Los tres grandes museos madrileños habían cerrado sus puertas el pasado 11 de marzo y volvieron a funcionar ahora para el público con un límite de un tercio de asistencia y la sugerencia de comprar las entradas por sus respectivas páginas web, aunque durante el fin de semana el ingreso será gratuito.
En España rige el estado de alarma hasta el 21 de junio, con lo que la movilidad entre regiones está limitada, y será recién después de esa fecha cuando empiecen a llegar gradualmente los primeros turistas de la Unión Europea (UE).
Para acceder a ellos no hay un protocolo único, aunque en todos es obligatorio ingresar con tapaboca: en El Prado se toma la temperatura corporal en la entrada (está prohibido ingresar si se supera los 37,5 grados) y no hay venta de tickets en taquilla, mientras sí la hay en el Reina Sofía y el Tyssen. Los tres museos promocionan hasta septiembre un precio reducido.
La otra norma general en estos museos es que avanzaron en la digitalización, con lo que ya no hay folletos en papel sino que los se deben bajar a través de una App, para leer las obras a través de códigos QR.
Los tres grandes museos madrileños adoptaron las medidas de seguridad necesarias para garantizar la distancia social y la higiene, con geles, felpudos, señales en el suelo o el cierre del guardarropas-, pero El Prado fue el que, además, reformuló su propuesta expositiva.
Bajo el título «Reencuentro», el museo reabre para recibir a un máximo de 1.800 personas al día con un montaje inédito y espectacular de sus obras más emblemáticas como los «Saturno» de Goya y Rubens o «Las Meninas» y «Las Hilanderas», con la Galería Central del museo, un amplio espacio arquitectónico bañado con luz natural, como columna vertebral del recorrido.
El montaje, compuestos por 249 obras -de las 1.714 expuestas normalmente- supuso la reubicación de 190 piezas en un total de 16 salas, con la idea a de evocar la «museografía existente cuando el Prado abrió sus puertas por primera vez», hace 200 años.
A nivel expositivo, las piezas están dispuestas como en el siglo XIX, en un espacio diáfano que permite una circulación más fluida y de forma unidireccional, adaptándose a las exigencia sanitarias y permitiendo una experiencia más íntima.
En el caso del Museo Reina Sofía, las modificaciones son más bien espaciales, ya que el público -938 máximo-solo tendrá acceso a la segunda planta del edificio, donde se encuentran algunas de sus obras o artistas más reclamados, como el Guernica, Miró, Salvador Dalí, Buñuel, Ángeles Santos o Juan Muñoz.
La muestra expuesta cubre un total de 300 piezas -en 22 salas-, y como novedad, se han incorporado dos obras del artista más emblemático del surrealismo español: «Ángelus arquitectónico» de Millet (1933) y «El hombre invisible» (1929-1932).
«La inevitable disminución de la afluencia de público va a posibilitar un cambio en la experiencia estética al gozar de una visita más tranquila, que permitirá mantener una forma más íntima y personal de interactuar con las obras», explican los responsables del museo, que con un sistema automático puede contabilizar cuánto personas hay dentro del edificio.
Con menos cambios, el Tyssen reabre para 1.200 personas ofreciendo su colección permanente al completo y su última exposición temporal, «Rembrandt y el retraso en Ámsterdam 1590-1670», que cerró semanas después de su inauguración por el coronavirus.
El primer gran museo que reabrió en España tras la emergencia sanitaria del coronavirus fue el Guggenheim de Bilbao, el 1 de junio.
También el Macba (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) recuperó la actividad el pasado miércoles, con similares medidas de seguridad, que también incluyen desinfecciones frecuentes, y extendiendo sus propuestas virtuales, como el ciclo de conciertos «Distancias a fin de mes».
Por su parte, los tres lugares de pago más visitados de Italia, el Coliseo Romano, los Museos Vaticanos y la Galería Uffizi de Florencia, reabrieron esta semana con estrictas medidas de distanciamiento social e higiene con las que esperan recuperar lentamente el flujo de visitantes que tuvieron el año pasado.
El Coliseo, con más de 7.500.000 de visitantes en 2019 según el ministerio de Bienes Culturales de Italia, volvió a abrir sus puertas tras 84 días de cierre y, durante la denominada «nueva normalidad», funcionará con un sistema de venta de entradas por Internet y con control de temperatura en los ingresos.
Además del Coliseo, esta semana reabrieron también al público los Museos Vaticanos, el segundo lugar pago más visitado del país, que, como relevó Télam en una recorrida, también dispone el uso obligatorio de tapabocas y controles de temperatura al ingreso.
Para los Museos Vaticanos, la reapertura fue con 1.600 personas, en un primer paso hacia la lenta compensación de las 27.000 visitas diarias previas a la pandemia, y de cara a un verano en el que buscarán hacer más hincapié en los visitantes italianos en general, especialmente de Roma y alrededores, según explicó a Télam su directora Barbara Jatta.
Además de los lugares de pago, esta semana reabrió el monumento más visitado de Italia, el Pantheon, por el que pasan unas 9 millones de personas al año y que en 2020 iba a convertirse en el punto nodal del turismo cultural, ya que en su interior está la tumba de Rafael Sanzio, de quien el 6 de abril, en medio de la fase más aguda de la pandemia, se cumplieron 500 años del fallecimiento.