Por qué te lo remendamos. No solo se trata de obras de arte y del gusto de los críticos: cuando el nombre de un artista se transforma en una marca global, los coleccionistas -por especulación financiera o por mero capricho de la autoestima- se pelean por su trabajo. Conocé a Jeff Koons, el creador estadounidense que a puro desparpajo se transformó en el artista vivo más caro.
Jeff Koons con «Rabbit», vendido por 91 millones de dólares. / Daniel Deme/EPA
En mayo de 2019, una subasta en la casa Christie’s elevó al neo-pop Jeff Koons al rango de «artista vivo mejor pago de la historia». Su escultura de acero inoxidable Rabbit (1986), de un metro de alto, se vendió en 91 millones de dólares. «Muchos críticos afirman que el conejo de Koons marcó un hito en la historia del arte al señalar el fin de todas las nociones conocidas de la escultura tradicional hasta entonces», argumentó la casa de subastas en aquel momento. En 2013 había superado los 50 millones de dólares con la venta de Dog Balloon Orange (1994-2000), una escultura enorme que mostraba la figura de un perro como si fuera un globo inflable de los que arman los payasos.
De la serie «Dog Balloon», de Jeff Koons
Este creador nacido hace 65 años sabe que el éxito no siempre va acompañado del aplauso unánime: curadores y críticos han deslizado críticas a su obra. Algo de eso le pasó en octubre pasado con Bouquet de tulipanes, la escultura -de 13 metros de alto- que emplazó en los Campos Elíseos como homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas de 2015 que sufrió Francia. Intelectuales y artistas parisinos criticaron fuerte el gigantismo y la banalidad del trabajo, cuya construcción se financió con fondos privados. Se trata de once tulipanes creados de una aleación de bronce, acero y aluminio en diferentes colores. «El ramo está compuesto de once flores solamente, la duodécima simboliza la pérdida nacida de los atentados” dijo el artista durante la inauguración en París.
Rey de la autopromoción, en dos oportunidades fue condenado por plagio, algo que de todas formas no lo dañó. Décadas atrás, creó obras en las que protagonizaba relaciones íntimas con la estrella porno Cicciolina -su esposa de aquel entonces- en la serie Made in Heaven.
Quienes lo celebran, dicen que unió lo conceptual con el pop y el kitsch, consagrando, además, un matrimonio entre arte y mercado. Su trabajo se nutre del atractivo de texturas y motivos hechos para el placer del consumo.
“Creo absolutamente en la publicidad y en los medios de comunicación (…) Tanto mi arte como mi vida personal están basados en ello”
Formado en Wall Street como corredor de bolsa, supo aprovechar cada momento. Cuando presentó la serie Banalidad, cuyo exponente más célebre fue un Michael Jackson de porcelana blanca y lustre dorado, acompañado de su chimpancé Burbujas, ganó -nuevamente- la atención de la prensa. Sin temor a la provocación, dijo alguna vez: “Creo absolutamente en la publicidad y en los medios de comunicación (…) Tanto mi arte como mi vida personal están basados en ello”.
Michael Jackson según Jeff Koons. / AP
Fuente: Clarín