Los héroes de acción nunca se jubilan. Y si no lo creen, miren a Harrison Ford, que a los 77 hace rafting, anda en trineo y se enfrenta a osos en El llamado salvaje, que se estrena este jueves en la Argentina. Basada en la célebre novela de Jack London de 1903, la película cuenta el vínculo entre un hombre y un perro en la hermosa e inhóspita región de Yukón, en el noroeste de Canadá, durante la fiebre del oro de fines del siglo XIX.
“Leí el libro en mi época de estudiante y me emocionó. Pero no lo había vuelto a leer en más de 50 años. Así que cuando me ofrecieron este papel releí el libro y me pareció que era una película interesante de hacer”, contó el actor en las entrevistas previas al estreno mundial de la película sobre los motivos que lo llevaron a aceptar hacer de John Thornton.
El personaje es un hombre desencantado, un aventurero solitario emigrado a Yukón tanto para buscar oro como para alejarse de la vida en sociedad debido a circunstancias desgraciadas de su pasado. Su encuentro con Buck, un perro que había sido robado de su hogar en California y llevado a Alaska para servir en una manada de cánidos de trineo, le devuelve el gusto por la vida.
Ford es sinónimo del cine de aventuras que cautiva tanto a los chicos como a los adultos. “Me encanta hacer películas familiares. Han sido realmente importantes en mi carrera. Las películas de Star Wars e Indiana Jones pasaron de generación en generación cuando los chicos tuvieron la edad apropiada para verlas. Y me presentó a las nuevas generaciones de espectadores, algo que fue muy, muy bueno para mi carrera. Soy feliz cuando encuentro una película familiar que creo que voy a disfrutar de filmar”.
Si de familia se trata, Ford es un experto. Es padre de cinco hijos, producto de sus matrimonios con la chef Mary Marquardt, la fallecida guionista Melissa Mathison y la actriz Calista Flockhart. Y los perros, cuenta, siempre fueron una parte importante de su vida familiar: “Siempre tuve perros rescatados, jamás comprados. Ellos fueron fundamentales en mi vida y en las de mis hijos. Amo su compañía, amo sentarme junto a mi perro o tenerlo en mi regazo. Siento el bienestar emocional de su presencia».
¿Qué nos dan los perros que los humanos no? “Un afecto incalificable. Ellos nos perdonan. En las relaciones humanas hay muchas interferencias y con los perros casi no hay ninguna. Ven tu peor y mejor cara, y no hacen diferencia, porque conocen tu esencia”.
Para Ford, ese vínculo especial entre el hombre y el perro está estrechamente vinculado con el sentido del tacto: “Parte de la intimidad de la relación tiene que ver con lo táctil de la comunicación. Ellos tienen un pelo adorable por el que nos gusta pasar las manos. Son pequeñas criaturas vivientes tibias, básicamente indefensas, y que responden muy directamente a nuestro ánimo, nuestro comportamiento, nuestra atención Y se convierten en compañeros muy leales”.
Pero para su desgracia, no tuvo la posibilidad de interactuar con un perro de verdad durante la filmación. Buck, la cruza entre San Bernardo y scotch collie que protagoniza la película, fue creado mediante tecnología de animación de última generación. Así que el bueno de Harrison tuvo que imaginar que sostenía diálogos con un ser que no estaba ahí: a quien tenía delante era a Terry Notary, un ex gimnasta del Cirque du Soleil que prestó la gestualidad de su cara y su cuerpo para que, mediante capturas de movimiento, Buck cobrara vida.
Notary se formó con Andy Serkis, célebre por haber interpretado, entre otros, a Gollum en la trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit a través de la técnica de captura de movimiento. “Buck no habla, se le habla, y así es como comunicamos información necesaria para seguir la historia. Terry Notary me servía como referencia a la cual dirigir tanto mi mirada como mi energía emocional, y obtener reacciones a esa energía”.
Harrison Ford y Buck, el perro creado digitalmente en «El llamado salvaje».
Para Ford, además de la sanación de la que es capaz el vínculo con un animal, El llamado salvaje -dirigida por Chris Sanders a partir de un guion de Michael Green- rescata las virtudes de la vida silvestre. “La película celebra la majestuosidad de la naturaleza, el consuelo que uno puede encontrar en ella. El solo hecho de estar en presencia de la naturaleza es movilizante», cuenta.
Y ejemplifica: «Hace poco estuve de doce días haciendo rafting en el río Colorado apartado de la civilización moderna: durante doce días y sus noches fuimos solo el agua, las rocas y mis acompañantes y yo. Y es silencioso, y ese silencio se te mete en tu ruidosa cabeza. En esos lugares el cerebro de mono se puede asentar, dejarte tranquilo por un rato y así en la naturaleza te encontrás a vos mismo”.
Por su amor a la naturaleza, explica, Ford es un ferviente defensor de Greta Thunberg y un activista en favor de políticas que mitiguen el calentamiento global: “Es muy gratificante ver el creciente compromiso en pos de enfrentar los asuntos derivados del cambio climático. De un tiempo a esta parte, la gente entendió la necesidad de un cambio de comportamiento”.
En consecuencia, el actor llama a votar en contra de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos: “El siguiente paso es elegir líderes que se comprometan con los cambios que es necesario hacer. No podemos elegir gente que ya no cree en la ciencia. Estamos progresando y tenemos que seguir presionando para progresar más. Tenemos que derrotar al actual presidente”.
Otras adaptaciones de la novela
The Call of the Wild -conocida en castellano como La llamada de la naturaleza, La llamada de lo salvaje, El llamado de lo salvaje o El llamado de la selva– es una novela del estadounidense Jack London publicada en 1903. Trata sobre Buck, un perro doméstico secuestrado que debe hacer uso de sus salvajes instintos ancestrales para sobrevivir en los bosques de Alaska y Yukon, y su vínculo con John Thornton, un buscador de oro.
Clark Gable y Loretta Young protagonizaron la versión de 1935 de «El llamado de la selva».
Este clásico de la literatura tuvo varias adaptaciones cinematográficas. La primera fue muda y se estrenó en 1923, con Jack Mulhall como John Thornton. Clark Gable y Loretta Young protagonizaron la versión de 1935, que resaltaba las relaciones humanas y minimizaba el protagonismo de Buck, con una trama muy diferente al original.
En 1972, Charlton Heston y Michèle Mercier fueron las principales figuras de una versión británica filmada en Finlandia. Cuatro años después llegó un telefilme con John Beck y dirección de Jerry Jameson a partir de un guion del poeta y novelista James Dickey.
Rutger Hauer encabezó el elenco de la adaptación de 1997, narrada por Richard Dreyfuss y adaptada por Graham Ludlow. Este telefilme canadiense fue uno de los más elogiados hasta la fecha, por su fidelidad a la novela. Christopher Lloyd protagonizó la versión de 2009, la última que se había hecho antes de esta con Harrison Ford.
También hubo dos series: una emitida en 1993 y protagonizada por Rick Schroder, y otra de 2010, creada por David Fallon y protagonizada por Nick Mancuso.
Fuente: Clarín