“¿Me puede hacer zoom en la infanta de Las Meninas? -pidió el chico al empleado del Museo del Prado que, con su celular, concedía deseos a visitantes virtuales que pedían pispear obras de la colección permanente vedadas al público por el cierre del museo al que obligó la pandemia-. Estoy en Argentina y acá son las cuatro y media de la mañana. Pero no me quería perder esto.”
Así lo contó Javier Solanas, el ex secretario general de la OTAN y que hoy es presidente del Real Patronato del Museo del Prado, durante el encuentro en el que anunció que El Prado volverá a recibir visitantes a partir de este sábado.
“El museo estuvo cerrado pero estuvo abierto”, dijo Solanas, de 77 años, que en marzo se contagió de coronavirus y pasó cuatro semanas y media internado.
«Reencuentro». El cartel de la exposición con que abre el Museo del Prado. /EFE
Al igual que el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza, El Prado cerró los ojos y se volvió oscuridad el 11 de marzo, mientras la epidemia se volvía voraz en España y tres días antes de que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, declarara el estado de alarma que aún hoy sigue vigente.
Después de tres meses de salas vacías y creativas propuestas online para que no decaiga la pasión de los amantes del arte, los tres museos de cabecera de Madrid reabren el 6 de junio y, durante todo este primer fin de semana, serán gratuitos.
Bien señalizado. Preparativos para la reapertura en el Museo del Prado, de Madrid. . EFE
De ahora en más, el único modo de conseguir entradas, aún las que son sin costo, es a través de la página web de los museos. Porque todos tuvieron que reducir la cantidad de público, que entrará por horarios y en forma escalonada para evitar filas y congestionamientos y no atentar contra el distanciamiento social.
En los tres museos será obligatorio el uso del barbijo y, a falta de planos, folletos y audioguías, se podrán descargar documentos que ayuden a enriquecer la visita a través de códigos QR.
“Ha sido el período de clausura del museo más largo después de la Guerra Civil”, admitió Miguel Falomir, director del Museo del Prado, cuyas salas fueron recorridas, el año pasado, por 3.200.000 personas.
Solía recibir entre 8 y 9 mil visitantes por día pero ahora tendrá un cupo de 1.800 entradas diarias. No serán suficientes para cicatrizar la herida de 7 millones de euros de pérdidas que le provocó la pandemia, pero sí la excusa para repensar su colección permanente y, cambiando de lugar algunas obras adoradas por el museo, hacerlas dialogar en una muestra transitoria.
Se llama Reencuentro, reúne 250 obras y se podrá visitar hasta el 13 de septiembre, fecha en la que El Prado apuesta a que la vida se parezca un poco más a la era pre-covid.
Soledad y máscaras. Dos empleadas del Museo del Prado junto a la obra «La Inmaculada Concepción de los Venerables» (i),de Bartolomé Esteban Murillo. / EFE
Las Meninas y Las Hiladeras, por ejemplo, se verán cara a cara en la misma sala por primera vez desde 1929, y los dos Saturno devorando a su hijo, de Goya y el de Rubens, debutan juntos sobre la misma pared, como las pinturas que describen los sucesos del 2 y el 3 de mayo de 1808 en Madrid de Goya.
El tiempo ideal para el recorrido es de una hora y media. Pero no habrá apuro para los que decidan tomarse más tiempo.
“Mucha gente va a echar de menos El jardín de las delicias. Es una obra que no está porque es muy delicada y era muy complejo moverla desde un punto de vista logístico. Este es un montaje que durará hasta el 13 de septiembre por lo cual hay obras a las que hemos preferido no someter a ningún estrés”, confesó Falomir a Clarín.
“A nuestros visitantes se les tomará la temperatura en la puerta. Si es igual o superior a 37,5, se les impedirá el ingreso al museo y se les devolverá el importe de la entrada -aclaró Marina Chinchilla, Directora Adjunta de Administración del Museo del Prado-. Se limpiarán también las suelas de los zapatos antes de entrar. Habrá gel y toallitas. El museo, en este momento, no tendrá guardarropa. Se recomienda que los visitantes no vengan con bolsos.”
El Prado mantendrá su horario de gratuidad: las dos últimas horas diarias -de 18 a 20, de lunes a sábado, y de 15 a 17, domingos y feriados-. Y hasta el 13 de septiembre, el precio de la entrada se reducirá a la mitad: la entrada general pasará de 15 euros a 7,50 y el ingreso reducido, de 7,50 a 3,75.
Pasillo. La Galería Central del Museo Nacional del Prado / DPA
A partir de las 10 de la mañana de este sábado, el Museo Reina Sofíatambién volverá a recibir visitantes, pero sólo un tercio de los que tendría espacio para alojar. Sólo 30 personas por vez podrán disfrutar del Guernica de Picasso, por ejemplo.
La entrada se sacará online y como el museo por ahora habilitará sólo su segunda planta, costará 5 euros.
“Antes de la pandemia, en el Reina Sofía, más del 70 por ciento de las entradas eran gratuitas. A través de las franjas horarias (las dos últimas horas diarias) y excepciones de todo tipo. Esa política de apertura va a seguir”, le dijo a Clarín su director, Manuel Borja-Villel.
Según él, la pandemia ayudará a redefinir el lugar del museo. “Somos varios los que éramos críticos de ciertas prácticas culturales anteriores a la pandemia, por cierto sistema de producción cultural, por la sobreproducción de eventos, que tienen que ver más con los nombres que con las personas. La pandemia va a afectar definitivamente al museo -asegura Borja-Villel-. El museo que tiene que llegar va a ser un museo mucho más solidario. También van a ser esenciales los trabajos a largo plazo, colectivos. Y, finalmente, también un museo que sin ser local o nacionalista, hable al mundo desde un lugar determinado.”
El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, aclaró, por su parte, que sólo 1.200 personas podrán tener acceso a la colección permanente de la pinacoteca, y que las exposiciones temporales tendrán un cupo de 100 visitantes.
El 60 por ciento del público que transita los museos está representado por extranjeros que, por ahora, no podrán viajar a España hasta el 1° de julio, fecha en la que se abrirán las fronteras para el turismo dentro de la Unión Europea. Mientras tanto, El Prado, el Reina Sofía y el Thyssen se proponen reconquistar a los españoles.
Fuente: Clarín