¿Es acaso el Profesor Esteban Giménez un todólogo de la lengua? ¿O será por el contrario un vendehúmo? En época de posverdad, sororidad y empoderamiento, mejor ser un papichulo deconstruido que un machirulo conflictuado. ¿Siempre se habló así o es una marca de época?
Corrían los años 80 y Esteban Giménez era musicalizador en una radio, además de profesor normal nacional de lengua. El contacto con periodistas y locutores –Juan Alberto Badía, Marcelo Araujo, Víctor Sueiro, Nora Perlé, Estela Montes, entre otros– hizo que un productor le propusiera “hablar de palabras” en el programa de Borocotó. “Llovieron las llamadas”, recuerda Giménez, a quien desde marzo podrá volver a escucharse por FM Cultura.
De ahí pasó a las grandes ligas: televisión de la mano de Badía, Altavista y Sofovich. “Te convoco porque sabés mucho, pero también por tu capacidad para explicar de manera fácil”, le dijo Gerardo. Y humildemente Giménez, a quien todos llaman “el Profesor Giménez”, asegura: “No invento nada, sólo reproduzco lo que dice la Academia, me ayuda la buena memoria y la capacidad para explicar. Me actualizo todo el tiempo y recibo las novedades, que publico en mi Facebook”. De 76 años y profesor de la escuela de periodismo Éter, Giménez viene de publicar otro libro más sobre palabras, expresiones y dichos de la lengua castellana, que tituló –en un simpático juego de palabras– Palabros de moda. Sí, sí, palabros, no hay error: “La definición dice que es una palabra rara o mal dicha y como segunda acepción es una palabrota”, explica Giménez.
«Impronta», una de las palabras «de moda». / Andrés D’Elía
–¿Y entonces, cuáles son las palabras que más están de moda en estos tiempos?
–Hoy se usa mucho femicidio, empoderar, hashtag, amigovio, bullying, resiliencia, sororidad y reperfilar. Estos días se habla mucho de “asesinato en manada” o de “violación en manada”, pero lo correcto sería decir “en jauría”, porque se trata de un ataque con saña, mientras que manada sólo remite a un pelotón de gente.
-¿Cómo se pone de moda una palabra?
–Los medios las ponen de moda en un programa de televisión, con una entrevista en vivo, los magazines, los talk-shows, los programas de trasnoche.
-¿Son palabras realmente nuevas?
–Pasó con “empoderar”, en Facebook me decían que no existía, que estaba mal usada, y en realidad existe con el significado de darle poder a un grupo. Me pasó hace unos años con “ningunear”. Un amigo me cuenta que Moria, cuando estaba en el jurado del Bailando, “inventaba palabras”. Y ningunear existe hace años, se usa mucho en Centroamérica, en México. En cambio, Moria sí comete errores y dice mal “estadío”: “En este estadío del certamen el jurado tiene que ser más exigente” o un médico que dice “este estadío de la enfermedad”. La palabra es estadio, sin la tilde. Lo que pasa es que acá estadio es la cancha, el Monumental, la Bombonera. Pero también tiene la acepción de un escalón en un proceso. Puedo decir el estadio de River o el estadio de la enfermedad o el estadio del certamen.
Giménez ya tiene un puñado de libros que registran el habla de los argentinos. / Archivo Clarín
–En ese caso, ¿de dónde viene el error? Porque es muy frecuente escucharlo como “estadío”.
–Lo dice alguien alguna vez. Y lo que facilita esa inserción es que ya existe “estadio” en el uso de cancha, entonces no se usa en el otro sentido. Pasó algo similar con “bizarro”: la gente dice rock bizarro, moda bizarra, bizarro es raro, extravagante. Originalmente en español significaba gallardo, elegante. La marcha A mi Bandera dice en un momento hablando de la bandera “y, llena de orgullo y bizarría,/ a San Lorenzo se dirigió inmortal”. Pero ¿cuándo escuchaste que alguien diga “qué bizarro el policía que ayudó a la parturienta”? Se perdió ese uso. En cambio, de Francia e Italia viene el bizarro que significa raro, extravagante.
–Hay palabras cuyo uso remite a un color político o a ciertas ideas, ¿se puede decir que existe una grieta lingüística?
