Con la intención de articular ese espíritu familiar y convocante -que ya es su marca registrada- con una mirada más crítica hacia el arte, el Malba anunció su programación para el año próximo. El clima de la conferencia de prensa fue el de una suerte de relanzamiento.
Es que el museo de Eduardo Costantini tiene desde el pasado septiembre nueva directora artística –la venezolana Gabriela Rángel- y su llegada (además de las devaluaciones que podrían haber impactado en la agenda de muestras, en un museo que suele apostar a lo internacional) despertaba tantas expectativas como inquietudes. La presencia de dos grandes exposiciones provenientes del exterior, y la inauguración de un nuevo espacio, disiparon los interrogantes: el Malba promete ser un buen lugar para pasar el 2020.
Malba. Remedios Varo. Mujer Saliendo del Psicoanalista (Podria ser Juliana), 1960
El anuncio de una muestra de la artista española Remedios Varo fue sin lugar a dudas una de las muy buenas nuevas. Exiliada en México durante la ocupación nazi de Francia, Remedios fue, junto con la inglesa Leonora Carrington y la húngara Kati Horna, un pilar fundamental para la gesta y el desarrollo del surrealismo de México y Latinoamérica. Su pincel excelso sigue, sin embargo, siendo conocido solo por los especialistas. “Remedios Varo –señaló Rángel- ha sido vista como una presencia episódica en México, y no lo fue. El Malba tiene una pieza muy importante de esta artista, pero en general no se le ha hecho justicia, su exposición se justifica entonces por muchas razones”. La muestra que inaugura en marzo bajo el nombre Constelaciones comprenderá obras del Museo de Arte de México, y estará co-curada por Victoria Giraudo (jefa de curaduría del Malba) y Carlos Molina, curador en jefe del museo mexicano.
Malba. Helmut Newton. YSL, Rue Aubriot, Vogue, 1975
Julio será el mes en que haga su entrada en el museo el segundo plato fuerte, cuando por primera vez en América Latina pueda verse una retrospectiva del fotógrafo australiano de origen alemán Helmut Newton. Sus imágenes “dictaron la cultura visual de los 60 y 70 en Europa”, según definió Rángel, y la muestra estará organizada en colaboración con la agencia Maconochie Photography de Londres, y la Helmut Newton Foundation de Berlín, de donde también viene Matthias Harder, su curador. El fotógrafo argentino Facundo de Zuviría –quien este año curó para el museo la muestra Mundo propio– ejercerá, sin embargo, de consultor local, tratando de contextualizar el trabajo de Newton para el público nacional.
Terapia: un hilo en el laberinto argentino será la tercera de las grandes exposiciones que podrán verse en la sala 5 del museo, pero la primera programada por la gestión de Rángel. La muestra, de hecho, estará curada por un equipo de cinco personas del que ella misma es parte, y hará confluir obras de una diversidad de autores (desde Xul Solar hasta Marcelo Pombo, pasando por Luis Felipe Noé, Mildred Burton o Guillermo Kuitca) junto con material de archivo. La propuesta es abordar la influencia determinante que el psicoanálisis tuvo (y tiene) en Argentina, desde la llegada al país de los primeros discípulos de Freud, hasta la relectura de Jacques Lacan que en los 60 hace el teórico Oscar Masotta. “Nadie se explica cómo el psicoanálisis sigue siendo tan importante aquí”, confesó Rángel, con mirada un tanto absorta. “Pero el psicoanálisis quizás sea hoy en día el archivo más rico que tiene Argentina”.
Malba. Para la muestra «Terapia»: Marta Minujín. La Destrucción, 1963. Foto Shunk-Kender
Mientras Varo, Newton y los vericuetos del inconsciente se sucedan en la sala 5 del museo desde principios hasta fines del 2020, en las salas 3 y 1 (ubicadas respectivamente en el segundo piso y la planta baja) tendrá lugar un nuevo ciclo de muestras. Paralelo 1 ll 3 es un ambicioso proyecto que consiste en la presentación de dos exposiciones de dos artistas diferentes, pero en correspondencia. La idea es habilitar diálogos entre artistas y curadores de distintos contextos, e incluye la expansión y resignificación del espacio arquitectónico del museo. “Nosotros no queremos significar salas para artistas mujeres, gays, ciegos, etc. –señaló Rángel-. Esa corrección política le hace daño a los museos, la integración debe ser parte de la narrativa interna y de la arquitectura”. Al joven curador Francisco Lemus le tocará, a fines de marzo, inaugurar el espacio con las respectivas muestras en correspondencia de la argentina Alejandra Seeber y la paulista Leda Catunda, dos artistas contemporáneas que ponen el foco de su práctica en la pintura.
Por otro lado, la explanada del Malba seguirá presentando obras, de la mano del mexicano Pedro Reyes, que instalará entre abril y noviembre Leverage (Apancalamiento), una suerte de subibaja gigante, que también evoca esas monumentales construcciones que soñaba con levantar el constructivismo ruso hace cien años. Como los de cualquier plaza de barrio, el subibaja de Reyes invita a que la gente se siente de un lado y otro, pero en este caso, la asimetría del peso solo puede ser compensada si en un lado del juego se sienta una persona y del otro… nueve. Metáfora sugestiva de las múltiples desigualdades en el mundo contemporáneo, bien puede la estructura ser también disfrutada sin entrar al museo, ni al entramado de amargos símbolos sociales que el juego encarna.
Malba. Pedro Reyes. Leverage
Con una mayor sensación de integración entre sus partes, cada una de las áreas del museo (Literatura, Programas públicos, Cine y Educación) también anunció sus programas, todos haciendo la mayor sinergia posible con el cronograma de muestras. Para agendar es la serie de clases magistrales que anunció Florencia Malbran (también recientemente incorporada al museo, a cargo del programa público) y que inaugurará Graciela Speranza hablando del surrealismo en Latinoamérica, en ocasión de la muestra de Varo.
Malba. Remedios Varo. Simpatía (La rabia del gato)
Los cinéfilos, por otra parte, podrán darse una panzada de historia argentina, a través del ciclo que Fernando Martín Peña anunció en homenaje a la productora Argentina Sono Films, con proyecciones de copias restauradas en 35 milímetros de varios de sus clásicos. Será cuestión entonces de aprovechar el verano para descansar las retinas, y llegar a marzo con los ojos ávidos de nuevas /viejas imágenes.
Fuente: Clarín