La compra de un libro debe mucho a la vivencia presencial: la entrada a la librería suele ser parte de un paseo que, con suerte para el librero y para el lector, derivará en ese hallazgo muchas veces inesperado con un nuevo título que nos tiente a leer (o a regalar), después de tocar, hojear, oler los ejemplares de papel. Los dueños de los locales son los primeros que lo saben.
Pero la cuarentena obligatoria plantea un desafío inédito y, con las persianas bajas, los obliga a reinventarse: con el principal caudal de ingresos en suspenso, la mayoría de ellos ensaya la dinámica del delivery de libros, desde que el 13 de abril fue autorizada la venta de libros por Internet con entrega a domicilio (la actividad fue exceptuada del aislamiento obligatorio, mediante la decisión administrativa 490 que emitió el Gobierno).
Ahora, y tras lanzar una convocatoria para que los vecinos de los respectivos barrios compren y también regalen libros mediante el sistema de envíos, los dueños de los locales se llevan la grata sorpresa de que venden más de lo que esperaban: si bien subrayan los porcentajes de venta a domicilio están todavía muy lejos de equipararse a lo que venden con sus librerías abiertas, la mayoría de los consultados refiere que sus expectativas iniciales se vieron superadas. Buscan así seguir activos, cubrir sus gastos fijos y cumplir con la cadena de pagos, gracias a este tipo de iniciativas y al apoyo de sus clientes lectores.
Un retrato de avenida Corrientes, con las librerías cerradas. / Luciano Thieberger.
Así, se las ingenian para hacer frente a este momento: reciben los pedidos vía teléfono, redes sociales o mail, y se encargan de entregarlos ellos personalmente o enviarlos a través de algún servicio de mensajería, respetando los protocolos de seguridad (algunas ofrecen dejar el paquete en la puerta, o en un buzón, para minimizar el contacto entre personas, y otras, como Céspedes libros, hasta incluyen un breve manual gráfico para higienizar el paquete y los libros que éste contenga). En general prefieren recibir los pagos a través de transferencias bancarias o Mercado Pago, antes que efectivo.
Además, algunos locales ofrecen promociones complementarias, como el Vale Futuro, por el cual, pagando $500, el lector cuenta con $550 a su favor en las próximas compras que realice, o planifican descuentos y combos para promover las ventas en los meses que siguen.
Preparando el envío. / Luciano Thieberger.
“Venimos con un ritmo vertiginoso, nos fue bien”, cuenta Federico Majdalani, de Mendel. “Cada uno se las arregla como puede y habilita sus canales de comunicación. Obviamente, con la librería abierta se vende más, diría que la venta del delivery es menos compulsiva, se piden títulos específicos y no siempre hay espacio para la recomendación. El futuro dirá si esta dinámica puede convivir con las ventas presenciales: el delivery no es el objetivo de los que tenemos librerías, que siempre preferimos el espacio físico, pero en este momento nos ayuda”.
Guido Indij, de Asunto Impreso, opina por su parte que “los compradores que van a la librería a buscar un título puntual pueden representar un 15 o 20%, difícilmente más; los demás son aquellos que se llevan un libro porque lo ven y se tientan, de manera que el volumen de la venta online no podría ser significativo, ni lo es en absoluto. Sí creo que es una manera de mantener un servicio».
Mientras que Pablo Braun, de Eterna Cadencia, refiere que “obviamente no es lo mismo que tener el local abierto, pero estamos agradecidos de poder empezar a facturar después de un mes de absoluta inactividad y pagando los gastos fijos, algo que resulta durísimo. Nuestro sistema de entregas está en parte colapsado, porque la gente está ansiosa, pero intentamos dar respuesta a la demanda. Estamos haciendo todo para mantenernos activos; hoy, es lo que hay.”
