Horacio Fontova no se conformó con un arte: fue cantante, músico y compositor, hizo reír a una generación en televisión junto a Jorge Ginzburg, y sus ilustraciones en la revista El Expreso Imaginario son recordadas por su vuelo. El Negro, como se lo conocía, murió en el Hospital Finochietto, donde estaba internado desde hacía tiempo.
Con la muerte de Horacio Fontova, se va un personaje emblemático de la cultura popular argentina a la que dotó de su impronta como músico, compositor, actor, dibujante y escritor.
El artista falleció en el Hospital Finochietto, donde estaba internado desde hacía tiempo como fruto de “pelear durante años con una enfermedad” que su entorno no quiso precisar.
La actividad de Fontova en los diversos territorios del arte por los que transitó tuvo como denominadores comunes la versatilidad, el humor y el compromiso.
Sobre esos pilares el creador construyó una obra variada y apreciada que –en sintonía con sus más profundas convicciones políticas e ideológicas- siempre lo ligó con lo popular.
En la música, su momento de mayor exposición fue con Fontova y sus Sobrinos, en los ’80, gracias a la canción «Me siento bien». Sin embargo, su trayectoria había empezado antes, con bandas como Patada de Mosca y el Dúo Nagual, y antes del éxito había armado Fontova y La Foca y Fontova Trío. Pasó por períodos en los que investigó el folklore argentino, aunque su mayor suceso lo consiguió con los ritmos caribeños, a los que les agregaba su humor.
Imagen: Bernardino AvilaL
«Mi historia musical es medio complicada», dijo en 2018 . «Vengo de familia de músicos clásicos. Mi viejo era cantante lírico y productor cinematográfico; mi vieja era una gran concertista de piano. Mi abuelo León Fontova fue un gran violinista, creador de la Sociedad de Música de Cámara de Buenos Aires. Yo debería haber salido un músico “serio” como ellos, aunque eran una manga de dementes. Pero al principio me resultó aburrida la cuestión del solfeo y la teoría, hasta que en mi adolescencia apareció en un cumpleaños una prima guitarrera y folklorista, y me regaló una guitarra. Y empezó a enseñarme a tocar cuecas, zambas, chacarera y bailecitos, entonces dije: ‘¡Esto es más fácil y me gusta mucho!’. Ahí comenzó mi carrera folklórica. Y el tango apareció inevitablemente: nací en pleno centro, en Plaza Lavalle, y me crié en la calle Corrientes. Soy más porteño que el Obelisco, o sea que el tango lo vengo mamando de ahí. Y después se fueron sumando músicas a mi vida: el rock, la música latina y músicas internacionales que me acompañan desde niño. Con la excusa de amores y desventuras, me largo con todo en cualquier idioma».
Como actor, tuvo gran llegada y ganó dos Martín Fierro con el personaje de Sonia Braguetti en el programa Peor es nada, con Guinzburg. Sus antecedentes lo ubican en las obras Hair y Jesucristo Superstar y con hitos como reemplazar a Daniel Rabinovich en Les Luthiers durante una gira por España. En teatro hizo Porteños, Orquesta de señoritas, Malos hábitos y La corte del faraón. También participó en películas como Aballay y Metegol, entre otras.
Fuente: Página 12.