Gran parte de los 1400 monumentos históricos con los que cuenta Argentina marcaron hitos a nivel mundial, a la vez que fueron revolucionarios para la identidad del país en el ámbito de la cultura, de la política y de la economía. Este rico mosaico de obras abarca no solo monumentos individuales, como sería el caso de las esculturas de próceres o las grandes figuras, sino también conjuntos patrimoniales de gran potencia, como por ejemplo el sistema de escuelas o el sistema ferroviario, ambos impulsores del desarrollo.
En cuanto a los estilos, nos caracteriza «un eclecticismo único, una combinación y una mezcla muy rica y fructífera que es una constante y un valor en sí mismo, lo cual hace a nuestra identidad», señala Fabio Grementieri, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella. Esto se aprecia tanto en los poblados originarios de Tastil o Shinkal como en la arquitectura de los jesuitas, que combina diversas influencias europeas con lo autóctono. «Una mezcla potenciada a medida que transcurre el siglo XIX con la inmigración, y ciertamente continuada a lo largo del siglo XX», explica Grementieri.
Todas estas cuestiones, según los especialistas en patrimonio, despiertan en la actualidad gran interés del público en general. Para Teresa de Anchorena, titular de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, «a los argentinos nos importa nuestro patrimonio, queremos rescatar estos edificios que nos representan, conocerlos, amarlos, sentirnos orgullosos de algo que somos y que en su diversidad nos hace únicos». Según la experta, los motivos del fenómeno son diversos, y van desde la revalorización de nuestra identidad, hasta la apreciación de lo tangible, de lo material, en un mundo virtual. Pero también incluye la reconsideración de aquello elaborado con técnicas y artesanías perdidas, en contraste con lo edificado en la actualidad.
Debido al interés suscitado por estos temas es que la Comisión de Monumentos decidió dictar a partir de 2 de junio el curso virtual gratuito «Panorama de la Arquitectura Argentina: De Cueva de las Manos a Clorindo Testa» , en el cual se podrá descubrir y tener un panorama completo de los secretos y la historia de los monumentos emblemáticos nacionales, de diversas regiones, épocas y estilos. Dentro de ese rico conjunto de obras y sistemas patrimoniales que formará parte del curso, aquí hay unas diez que fueron especialmente seleccionadas por la Comisión y Grementieri, por ser consideradas revolucionarias: marcan un antes y un después en la historia de la arquitectura y de la patria.
1. Camino del Inca-Qhapaq Ñan
El Sistema Vial Andino que se extiende por seis países sudamericanos y atraviesa siete provincias argentinas (Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza) fue incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de UNESCO en 2014. Es un testimonio tangible único de la conexión entre las culturas indígenas sudamericanas con obras viales y de infraestructura de gran significación para el intercambio, las comunicaciones, el comercio y la religión, en el ámbito de una geografía extrema (máxima expansión, siglo XV).
2. Misiones jesuíticas
Los restos de los pueblos guaraníes y de la infraestructura de la Provincia Jesuítica del Paraguay son fundamentales en la comprensión de un proceso cultural revolucionario en el contexto de la dominación hispánica de Sudamérica. Muestran además la originalidad de la integración de cultura americana y europea. Tres sitios: San Ignacio Miní, Santa Ana y Loreto (Misiones y Corrientes, siglos XVII y XVIII), fueron incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de UNESCO, en 1984 .
3. Catedral de Buenos Aires
Este emblemático edificio de inspiración barroca fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII e inaugurado en 1804, pero sin haberse erigido la fachada que recién se materializa luego de la independencia. Diseñada por el arquitecto francés Próspero Catelin, fue concebida dentro del característico estilo neoclásico que pretendía encarnar la imagen de los regímenes republicanos y que cortaba definitivamente con la arquitectura de los «godos».
4. Sistema de Escuelas
El impresionante patrimonio de la arquitectura de la educación en la Argentina es un reflejo de la prioridad que esta materia tuvo en las políticas de estado por más de un siglo y constituye un conjunto excepcional por su variedad y calidad de diseño. Desde las escuelas-palacio de la Generación del Ochenta, pasando por las racionalistas de la década de 1930, hasta llegar a los grandes hogares-escuela peronistas, estas piezas aparecen como hitos en el paisaje urbano y rural del país. Entre algunas de las construcciones revolucionarias se encuentra la Escuela Normal Sarmiento de San Juan, inaugurada en 1910 y totalmente construida en hormigón armado antisísmico (Ing. Domingo Selva y Ministerio de Obras Públicas de la Nación), y la Escuela Superior Manuel Belgrano, dependiente de la Universidad de Córdoba, innovadora en lo funcional y pedagógico, pero además gran monumento de la arquitectura brutalista (Arqs. Bidinost, Chute, Gassó, Lapacó, Meyer con Ings. Luisoni, Ventura y Pisoni, 1959-68).