Aleph y La Coop (Almagro), Waldhuter (Barrio Norte), El gato escaldado (Boedo), La vaca mariposa (Belgrano), La gata y la luna (Núñez) y Alamut (Palermo), así como Fedro (San Telmo), Gauderio (Villa Urquiza) y Medio pan y un libro (Vila Ortúzar) son otras de las decenas de librerías que por estos días ofrecen recomendaciones y envíos a las casas.
Mantenimiento en un local, a puertas cerradas. / Luciano Thieberger.
Cecilia Fanti, de Céspedes, también refiere que recibió pedidos numerosos, aunque “no tenía expectativas de ningún tipo. Así como me sorprendió el aislamiento, me sorprendió la posibilidad de poder vender con la modalidad delivery, y tuvimos una muy buena semana porque la gente está acopiando libros durante el encierro y aprovechando las promociones. Tengo la percepción de que hay algo más desbocado en estos días, porque durante varias semanas no se pudo comprar. Es un movimiento interesante que nos permite cubrir gastos y no detener nuestra cadena de pagos. En principio, agradecidos aunque no creo que se sostenga en el tiempo; creo que este es el dinamismo propio de la cuarentena pero que el mercado se va a normalizar, somos optimistas”.
“En nuestro caso, todavía es muy pronto para establecer en que porcentaje de la venta histórica se va a establecer la nueva modalidad de venta con entrega, lo cierto es que hoy es nuestro único ingreso y estamos tratando de ampliarlo”, explica por su parte Ecequiel Leder Kremer, de Librería Hernández. “El delivery no alcanza y no va a alcanzar para mantener nuestras empresas a flote porque esta modalidad no soporta desde lo económico toda la estructura tradicional. En nuestro caso –explica-, la venta on line siempre ha sido un servicio adicional, pero al igual que muchos colegas, nuestra principal línea de trabajo es la atención en nuestros locales de venta. Ojalá que más temprano que tarde, con medias de distanciamiento y precaución, podamos encontrarnos nuevamente en las librerías.”
En Brezal cuentan que les está yendo “bastante bien” en relación a las expectativas que tenían. “Si bien es muy diferente al nivel de ventas de cuando estábamos abiertos, estaremos cubriendo ahora más menos un 40% de nuestro ingreso”, detalla Matías Zoja, que hace entregas tres veces por semana. “Es una dinámica que se puede sostener, aunque no tan a largo plazo porque ahí empezarían a aparecer otros jugadores de mayor peso, con ventajas estructurales y de costos que a la larga nos afectaría a las pequeñas librerías. Creo que nos ayudó bastante habernos sumado a la #reddelibreríasyespaciosdeartesgráficas, y también ofrecemos el Vale Futuro. Lo más positivo de todo esto es el espíritu colectivo con el que reaccionó a la crisis la comunidad del libro, y que fue muy bien recibido por los lectores”.
“Nosotres estamos haciendo delivery de un día para el otro, y el barrio respondió bien los primeros días. Actualmente, hablamos de un 30% de nuestra venta habitual”, confía Julia Bustos, de Musaraña. “Consideramos la venta online un paliativo, y lo estamos haciendo para sobrevivir y para acompañar a nuestros clientes que están en sus casas, aunque es muy triste no poder abrir y saber que muchas editoriales no van a poder imprimir sus novedades este año, con el laburo perdido que implica también para las imprentas. Vamos a tener toda la cadena parada, pero sabemos que los y las clientes están ahí bancándonos, recibimos mucho cariño.
Preparando títulos. / Luciano Thieberger.
Nurit Kasztelan, de Librería Mi Casa, ofrece su catálogo a través de un sitio web, que incluye títulos de editoriales numerosas y muy diversas, y cuenta que le está yendo mejor de lo que imaginó: “Estoy teniendo mucho más trabajo que antes y por eso agradecida, aunque mi caso es diferente al de otros colegas que tienen que mantener un local porque tengo una librería a puertas cerradas y eso me permite abaratar los costos. En mi caso, utilizo una mensajería y los libros se entregan en el mismo día y se pagan por transferencia bancaria. Me contactan muchos clientes que quieren hacer regalos o precisan una recomendación”.
