conocía por folletos turísticos.
A primera vista, Rio de Janeiro asusta e hipnotiza, sorprende y emociona simultáneamente y, si usted no ha venido a la “casa” del carnaval, debe conocer ese sentimiento.
Ahora si está planeando mudarse para aquí o al menos quiere averiguar ¿cómo es la vida real, lejos de ser turista?, permítame contarle mi experiencia.
Rio de Janeiro es una ciudad que siempre ofrece algo nuevo para elevar el conocimiento. Cuando uno llega, visita todo lo que está disponible en paseos turísticos tradicionales: “Cristo redentor”, “Pan de Azúcar”, “Parque Lage”, “Arcos da Lapa”, “Copacabana”, “Ipanema”, barrio “La Lapa” y otros lugares típicos. Ese es el primer contacto.
Instalarse en un departamento de la zona sur, es excelente para quien acaba de llegar al barrio de “Copacabana”. Residiendo en la “Rua Barata Rivero», “Nossa Senhora de Copacabana”, en una u otra arteria, se podrá disfrutar de la cercana playa, de calles arboladas, tranquilas, de restaurantes y bares que dan un toque de aire bohemio, ya que el distrito es frecuentado por gente de todo el mundo. Hay shoppings, farmacias y panaderías-confiterías abiertos las 24 hs, bien de metrópoli.
Pero no todas son loas en un ambiente de gente despreocupada, ya que el visitar un bar nocturno, donde el carioca se muestra afectivo, conversando de mesa a mesa o en la barra contando historias, caer en una rueda de samba o perderse en noches fantásticas de la ‘Bossa Nova”, hace que se relegue a los amigos dejados en nuestra tierra natal.
Rio de Janeiro tiene una magia que cautiva, de la mano de sus empáticos habitantes. Si bien el carioca es amigable, una charla de bar no significa una relación de amistad. De todas formas, se sufre de nostalgia cuando uno se traslada a un nuevo hogar.
Coexistir aquí es un privilegio, ya que muchos señalan que “nosotros vivimos en el lugar donde otros vienen de vacaciones” y se disfruta cada rincón de sus postales ciudadanas. Cada esquina, cada calle o caserón antiguo, son imágenes para fotografiar. Observar Rio de Janeiro desde el aire cuando se llega al aeropuerto “Santos Doumont”, es el ejemplo de porqué Rio es considerada siempre una de las ciudades más bellas del mundo.
En lo referente a la temperatura, de diciembre a febrero es realmente agobiante. Al calor, con máximas de entre 40 y 50 grados, se le agregan los trastornos en el tránsito. El resto del año la temperatura es agradable. Rio, es de las capitales que invita a disfrutar la naturaleza, tanto el otoño como la primavera son ideales.
En invierno la temperatura cae hasta una mínima de 17 grados, con máximas de 29 º. Es allí cuando los cariocas se dividen entre los que andan con camperas y botas y los que, cuando ven aparecer al sol, visten una sunga y van a la playa, diciendo que este clima es para bañarse todo el año. Están también los que disfrutan de la vida al aire libre en las diversas ciclo vías existentes o del fútbol-tenis, en la arena, entre las distintas opciones.
La dificultad de residir en “Leblón”, Botafogo“, “Flamengo”, “Tijuca”, o “Copacabana”, son los grandes eventos, como la Navidad y Revelión (fin de año), entre otros, traen al morador una cierta dificultad. Por mencionar una, la municipalidad prohíbe el estacionamiento en calles aledañas y los propietarios tienen que dejar sus autos a kilómetros de sus residencias.
Vivir en Río de Janeiro me dio la oportunidad de descubrir que este terruño es mucho más que playa, samba y carnaval. La ciudad tiene museos increíbles (la mayoría con ingresos gratuitos), exposiciones, parques, casas de shows, restaurantes para todos los bolsillos y cafés o bares excelentes.
En contrapartida, digamos que Río capital es muy cara. Quien vive aquí paga precios de turista; arrendar un departamento de dos cuartos en zona Sur ronda los 3 mil reales, unos 72 mil pesos argentinos, y los supermercados y casas de comidas cobran montos exorbitantes por su calificación de barrio refinado.
Para quienes se preguntan ¿Cuál es el Río más barato para residir?: hay varias posibilidades. Zona norte u oeste son alternativas, por el hecho de estar alejadas de las playas, tienen el beneficio de presentar hipermercados más económicos, alquileres más accesibles y con más dependencias. En este sector de la ciudad se llega a abonar hasta la mitad de precio de lo que se paga en zona Sur.
Lo negativo de vivir en una urbe de estas características, rodeada de tantas “favelas” (villas de emergencias), hace que la belleza se desmerezca y pierda todo el “glamour”. Asaltos, violencia, ómnibus llenos, tránsito complicado, son los obstáculos diarios que en varias ocasiones magnifica la TV, pero es una realidad que golpea a propios y extraños. Todo esto, hace que muchos desistan en radicarse y otros vean en sus bellezas el motivo para quedarse a vivir, eso sí, hay que cuidarse, estar alertas y por sobre todas las cosas, no dar lugar a la ostentación.
Después es un lugar tumultuoso con los pros y contras de una ciudad que recibe cerca de 4 millones de turistas anualmente, quien suscribe piensa que hay que analizar bien antes de la decisión final de trasladarse solo por el encanto y la magia que el lugar ofrece.
Más, para ser sincero, para mí Río de Janeiro es verdaderamente una ciudad Maravillosa.
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Alberto Antonio Curia es Consultor Turístico y Agente de Viajes.
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Viaje a Brasil: Consultor Turístico Río — [email protected]