Flores y más flores artificiales, osos de peluche y otros miles de objetos de color rosa cubren por completo un stand de la nueva sección Meridians en Art Basel Miami, ambientado como si fuera un recargado cuarto femenino.
The Garden fue la atractiva manera que encontró la artista estadounidense Portia Munson para criticar el consumismo y la producción masiva sin conciencia por el cuidado del medioambiente, temas que vincula con la explotación de la mujer, en pleno corazón del mercado del arte.
Ironía del destino: dos días antes de que la feria abra hoy al público, la obra fue comprada por el coleccionista Steve Wilson, fundador de la cadena de hoteles 21c. En sintonía con la tendencia compulsiva actual, de inmediato publicó en su cuenta de Instagram una foto posando dentro de la obra? vestido con un traje estampado con flores. «Para mí, el feminismo y el ambientalismo son conceptos interconectados: el feminismo es una reacción contra la explotación de la mujer, mientras que el ambientalismo es una reacción contra la explotación del medioambiente», dice la artista en el audio que acompaña la obra, realizada en 1996. De esta manera, ya hace más de una década unía dos problemas globales que hoy inspiran cada vez más obras de arte, junto con las migraciones y el racismo.
Enfrente, Woody De Othello alude al calentamiento global con Cool Composition, la recreación de un ventilador derretido. «Abordar el medioambiente desde el arte es una tendencia, en todo el mundo. Lo vi en Bienalsur y en instituciones de todo el planeta: junto con las migraciones, a mediano y a largo plazo, la ecología se va a convertir en uno de los temas casi excluyentes», dice sin dudar Diana Wechsler, curadora junto con Florencia Battiti del parque de esculturas presentado por Art Basel en Collins Park. Tres de las seis obras públicas de artistas argentinos instaladas allí, como gran cierre del programa Art Basel Cites: Buenos Aires, se relacionan con temas ambientales.
«Hay un prejuicio, en el mundo del arte, de que ir al hueso de un problema es ser oportunista. Pero no va a quedar otra que hablar de este tema», señala por su parte Battiti, curadora también del envío de este año a la Bienal de Venecia. «La cuestión es encontrar el modo de abordarlo, que funcione poéticamente».
Según ella, un gran ejemplo de este logro artístico es el trabajo presentado por Agustina Woodgate en Disruptions, el parque de esculturas de Art Basel. The Source (La fuente) consiste en un conjunto de cuatro estructuras similares a pedestales de monumentos, que en lugar de figuras de próceres sostienen bebederos. Están construidas con las piedras sobre las cuales se asienta Miami, para aludir a los crecientes riesgos que enfrentan las reservas de agua potable.
«Es una invitación al público para que descubra que se puede subir a este podio para encontrarse con agua potable filtrada, que viene de la fuente del parque -explica la artista argentina, residente en Miami-. Esta ciudad es muy conocida por su agua potable, que viene del Biscayne Aquifer y provee a toda Florida, y está en gran riesgo con el cambio climático y la subida del nivel del mar.» Para realizar sus esculturas, Woodgate usó dos piedras autóctonas, oolite y keystone, que funcionan como filtros naturales del agua. Según explicó, su permeabilidad representa un doble riesgo: así como ayuda a purificar el agua, podría permitir que el agua del mar contamine las reservas potables si su nivel continúa subiendo. «No sé si el tema del medioambiente en el arte es una tendencia -dice Woodgate-, pero sí una necesidad.»
Pablo Reinoso coincide. «El tema del medioambiente es una preocupación general, no sólo entre los artistas. El problema es que quienes no llegan a fin de mes no tienen tiempo de preocuparse por el fin del mundo», observa este argentino residente en París. Participa de Disruptions con Still Tree, obra creada a partir de un árbol que cayó cerca de su taller. Con la creación de un exoesqueleto de metal, el artista simula devolverle su posibilidad de crecimiento. «El fin del ciclo de la vida por la explotación industrial es mi preocupación número uno. Mis hijos no quieren tener hijos por miedo al futuro».
Más intuitivo fue el proceso que llevó a Matías Duville a construir a tres dimensiones una contundente imagen nacida de un dibujo, que evoca la tensa convivencia entre civilización y naturaleza. Instalada en el corazón del Collins Park, Big Bang América es una instalación compuesta por una tubería aplastada por una roca, con ambos extremos en dirección al cielo, desde los cuales surgen arbustos provenientes de distintos lugares del planeta. «La obra tiene muchas lecturas posibles, tiene que resistir en parte al concepto», opina Duville al eludir cualquier tipo de relación literal.
«Cualquier obra que aborde un tema de manera literal se limita a sí misma», observa Magalí Arriola, curadora de Meridians y directora del Museo Tamayo. «Son temas que están en el aire que se vuelven a contextualizar y adquieren otras significaciones».
Una imagen vale más que mil palabras, dice el lugar común, e Instagram llegó para confirmarlo. Así de poderoso es el efecto que logra por ejemplo en estos días Leandro Erlich con su embotellamiento de autos de arena en tamaño real, sobre la playa de Miami Beach, o la madre canguro con sus dos crías, creada por Adrián Villar Rojas, que exhibe la galería Kurimanzutto en esta edición de Art Basel. Es uno de los animales que el artista rosarino, habituado a crear escenas apocalípticas, instaló hace cuatro años en la costa de Turquía durante la Bienal de Estambul, para representar a los animales del Arca de Noé.
Tomás Saraceno, en cambio, considera urgente y necesario ir directo al grano. «El cambio climático está ocurriendo ahora -recordó el artista tucumano el año pasado, al presentar en Art Basel unos paraguas que permiten cocinar con energía solar-. Sería un enorme fracaso para todas las disciplinas si no encontramos una manera de entender quiénes somos y cuál es nuestra responsabilidad con el planeta. Necesitamos trabajar juntos para crear una nueva historia, que vaya de la competencia a la cooperación».
El parque de los argentinos
Una doble celebración justificó el asado para 400 personas: la semana de Art Basel abrió con la inauguración de un parque de esculturas creadas por artistas argentinos en Collins Park, en Miami Beach. «Disruptions» se titula la muestra que marca el final de Art Basel Cities: Buenos Aires, acuerdo de tres años entre la feria suiza y el gobierno porteño para promover la escena artística argentina. Curada por Florencia Battiti y Diana Wechsler, reúne obras de Pablo Reinoso, Marie Orensanz, Gachi Hasper, Marcela Sinclair, Agustina Woodgate y Matías Duville
Fuente: Celina Chatruc, La Nación