Aprimera vista, cuesta encontrar un vínculo directo entre Amaia, una estrella juvenil española catapultada a la popularidad por el concurso televisivo Operación Triunfo, y Santiago Motorizado, el cantante de Él Mató a un Policía Motorizado, banda emblemática de la escena alternativa argentina. Pero a medida que se intenta reconstruir la historia de esa relación, de la que ha nacido un disco -Pero no pasa nada, el debut de esta joven de veinte años nacida en Pamplona-, las piezas van encajando.
El interés de Amaia por la música indie, un universo distanciado del más convencional que suelen premiar los programas cazatalentos, la condujo hasta las canciones de Él Mató a un Policía Motorizado. En particular, la deslumbró una composición muy sintética -de apenas un minuto y veintinueve segundos- titulada «El magnetismo», elegida para abrir el fuego en La dinastía Scorpio, el disco que la banda de La Plata editó en 2012 y con el que empezó a consolidar una carrera que hoy ya luce afianzada y robusta. De hecho, Él Mató… cerrará la temporada el 14 de diciembre con un concierto en el microestadio Malvinas Argentinas, con capacidad para 10.000 personas, luego de pasar por Santiago de Chile, Lima, Jujuy y Tucumán. Antes estuvieron en Mendoza, San Juan, Bogotá, México, Nueva York y de gira por Europa, donde hicieron pie otra vez en el Primavera Sound español, un festival que siempre les ha prestado atención y en el cual ofrecieron, a principios de junio, un show estupendo en una sala abarrotada de fans. De él participó Amaia como la invitada especial de la noche.
Poco conocida en la Argentina, Amaia Romero es toda una figura en su país, donde los medios tradicionales dedican mucho espacio tanto a su desempeño artístico como a su vida personal, con especial acento en sus relaciones sentimentales, como suele ocurrir con cualquier emergente de un talent show. Después de una promocionada ruptura con Alfred García, compañero de la edición española de Operación Triunfo en 2017, junto a quien representó a España en Eurovisión al año siguiente -cantaron juntos «Tu canción»-, Amaia se puso de novia con Diego Ibáñez, vocalista de la banda pop madrileña Carolina Durante. El interés que las novedades de su vida íntima despierta en las redes sociales ha servido para impulsar una carrera que parece destinada al éxito comercial: Pero no pasa nada llegó hasta lo más alto de las listas de ventas en España por partida doble -en formato físico y streaming-, y los conciertos que hará de acá a fin de año en Valencia, Barcelona y Madrid ya tienen entradas agotadas. En Buenos Aires la veremos a fines de marzo, como parte del line-up de Lollapalooza.
La mano de Santiago Motorizado en la producción del álbum se nota en algunos pasajes de un disco caracterizado por el lenguaje simple, coloquial y deliberadamente naíf que utiliza Amaia en sus canciones. El sonido se corre un poco del canon que marca la industria para un proyecto de este tipo, pero el estilo interpretativo de la joven española responde a criterios más reconocibles. Antes del músico argentino, Amaia había trabajado un tiempo con Raúl Refree, artista catalán que ha colaborado con el boom de Rosalía y con las búsquedas un poco más experimentales de Lee Ranaldo, exguitarrista de Sonic Youth, que por estos días fue parte del Festival de Cine de Mar del Plata.
«A Amaia se le ha endosado la responsabilidad de ser aquella joven que es lo que los mayores esperan que sean los jóvenes. Al final, lo que ha terminado saliendo de todo esto es algo normal. Un disco de pop normal, interpretado de forma normal y dirigido a gente a la que cuando le preguntas qué destacaría de sí misma te responde: ‘ser normal’. La idea que teníamos muchos de ella no era esta. Pero igual lo que pasaba es que no teníamos, ni tenemos, idea», escribió Xavi Sancho en el diario español El País sobre el disco de la cantante.
«Amaia no tiene el estilo típico de los participantes de Operación Triunfo -opina, por su parte, Santiago Motorizado-. Tiene su propia personalidad y fue protagonista de una pequeña revolución dentro de ese ciclo televisivo. Que me llamen a mí para producirla da una pista sobre eso».
Santiago viajó a España para trabajar con ella una semana y se terminó quedando un mes. «Me cambiaron el pasaje cuatro veces. Me hice amigo de ella y de su hermano Javier, que también es su manager. Nunca tuve prejuicios. Para mí, Amaia es una artista que tiene muy en claro lo que quiere, y yo pude conectar con eso enseguida. Es genial cómo canta y toca el piano. Y es muy loco cómo se mezclan en sus canciones todo ese universo del pop televisivo de OT con otras cosas que escucha ella, bandas como Arcade Fire o Neutral Milk Hotel, que es sofisticada hasta para los consumidores del indie».
Parte del éxito de Amaia entre el público más joven tiene que ver con lo que Santiago define como «una buena mezcla de simpatía y naturalidad», un aire de candidez que funciona como eficaz anzuelo cuando se lo combina sagazmente con la sensualidad que despliega en el arte de tapa del disco. «Tiene la seguridad de los que saben que hacen algo muy bien -apunta el compositor platense-. Tiene mucho talento y lo sabe, más allá de que lo lleva con humildad y sencillez. Sabe que cantando y tocando el piano es Messi. Y el paralelo es útil, porque Messi también es tímido para la vida social, pero dentro de la cancha se transforma, sabe que nadie lo puede parar. Eso me genera una admiración especial por los dos».
