La ley 14.800, promulgada en enero de 1959, indica que cuando se demuele un teatro el propietario tiene la obligación de construir otro de características semejantes en su lugar. El enorme valor comercial de los terrenos, que por su ubicación céntrica y su gran tamaño son requeridos para edificar oficinas, torna problemático su cumplimiento efectivo. «Es fundamental entender que el mayor problema de la ley 14.800 es que no cuenta con un organismo de aplicación -explica Teresa Anchorena, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos-. Cuando una ley no está reglamentada, lamentablemente se genera un vacío legal, y finalmente queda a criterio de quienes realizan las demoliciones y las obras la voluntad de construir otro teatro que cuente con las mismas características». Si bien la situación de cada uno de los teatros tiene sus especificidades, es notable que, en líneas generales, la construcción de los teatros no avanza en los tiempos y formas debidas, mientras que los proyectos inmobiliarios, de mayor rédito comercial, progresan sin inconvenientes. Ahora bien, a continuación, detallaremos la situación de cada uno de los teatros, desde 2018 a la fecha.
1- Teatro Argentino, ubicado en Bartolomé Mitre 1444
A diferencia de lo que sucedía dos años atrás cuando todavía estaba en obra, la enorme torre fue finalizada, pero el teatro sigue en veremos. El edificio cuenta con 269 departamentos y 174 cocheras ubicadas en el subsuelo. Todo en pleno funcionamiento y habitado. Vecinos del lugar indicaron a LA NACION que el teatro no fue terminado por las dificultades que generaron la falta de inversionistas. M&M, la constructora a cargo de la obra, fue consultada sobre las razones por las cuales la obra del teatro está detenida, pero no se dieron demasiadas explicaciones. La arquitecta Belén Adba comentó: «La obra está súper parada al menos desde mayo de 2019. La idea era avanzar con el teatro. Pero sé que el lugar lo estaban usando como depósito». La constante que se repite, en diferentes lugares de la ciudad donde los teatros fueron demolidos, es que los intereses de las empresas constructoras están más vinculados a terminar los departamentos, las oficinas y las cocheras, que los espacios destinados a emplazar salas teatrales. El Teatro Argentino fue incendiado el 2 de mayo de 1973 por un grupo comando que arrojó en su interior 25 bombas molotov para evitar el estreno del musical Jesucristo Superstar.
2- Teatro Politeama, ubicado en Corrientes 1490
Sobre esa esquina, desde hace más de dos años se continúa la construcción de un inmenso edificio de oficinas que tiene también salida por la calle Paraná, donde la obra ya está finalizada. El teatro, una vez que la obra esté terminada, estará ubicado en la intersección de los dos edificios, pero aún nadie sabe explicar qué empresa se hará cargo de su construcción. En enero de 2018, el arquitecto Francisco Loetscher, a cargo de la obra, explicó: «La refacción del teatro no está empezada ni tiene aún una fecha de inicio, aunque sí comenzó la construcción de las oficinas. Faltan dos años por lo menos para finalizar las estructuras de las oficinas, así que antes de los cuatro años, es casi imposible que esté el teatro». Los cuatro años se cumplirán en 2022, pero todavía hay más preguntas que respuestas. Desde la constructora SD, si bien han demostrado excelente predisposición, no han brindado mayores detalles. Sin embargo, las buenas noticias llegan de la mano de Juan José Campanella quien pudo brindar información del proyecto. El Teatro Politeama tendrá 700 localidades y tiene fecha de apertura para este año. Para su construcción se invirtieron 1,5 millones de dólares, con el apoyo del Banco Ciudad, que otorgó un préstamo para la obra. «Pusimos todos nuestros ahorros, así que espero que nos vaya bien», comentó el director de cine. El teatro será de primera categoría, su entrada será por Paraná y contará con última tecnología en materia de sonido, iluminación y proyección. Estará acondicionado para musicales, tendrá 23 metros de parrilla y fue diseñado para que se vea perfectamente desde cualquier butaca. El Politeama fue uno de los más bellos teatros porteños. Fue demolido en 1958.
