«Me han recibido con mucho cariño y eso me emocionó mucho, además del orgullo de poder participar de este concierto ya que la música debe tocarse en vivo y escucharse en vivo «, comentó Barenboim.
El artista argentino-israelí abundó que «como ha pasado tanto tiempo sin música en vivo, la gente se acostumbra a la idea de que verla por televisión o en internet es suficiente, y no lo es. La música es algo que debe ejecutarse y oírse en vivo».
La velada musical -con la “Quinta Sinfonía”, de Beethoven, y el “Concierto para piano y orquesta KV 595”, de Mozart, con Barenboim como solista- se celebró en la Sala Dorada de la Musikverein, sede del Concierto de Año Nuevo.
Solo un centenar de personas -en una sala capaz de albergar a unas 2.000- tuvieron el privilegio de escuchar el concierto debido a las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades sanitarias para evitar posibles contagios.
Todos los músicos se han sometido a pruebas para asegurarse de que ninguno de ellos tiene la Covid-19 y no actuaron con mascarillas aunque mantuvieron una distancia de prevención.
Además de la Musikverein, la música clásica también volvió este viernes a la Konzerthaus y a partir de la semana que viene la prestigiosa Ópera de Viena volverá a levantar el telón.
El Gobierno austríaco permitió que este mes las salas de concierto retomen la actividad con un aforo de cien personas, que en julio puede ampliarse a 250 si no se detectan rebrotes.