Alguna vez fue definido por María Pía López como «la figura del escritor plebeyo y democratizante respecto de la cultura».
El domingo próximo desde las 8 de la mañana la editorial Penguim Randon House compartirá en sus redes @megustaleerarg (Twitter, Facebook e Instagram) el comienzo de «El juguete rabioso», su primer libro en el que se conjuga la observación aguda de la realidad social, política y marginal, con la descripción minuciosa de los más hondos sentimientos humanos.
Además, el mismo domingo 26 de abril a las 19.30 se estrenará online el largometraje «Erdosain» de Fernando Spiner y Ana Piterbarg, basado en «Los siete locos», con actuaciones de Carlos Belloso, Pablo Cedrón, Daniel Fanego, Daniel Hendler, Moro Anghileri, Leonor Manso y más.
Será en la web del Centro Cultural Kirchner, www.cck.gob.ar, mientras que a través de la cuenta de Facebook del CCK, los responsables del film realizarán una presentación en vivo.
Pocos escritores argentinos han sido tantas veces releídos y repensados como Roberto Arlt, hijo de inmigrantes lituanos, nacido el 26 de abril de 1900 en Buenos Aires.
Arlt no superó el tercer grado de la primaria, leyó poco y mal, escribió con penosas faltas de ortografía y se convirtió en uno de los más destacados exponentes de la narrativa local.
Fue autor de novelas, cuentos, piezas teatrales y crónicas periodísticas, además de sus famosas aguafuertes en las que retrató con ironía a sus contemporáneos.
Entre sus títulos más destacados se cuentan «Los siete locos», «Los lanzallamas», «El juguete rabioso», «El amor brujo» y «El jorobadito».
Trabajó como cronista policial en el diario Crítica, de Natalio Botana, fue corresponsal del diario El Mundo y cuando conoció a Leónidas Barletta tomó contacto con el Teatro del Pueblo, por lo que en adelante se entusiasmó con la dramaturgia y escribió obras como «300 millones», «La isla desierta», «Saverio el cruel», «El fabricante de fantasmas» y «La fiesta del hierro».
En sus novelas como en sus cuentos, su temática giró en torno a la angustia, la hipocresía de la sociedad burguesa, la marginación, el aburrimiento, la miseria y los tabúes sexuales, con un lenguaje típico porteño y las características aportadas por el aluvión inmigratorio.
El 26 de julio de 1942 la muerte lo sorprendió.A a los 41 años sufrió un paro cardíaco, tras asistir a un ensayo en el Teatro del Pueblo.