5. Patrimonio teatral: el Colón y el San Martín
La preminencia de la cultura teatral de la Argentina en Latinoamérica y en el mundo se asienta en una tradición de más de un siglo y medio nutrida por diversos aportes que materializaron teatros de distintas escalas y estilos por buena parte del país. De las pequeñas salas de las colectividades a los grandes coliseos municipales, provinciales o nacionales, estos edificios fueron decisivos protagonistas de la cultura, el espectáculo y el entretenimiento. Entre los varios monumentos descuella un contrastante particular el Teatro Colón (Ing. Francesco Tamburini, Arq. Vittorio Meano, Arq. Jules Dormal, 1889-1908), que es el fin de una saga de cuatro siglos de diseño de salas para ópera, y el Teatro Municipal General San Martín (Mario Roberto Alvarez y Macedonio Oscar Ruiz, 1953-60), propuesta de vanguardia inhallable en otras grandes capitales del mundo, correspondiente a la segunda oleada de la arquitectura moderna.
6. Agricultura y la ganadería: Sistema de Silos Junta Nacional de Granos y Estancias como la María Behety
En pocos lugares del mundo la revolución agropecuaria fue tan decisiva en el desarrollo de un país y fue dejando tantas huellas en el paisaje, pero también en construcciones tan funcionalistas como los silos y elevadores de granos, los galpones o los mataderos. Entre los sistemas más notables se cuenta la red de silos de hormigón armado construidos por la Junta Nacional de Granos en la década de 1930 (Ministerio de Obras Públicas de la Nación, Provincias Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Chaco y La Pampa; década de 1930), o piezas excepcionales como el galpón de esquila de ovejas más grande del mundo perteneciente la estancia María Behety (Tierra del Fuego, 1935).
7. Sistema ferroviario: Estación Retiro y Tren de las Nubes
Elemento clave en el desarrollo del país por más de cien años, la red del ferrocarril llegó a ser una de las cinco más extensas del mundo a mediados del sigo XX y sus construcciones son un gigantesco testimonio de la evolución de tecnologías, de variedades tipológicas y de cambios estilísticos. El conjunto del patrimonio ferroviario es de gran impacto tanto en el paisaje rural como urbano por su escala y diversidad formal. La potencia innovadora de este sistema está bien representada en la terminal Retiro del Ferrocarril Mitre en Buenos Aires (Arqs. Eustace Conder, Roger Conder y Sydney G. Follett, 1910-16) y el Viaducto La Polvorilla del Tren de las Nubes en Salta (Ing. Richard Maury y Lola Mora, 1921-48).
8. La ciudad de La Plata
Verdadera materialización de una utopía prefigurada por Julio Verne, la nueva capital de la Provincia de Buenos Aires fue una propuesta que hoy llamaríamos futurista, pero también ambientalista (Departamento de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires, 1882). Fue desarrollada en pocos años y allí se ensayaron soluciones formales y constructivas que luego se adoptarían en otras partes del país, inclusive en la misma Buenos Aires. Un verdadero hito en la historia del urbanismo, la ciudad de las diagonales y de los tilos posee además un conjunto de edificios y sitios públicos derivados del eclecticismo del siglo XIX, únicos en su tipo, coronado por el más avanzado y original museo de ciencias naturales de su época.
9. Edificios de hormigón armado: Galería Güemes, Pasaje Barolo y Edificio Kavanagh
Pocos países del mundo poseen un patrimonio tan importante derivado de la tecnología del hormigón armado como la Argentina. Las primeras construcciones con este material se erigen en 1901 dentro del zoológico de la ciudad de Buenos Aires y continúan en estructuras de depósitos en Puerto Madero. La consagración llegaría con tres edificios erigidos en Buenos Aires que fueron los más altos del mundo en sus respectivas décadas: la Galería Güemes, en 1910 (Arq. Francesco Gianotti y empresa Philip Holzmann,1912-15), el Pasaje Barolo, en 1920 (Arq. Mario Palanti y empresa Wayss & Freytag, 1922) y el Edificio Kavanagh, en 1930 (Arqs. Sánchez, Lagos y De la Torre e Ing. Rodolfo Cervini, Buenos Aires, 1934-36).
10. La República de los Niños
Este proyecto tan representativo del primer gobierno peronista fue concebido como un parque educativo y recreativo para la formación cívica de los niños en edad escolar y el conocimiento de las instituciones democráticas y republicanas, del estado y de la sociedad (Arqs. Gallo, Lima y Cuenca, Gonnet, provincia de Buenos Aires, 1949-52). Un proyecto innovador para la comunicación de un relato estructural identitario que se materializó en formas eclécticas ya asimiladas a lo nacional y en escala infantil, algo inédito dentro de la historia de la arquitectura, que más que probablemente inspirara la futura primera Disneylandia.
Fuente: Virginia Mejía, La Nación