Es una serie realizada en 2007 pero en estos días de inusitada actualidad en la que decidió quitar las figuras de las obras maestras de la pintura, ofreciendo elocuentes escenarios deshabitados, desde La última cena de Da Vinci hasta Las Meninas de Velázquez.
Huyeron del Palacio real la infanta Margarita y sus Meninas; no hay Apóstoles ni Jesús sentados a la larga mesa de la ultima cena; desaparecieron los noctámbulos del famoso bar en ochava, de Edward Hopper, y un bosque solitario no muestra a ninguna Venus naciendo, en la más famosa obra de Sandro Botticelli.
Reacio a las redes sociales, Ballester no imaginó ni planeó la repentina popularidad de su serie «Espacios Ocultos» (2007), obras que han adquirido nuevos sentidos al mostrar escenarios vacíos donde las personas se han desvanecido, una perfecta metáfora de las calles y los espacios urbanos hoy, en tiempos de aislamiento forzoso.
«El ser es lo práctico, la nada es lo útil», reza un fragmento de uno de los poemas del Tao te king atribuido a Lao Tse, principal maestro del taoísmo, que ahora cita Ballester, en diálogo con Télam desde su confinamiento en España, por su «magnífica descripción del potencial que se esconde en el vacío».
– Periodista: Sus obras se han viralizado en redes para pedir a los ciudadanos que se quede en sus casas. ¿Cómo lo tomó?
– José Manuel Ballester: Realmente no tengo una idea precisa de la repercusión porque no participo de ninguna red social por una razón muy sencilla: el proceso artístico y su desarrollo requiere sus tiempos y estos medios no me parecen los más idóneos en este sentido, ya que son voraces depredadores de consumo donde el tiempo impone un ritmo poco propicio para el desarrollo de muchos aspectos que requieren de un rigor, análisis y reflexión que difícilmente se pueden ejercer dentro de estos medios. Pero por otra parte, si mi trabajo está sirviendo para afrontar el confinamiento de forma útil y cumple una función de concientizar, en estos momentos tan necesaria, bienvenido sea.
-P: ¿Cómo nació la idea de realizar reinterpretaciones de las obras clásicas de la historia del arte sin sus protagonistas?
– JMB: Es difícil decir en qué momento se inició porque en mi trabajo anterior a esta serie estaba plasmando la misma idea pero en el contexto urbano actual. Fue trasladar de los espacios públicos, edificios estaciones, lugares de paso, sin la presencia de personajes, al contexto de la pintura clásica. Pero lo que me parece muy importante no es únicamente aplicar un proceso conceptual de vaciado de grandes obras maestras sino también cuáles son las que he procesado y por qué. Y si atendemos a este aspecto podemos hacer un viaje no solo por la historia del arte occidental sino un recorrido por los temas que más han inquietado a la condición humana mediante los temas y géneros que con más frecuencia se han desarrollado en el mundo del arte.
– P: Ha dicho que esta serie surgió a raíz de un sueño que tuvo, y que le interesa la presencia humana pero a través de las huellas, no directamente a través de la acción. ¿Puede ampliar esta idea?
– JMB: Fue la desaparición de un ser querido lo que me incitó a vaciar una de sus obras predilectas, que era la Anunciación de Fra Angélico que se muestra en el Museo Del Prado. Fue entonces cuando confluyeron muchos detalles porque precisamente esta obra significaba para mi no solo el anuncio protagonizado por el tema religioso también la presentación de un nuevo estilo que «anunciaba» una nueva época: el Renacimiento. Y para mi supuso la Anunciación de esta serie y una nueva manera de afrontar mi trabajo y de entender el arte en su relación con la época a la que pertenece. Cada época tiene una forma de relacionarse con la realidad y con esta serie pretendí explorar sobre el reto de entender nuestra realidad de otra manera.
– P: ¿Qué nuevos sentidos cree que cobran en la actualidad estos espacios icónicos de la pintura, despojados de las personas?
– JMB: Me gustaría señalar el capítulo-poema XI del Tao te king atribuido a Lao Tse y su magnífica descripción del potencial que se esconde en el vacío:
«Treinta radios convergen en el cubo de una rueda/ mas en su nada radica la utilidad del carro/Se labra el barro para hacer vasijas/mas en su nada radica la utilidad de la vasija/Se horadan puertas y ventanas para hacer un aposento/mas en su nada radica la utilidad del aposento/ El ser es lo práctico, la nada es lo útil».
– P: ¿Cuál fue el proceso para realizar estas obras?
– JMB: A partir de un archivo de la obra original en alta resolución utilizo una serie de herramientas muy afines al proceso pictórico que me permiten reconstruir los espacio que supuestamente están escondidos detrás de los personajes y ocultan parte del fondo. Al desaparecer la parte narrativa que aportan los personajes, convierto el fondo escénico de la obra en protagonista de la misma, fruto de la modificación de la secuencia temporal que cada artista ha elegido en su concepción original de la misma. Esta intervención llena de múltiples interpretaciones en el sentido de que vaciar en realidad me permite llenar de oportunidades y por tanto de muy diversas interpretaciones y una de ellas es la que está atrayendo en estos días la atención en torno a la pandemia.
-P: ¿Cómo vive en lo particular este momento?
– JMB: Desde un principio intenté adelantarme a las actuaciones que iba marcando las autoridades españolas porque consideré que no eran las apropiadas y no iban por delante de los acontecimientos y más teniendo el ejemplo de Italia tan cercano y anteriormente las noticias que nos llegaban de China. He viajado con mucha frecuencia a este país y me merece mucho respeto. Creo que nos dieron información suficiente para prepararnos a lo que nos íbamos a enfrentar. Y ahora simplemente estoy confinado.