Las misiones jesuíticas guaraníes, como sistema cultural transfronterizo, unieron a la Argentina y el Brasi y formaron un conjunto de cinco sitios arqueológicos que potenciaron los poblados en territorios que originalmente ocuparon los aborígenes, durante el proceso de evangelización promovido por la Compañía de Jesús en las colonias de la corona española en América, durante los siglos XVII y XVIII.
Son Patrimonio de la Humanidad desde fines de 1983. Estos vestigios de esa importante civilización representan un importante testimonio de ocupación de los territorios y con ello de las relaciones culturales que se establecieron entre los pueblos nativos – la mayoría de ellos de la etnia Guaraní- y los misioneros jesuitas europeos.
En Brasil, son bien conocidas las ruinas de “San Miguel Arcángel”, o también llamadas de “San Miguel de las Misiones”.
Adentro de estas reliquias se observa la herencia dejada por la “Compañía de Jesús”, en este territorio que se llamó “Provincia Jesuítica del Paraguay”, que comprendía un sistema de relaciones sociales, culturales y económicas y estaba conformada por 30 poblados a los que se los conoció como reducciones.
Estos complejos incluían estancias, yerbatales, redes de caminos y vías fluviales extendidas por el río Uruguay y sus afluentes. Fue una experiencia que abarcó las actuales regiones de Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina.
Estos testimonios de aquella avanzada población de integración aborigen con católicos están preservados por el aporte directo de los gobiernos.
En Brasil se conserva el cuerpo principal de la iglesia, campanario y sacristía y el resto de otras dependencias como las habitaciones de los indígenas, plaza, huerto y objetos sacros, lo que marca el modelo de ocupación territorial y reciprocidad cultural que fomentaron los jesuitas interactuando con los nativos.
En San Miguel Arcángel, existe documentación que describe la metodología de trabajo impuesta por los religiosos, la que denotaba un orden y un régimen estricto de educación de la nueva experiencia evangelizadora de la iglesia. A lo largo de los años existieron reformas y reacomodamientos de gran parte de estos monumentos históricos siempre tratando de mantener el origen de estas construcciones.
En 1938, estos remanentes fueron declarados patrimonio nacional. Dos años más tarde, se creó el “Museo de las Misiones”, destinado a recoger y guardar las imágenes de la “iglesia de San Miguel”.
Estos monumentos que son tan caros al sentimiento de la raza aborigen por el sometimiento que tuvieron que soportar los por entonces auténticos dueños de la tierra colorada, son considerados como históricos y se transformaron en genuinos atractivos turísticos. La mayoría de los casos son altamente significativos para el desarrollo económico de los pueblos, tal el caso de San Ignacio, en la Argentina y lo que significan también para el municipio de “São Miguel das Missões”, en Rio Grande do Sul, Brasil.
En estos complejos misioneros, a los indios se les enseñó todo tipo de labores; carpintería, mecánica, tipografía, farmacia, arte en telar, escultura y la industrialización de la yerba mate.
Se realizó un film de esa época que muestra la grandeza y decadencia de las misiones.
El fin de las Misiones:
Durante el reinado de Felipe V, la monarquía apoyó a los jesuitas por estas razones. Los constantes choques de España contra Portugal y la necesidad de concretar los límites entre ambos países vieron en las reducciones un gran obstáculo por el avance portugués hacia el sur.
Los jesuitas esgrimieron su obediencia al Papa, resistiéndose a aceptar los acuerdos entre Lisboa y Madrid. En 1750, en virtud del Tratado de Límites de Madrid, se estableció que Portugal devolviera a España la provincia de Sacramento a cambio del territorio cercano al río Paraguay, donde había reducciones con más de 30.000 indios.
Los jesuitas se negaron a abandonar los poblados iniciándose la guerra guaraní entre las tropas hispano-portuguesas y los indios, capitaneados por algunos jesuitas. La guerra no finalizó hasta 1756. Tras ella, las reducciones no volverían a recuperarse.
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