Por qué te lo recomendamos. Construyó edificaciones monumentales, de estilo tan inclasificable como impactante, en poblados escasamente poblados en su época. Con los años, este arquitecto e ingeniero se transformó en mito: el hombre que entre 1936 y 1940 levantó más de 60 obras en la Provincia de Buenos Aires.
Portal del cementerio de Azul.
La obra de Francisco Salamone, hoy en algunos casos derruida, es objeto de culto para los arquitectos. Nacido en Sicilia en 1898 y fallecido en Buenos Aires en 1959, se especializó -en aquel período- en tres tipos de edificaciones: el municipio, el cementerio y el matadero de las localidades a las que fue convocado.
Municipalidad de Coronel Pringles, un trabajo emblemático.
Gobernaba Buenos Aires Manuel Fresco, simpatizante del fascismo europeo que crecía en aquella época. Fresco, bajo el lema “Dios, Patria y Hogar”, llevaba adelante un ambicioso plan de obras públicas que buscaba reactivar la economía, dar trabajo tras las heridas sociales que había causado la Crisis del 30 y, en ese contexto, revertir el éxodo a las grandes ciudades. Salamone tendría la tarea de recrear la monumentalidad del Estado en el sudoeste bonaerense, en una quincena de localidades.
Palacio Municipal de Rauch.
Matadero de Salliqueló, con su torre tanque.
Las municipalidades y los mataderos de Coronel Pringles, Guaminí y Salliqueló; las municipalidades de Laprida, Alberti, Coronel Pringles, Guaminí, Carhué; y los cementerios de Laprida -con un monumental Cristo de 33 metros-, Saldungaray y Azul, entre sus obras. En los edificios de gestión comunal, siempre, una torre que superaba al campanario de la iglesia con un reloj: la hora oficial.
El cementerio de Saldungaray.
Una escuela diseñada por Salamone en Balcarce.
El hormigón -innovación técnica del momento, llamado «piedra líquida»- permitía alcanzar, con solidez maciza, las alturas. Capaz de lograr un impacto extraordinario. Su estilo fue, en verdad, una rara conjugación: Art Decó, modernismo, neofuturismo italiano, monumentalismo. Pasó a la historia y aún hoy es objeto de culto. «Creador de altares urbanos», fue definido alguna vez.
Fuente: Clarín