3- Teatro Odeón, ubicado en Corrientes 780
En 2018, el lugar estaba en plena obra. Hoy, sobre la avenida reluce una torre que funciona como un espacio de oficinas absolutamente terminado. Ante la consulta de esta sección sobre las razones por las que el teatro aún no fue terminado, no hubo respuestas desde la constructora Arupac. Fuentes allegadas a la empresa indicaron que el lugar donde deben acondicionarse las dos salas teatrales de 950 espectadores cada una está finalizado en términos estructurales, pero falta el acondicionamiento, que tampoco supieron decir a cargo de quién estará. En comunicación con María Dujovne, una de las arquitectas a cargo de la obra, describió el proceso de diseño: «En la torre se construyeron dos salas de teatro equivalentes en la calidad al ex-Teatro Odeón. Se hicieron estudios acerca de la visual de los espectadores para realizar la pendiente adecuada en el lugar de las butacas, se acondicionó la acústica y la climatización correspondiente. Desde la proyección, puedo asegurar que el teatro fue el centro y que todo el proyecto giró en torno a eso. Fuimos uno de los dos estudios que participó en el proyecto y después la dirección estuvo a cargo de otras personas», cerró. El viejo Odeón, emplazado en 1892 sobre las ruinas del demolido Teatro Edén, en Esmeralda 367, fue uno de los más bellos templos teatrales de Buenos Aires. En 1985 fue declarado inmueble protegido por su interés cultural y arquitectónico, según la citada ley 14.800, que, además, declara de interés nacional la actividad teatral. Sin embargo, esa protección fue revocada durante la intendencia de Carlos Grosso y en 1991 el edificio fue demolido.
4- Teatro Armando Discépolo, ubicado en Pichincha 53
Hace 11 años que es una iglesia evangelista pentecostal. El frente del lugar tiene una persiana gris baja que incluye una cochera, y permanece igual a como estaba hace dos años. Jorge González, responsable del lugar, comentó: «El teatro tenía salida a la avenida Rivadavia y Pichincha, porque la propiedad tenía forma de ele. En la parte de Rivadavia se realizó hace más de quince años un edificio de veinte pisos. De ahí se hizo un consorcio y se dividió el lugar en dos propiedades, y lo que propiamente era el teatro lo compró una persona para hacer un estacionamiento. Dada la ley 14.800, que indica que donde un hubo un teatro tiene que haber otro, el estacionamiento fue clausurado dos veces. Solamente se pueden poner actividades que sean de interés cultural como bibliotecas, fundaciones o iglesias -explica-. Así entramos nosotros y hace once años que estamos funcionando de forma legal». Según lo dicho, no hay posibilidades de que en un futuro cercano vuelva a funcionar un teatro en lo que fue, ya hace demasiados años, el Discépolo.
5- Complejo Teatral Lasalle, ubicado en Perón 2269
En el local donde alguna vez funcionó el teatro, hay una persiana baja verde y detrás una reja del mismo color que permiten ver el lugar donde están, todavía, las boleterías y el hall de entrada a las salas. En el fondo del local hay algunas sillas desperdigadas y macetas con plantas en buen estado que revelan cierto cuidado. Hace dos años, cuando LA NACION se acercó al lugar todavía estaba la marquesina del teatro, pero hoy ya ni eso queda. En su lugar, la pared está despintada color cemento y en los alrededores del lugar nadie sabe demasiado ni se percibe movimiento dentro del teatro. No hay ninguna obra en marcha, nada que permita pensar que pronto se abrirán las salas perdidas hace tiempo.
Buenos Aires merece, por lo que alguna vez fue dentro del mundo del teatro, recuperar las salas perdidas. Sin embargo, para llegar a buen puerto, es fundamental mayor voluntad política para que realmente se aplique una ley que, por diversas razones, las empresas logran esquivar, dilatando los tiempos de la construcción de las salas.
Fuente: La Nación