Para Amaia, la grabación de Pero no pasa nada fue una pequeña aventura. En lugar de elegir un estudio europeo y sesionistas profesionales habituados a trabajos con artistas de fuerte proyección comercial, se inclinó por registrar las canciones del disco en la Argentina y en Chile, con músicos de la escena independiente: los hermanos Tom (Bestia Bebé) y Pipe Quintans (107 Faunos), y el propio Santiago Motorizado, a quien hace unos años había escuchado por primera vez gracias a su hermano Javier.
«Lo escuché cantando ‘El magnetismo’ y quedé fascinada. Javier estaba viviendo en Barcelona y yo lo extrañaba mucho. Tenía trece años en esa época. Cuando volvió a casa nos pusimos a escuchar música y a tocar algunas canciones, y él apareció con esa, que desde entonces significa mucho para mí. Me obsesioné con Él Mató durante un buen tiempo: casi no escuchaba otra cosa. Lo que me gusta mucho de los temas de Santiago es que son simples, pero igual tienen una profundidad especial. Son letras sencillas, directas, muy visuales. ‘Mi amor por vos se ve tan grande, tan grande como la galaxia’, o ‘¿Quién te va a cuidar? En este mundo peligroso tenemos que estar juntos’ son frases que tienen la ternura que es más común en los niños y que a la vez te llegan al corazón. Trabajar juntos fue una gran idea. Fue una decisión impulsiva de la que no me arrepiento en absoluto», explica esta artista, que hace poco ha confesado que hoy por hoy conoce a la mayor parte de la gente con la que se relaciona vía Instagram, planifica cada paso de su carrera y tiene un estilista que la ayuda con su look.
Oído absoluto
Luego de que descubrieron que tenía oído absoluto cuando era apenas una niña, de probarse en público como bailarina de flamenco y de formarse a conciencia como pianista y cantante, Amaia llegó a Operación Triunfo para cicatrizar la herida de su eliminación en otro show de la TV española, El número uno, donde con solo trece años deslumbró con una versión de «Here Comes the Sun», de los Beatles, que interpretó acompañada con un ukelele. A pesar de ello, igual quedó en el camino. Y después de ganar en OT con el 46 por ciento de los votos del público de ese programa y de hacerse acreedora a un premio de 100.000 euros, la navarra se animó a esquivar el destino más común de los participantes de ese tipo de concursos ideados por la industria y, además de grabar su debut atendiendo básicamente sus convicciones y gustos personales, también se anotó un exitoso dueto con Carolina Durante -el popular single «Perdona (Ahora sí que sí)»-, salió de gira con los miembros de un grupo catalán de pop cantado en inglés (The Free Fall Band) y la guitarrista Nuria Graham como compañeros en escena, y le dijo a la prensa que siempre quiere tener la última palabra en todo lo que hace.
Fan declarada de La Buena Vida, una exquisita banda vasca de pop de la que ha versionado en vivo una de las joyas más preciadas de su repertorio, «Qué nos va a pasar», y de artistas como Kanye West, Vampire Weekend y Sufjan Stevens, Amaia recién empieza a construir una identidad que, por ahora, permanece algo difusa. «Cuando arranqué a trabajar con Santiago, todavía estaba medio agobiada por la repercusión de todo lo de Operación Triunfo; no sabía bien qué hacer, estaba bastante perdida. Me gustan muchos tipos de música, así que no tenía muy claro por dónde empezar. Pero creo que con el correr de los días todo fue fluyendo, cobrando forma. Este primer disco refleja cómo soy, todo lo que me gusta. En vivo puedo hacer un tema de Él Mató, uno de Los Fresones Rebeldes (otra banda indie catalana) y uno de Luis Miguel. Yo siempre soy fiel a mis impulsos».
Dos proyectos flamantes
Él Mató a un Policía Motorizado puso en circulación la semana pasada un nuevo single, «El perro», del que además se hizo un videoclip dirigido por Diego Cendra. El guion y la producción de ese clip corrieron por cuenta de Santiago Motorizado, quien además compuso este año su primera banda sonora para La muerte no existe y el amor tampoco, de Fernando Salem basada en la novela Agosto, de Romina Paula, que se estrenó en el Festival de Mar del Plata.
«Es algo con lo que siempre fantaseaba, así que cuando me llamaron dije que sí enseguida. Justo estábamos haciendo también el video de ‘El tesoro’ (primer corte de La síntesis O’Konor), así que me pareció una casualidad hermosa. El cine me apasiona, y de pronto estaba haciendo un clip y una banda sonora al mismo tiempo. Le dije a Fernando, el director de la película, que iba a estar a full porque coincidía también con la producción del disco de Amaia. De un día para otro estaba haciendo, juntas, dos cosas que nunca había hecho. No sé si se va a repetir algo así, la verdad. En la banda sonora trabajé con Mora Sánchez Viamonte, de 107 Faunos, y Tom y Pipe Quintans. Y lo disfruté mucho. Fue un sueño cumplido».
Fuente: Alejandro Lingenti, La Nación