Bernardo Beccar Varela, de Dulcinea, comenta en la misma línea que, si bien su librería siempre tuvo venta online a través de Mercado Libre, sumó el delivery porque la comisión que sacan es mayor. “La venta por delivery nos reditúa más, ya que Mercado Libre nos saca el 13% de nuestra comisión como libreros, que es de entre un 35 y 40% por ejemplar. A través de este sistema de entregas, que arrancó muy, muy bien, ganamos más e incluso sacamos muchos títulos que antes no salían tanto, calculo que porque la gente tiene más tiempo para mirar el catálogo. Esperamos que ambas modalidades -presencial y delivery- puedan convivir a futuro.”
Ana López, de Suerte Maldita, cuenta que ellos arrancaron con el delivery apenas les otorgaron el permiso, y que hacen entregas las 24 horas los 7 días de la semana: “Es una ‘infraestructura del pulmón’, la llamo yo, para responder a la demanda personalizada, porque eso es lo que además nos distingue”, señala. “La logística de reposición es más complicada, porque hay editoriales y distribuidoras que todavía no están operativas, pero aún así estamos recomendando y haciendo entregas. Esta semana de apertura fue buena, pero quizás sea pronto para hacer proyecciones en el largo plazo”. ¿Un dato de color? “Salieron muchísimo Piglia, Baricco, algunos pedidos nos sorprenden porque no son los de las novedades literarias”.
“Esta semana tuvimos, en resumen, una explosión de ventas y pedidos, y estamos adaptándonos al nuevo sistema de envíos -concluye Juan, de Mandrágora-. Claro que la logística se hace a pulmón así que implica un esfuerzo, y que necesitamos reabrir los locales. Pero después de un mes de restricción, agradecemos el permiso, aunque hay mucha incertidumbre en el sector. Coincidimos casi todos en que las ventas probablemente se reduzcan bastante este año”
Algunas librerías con delivery y los servicios que ofrecen
Asunto Impreso (San Nicolás): Tienen guardia diaria para recepción de pedidos y los libros se entregan tres días por semana. El sitio web es www.asuntoimpreso.com
Librería Hernández (San Nicolás): El sitio web es www.libreriahernandez.com En el ámbito de capital mandan los libros en moto en forma gratuita por compras desde $ 1500. Por importe menores, cobran $ 150 en CABA.
Musaraña Libros (Zona Norte): En Instagram @musaranialibros y por mail a [email protected]. Entregan de un día para el otro.
Librería Mi Casa (Villa Crespo): Ofrecen el catálogo en su sitio web (www.libreriamicasa.com.ar) y reciben pedidos por mail a [email protected] y también a través de las redes sociales. Los envíos se hacen generalmente en el día a través de un servicio de mensajería que paga el cliente, y el pago de los libros mediante transferencia bancaria.
Suerte Maldita (Villa Crespo): https://twitter.com/SuerteMaldita_ Reciben pedidos por Instagram, Facebook o Whatsapp y los libros se entregan, en lo posible, dentro de las 24 horas.
Mendel (Palermo): https://twitter.com/librosmendel Reciben pedidos por Whatsapp, Facebook, Instagram o Twitter. Se intenta entregar en el mismo día.
Brezal (Barrio Norte): hacen entregas tres veces por semana, también reciben pedidos a través de los redes sociales. www.brezal.com
Céspedes (Colegiales): https://twitter.com/CespedesLibros
Eterna Cadencia (Palermo): www.eternacadencia.com.ar
Mandrágora (Villa Crespo): Reciben por IG y whatsapp (1159673760) y se entrega el mismo día o al siguiente.
Eudeba: Venden a través de su página web www.eudeba.com.ar y la tienda oficial de Mercado Libre. Además, desde el último fin de incluyen una promo: con las compras de $1000 o más hacen el envío gratis a todo el país.
Fuente: Clarín