–Resulta que la Real Academia Española (RAE) saca una resolución que dice que la palabra “presidenta” existe desde 1803 en el diccionario. Entonces, la gente comenta: “La RAE es cristinista, quiere que se diga presidenta, como le gusta a ella”. A los dos días, la RAE dice “es incorrecto decir ‘todos y todas, argentinos y argentinas’, alcanza con el plural masculino”. Comentario de la gente: “la Academia es antiK”. Y no, la Academia no es ni K ni antiK. El tema es que nosotros lo politizamos y armamos la grieta. Entonces, sí, si usás el lenguaje inclusivo y empezás a decir ‘nosotres tenemos muches’, te van a decir sos K, sos pro aborto y un montón de cosas más.
–No estás a favor del lenguaje inclusivo.
–Estoy a favor de la inclusión, que no es lo mismo. No me gusta deformar. Estoy más cercano al uso de sustantivos colectivos: en vez de decir “los maestros y maestras o maestres”, decir “el cuerpo docente”, “el alumnado”, “el gremio”, en vez de decir “argentinos y argentinas, argentines”, “los habitantes de la Argentina”, “los ciudadanos”. Así, sin atentar contra la estructura lingüística.
–¡Pero el artículo y la concordancia de género siguen en masculino!
–Es cierto, habría que decir “las personas que viven en Argentina”. No es que estoy en contra del lenguaje inclusivo, pero quienes lo defienden en muchos casos tienen cierta actitud prepotente, de querer imponerlo y no es así, lleva siglos modificar un uso.
Un tuit de Cristina Fernández en 2018 en referencia a Mauricio Macri puso de moda la palabra «machirulo», con la que hasta se hicieron remeras. No figura en la RAE.
–Atriqui, baranda, caripela, fachero, figureti, manotear, ochentoso, piantavotos, versero y hasta bostero, todos argentinismos que en su mayoría no están incluidos en la RAE.
–La mayoría no están incluidos, pero están avalados por la Academia Argentina de Letras. Nosotros tenemos nuestra formar de hablar. ¿Es correcto usarlas? Sí, porque es como hablamos los argentinos. No le podés decir a la gente que no las usen porque no están en el diccionario. Algunas palabras llegarán y otras, no. Y, además, hay palabras que están en el diccionario, pero que para nosotros tienen un significado distinto. Todos saben lo que es una gallina, pero lo usamos para referirnos a un hincha de River. Lo mismo con gorila, acá tiene un sentido político. Y eso no está en el diccionario.
Desde marzo, se lo podrá escuchar en FM Cultura.
–¿Y cómo llega una palabra al diccionario?
–La RAE es una corporación por una veintena de academias de habla hispana, que le sugiere a la RAE algunas cuestiones. Antes tenías la palabra maratón, en masculino, el maratón. La Academia Argentina le dice que en el país es muy frecuente que se diga la maratón, porque se asocia con la carrera, la prueba, la competencia. La RAE, muy diplomática, sigue diciendo que es masculino y agrega una nota “úsase mucho en femenino en Argentina”.
Campaña 2018 para que «sororidad» entrara a la RAE. Ya figura.
–Muchas de estas “palabras de moda” vienen del inglés, de las series, de las redes.
–La mayoría. Lo que favorece esa incorporación es que el inglés siempre es mucho más práctico. La RAE sale a hacer frente a esas palabras y propone otras: por bullying propusieron acoso escolar; por spoiler, destripe. Pero no funciona. Pasó en los años 50, con picnic, para la que propusieron merienda campestre. Con lo rápido y práctico que es decir picnic.
–¿Todas estas incorporaciones las tomás como algo positivo o como una deformación de la lengua?
–Como algo positivo. Hace años se criticaban los extranjerismos, pero con el tiempo se incorporan, no lo podés evitar y se castellanizan. Cuando yo era chico, escribía “football”. Con el tiempo devino en “fútbol”, es un extranjerismo castellanizado que enriqueció la lengua española. ¿Qué hacemos con balompié? ¡No se usa!
El libro «Palabros de moda», del Profesor Esteban Giménez (Gram Editora, $400).
Cinco palabras de moda y sus definiciones, según Giménez
- Femicidio: alterna con la variante “feminicidio”. Es el asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia.
- Empoderar: tiene tres acepciones. La más utilizada por estos días es “hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido”.
- Reperfilar: término inexistente en el Diccionario de la Lengua Española, fue divulgado a partir de la crisis económica a mediados de 2019. Circula con el sentido de reestructurar, “reprogramar un compromiso o deuda por no poder cumplir con las obligaciones en tiempo y forma”.
- Todólogo: persona que cree saber y dominar varias especialidades.
- Sororidad: hermanamiento femenino; amistad o afecto entre mujeres; relación de solidaridad entre las mujeres, especialmente en la lucha por su empoderamiento.
Fuente: Clarín