1 – Zanzíbar
La habitación submarina
Pemba es una de las islas del archipiélago de Zanzíbar, exótico destino que este año tuvo su momento mediático gracias a la película Bohemian Rhapsody, porque allí nació Freddie Mercury en tiempos del protectorado británico. Zanzíbar también es el punto de partida de las aventuras de la novela Cinco Semanas en Globo de Julio Verne. Pero además su isla más septentrional se convirtió en el lugar para pasar una noche extravagante en medio de las aguas interiores de un atolón coralino. Los viajeros que alguna vez pernoctaron en Manta Resort la consideran como la mejor habitación submarina del mundo. Se trata de una pequeña plataforma de tres pisos que flota sobre un mar de aguas transparentes. Solo se puede llegar en barco, desde el complejo terrestre del Manta Resort.
El piso principal es el salón y la parte superior un mirador para disfrutar del increíble cielo estrellado de los trópicos por la noche; por su parte la habitación se encuentra en la parte inferior, a cuatro metros debajo del agua. Los vecinos más próximos son bancos de peces multicolores y pulpos, tanto de día como de noche, ya que las luces de este particular dormitorio los atraen y los impulsan a curiosear junto a los vidrios. Hay un aeropuerto local conectado con Zanzíbar y Dar Es Salam, la capital de Tanzania. Una noche de alojamiento cuesta desde US$ 1500.
2 – Dubai
Cinco estrellas marinas
En Dubai todo lo que se construye es superlativo. En la palmera-archipiélago que los emiratíes hicieron surgir de las aguas del golfo Pérsico está el complejo Atlantis, un palacio cinco estrellas que compila todos los lujos imaginables. Con algo más: dos suites submarinas. Se llaman Neptuno y Poseidón, para que no haya favoritismo entre el panteón de los griegos y el de los romanos. La decoración es una mezcla entre Oriente y Occidente, entre Las Mil y Una Noches y el clasicismo europeo. Las ventanas de las habitaciones y baños muestran los fondos marinos de la Laguna del Embajador y sus peces multicolores: un espectáculo mejor que cualquier programa televisivo, por grande que sea la pantalla. El Atlantis tiene, además del hotel, un parque acuático donde se encuentra el famoso tobogán Leap of Faith (una bajada directa de 61 metros desde lo alto de una pirámide). También incluye un gigantesco acuario y un delfinario para nadar con delfines e interactuar con lobos marinos. Por el momento es el único lugar donde se puede dormir bajo el agua en Dubai. Aunque hace algunos años se presentaron otros proyectos no se concretaron. Las suites subacuáticas del Atlantis Dubai tienen una superficie de 165 m2, pueden recibir a familias de dos adultos y dos menores de 12 años. El precio empieza en US$ 5900.
3 – Singapur
Dormir entre miles de peces
Fuera de los Emiratos, el otro lugar donde todo parece posible es la isla-estado de Singapur. Nada es demasiado alto, deslumbrante o adelantado para el tigre asiático, que hace medio siglo figuraba entre los lugares más pobres del mundo. Una de las islas de su archipiélago fue dedicada a la diversión y el ocio: se llama Sentosa y concentra una increíble cantidad de atracciones, incluyendo campos de golf, marinas privadas, complejos hoteleros de alta gama, playas, una sucursal del museo de cera de Madame Tussaud’s y varios parques de atracciones. El conglomerado de hoteles de Resorts World se encuentra junto al puente y la estación del tren aéreo que conecta Sentosa con la isla principal. Son varios los hoteles temáticos, entre ellos un Hard Rock y lofts entre los árboles del bosque. El Ocean Suites se compone de once unidades de dos pisos, uno arriba y otro debajo del agua. En la parte superior todas tienen un salón de estar, un patio y un jacuzzi, mientras en el subsuelo está la habitación en suite, con grandes ventanales para mirar hacia el acuario más grande del mundo y sus… 40.000 peces. Los buzos les reparten comida cada día y crean el show más esperado por los huéspedes, que pueden mirar desde sus camas. Tarifa a partir de US$ 1200 por noche en base doble. La experiencia acuática de Sentosa sigue con visitas al S.E.A. Acuario y al parque de diversión Adventure Cove, ambos muy cerca del hotel.
4 – Florida
El lodge accesible
Para dormir bajo las aguas del Caribe está el Lovers Deep. No es un hotel submarino, sino un submarino hotel que navega entre Santa Lucía, Barbados y Martinica, pero con un presupuesto de casi US$ 300.000. Por suerte no es la única manera de dormir entre los peces del Caribe. En Cayo Largo, en la punta de la Florida, el hotel Jules’ Undersea es un lodge submarino mucho más accesible. Tiene dos habitaciones porque en realidad es una cápsula de estudios científicos submarinos reacondicionada para hospedaje. Es el único de estos cinco que requiere una certificación de buzo, porque hay que bajar nadando a más de seis metros de profundidad para ir hasta la escotilla de ingreso. El nombre es una obvia referencia a Jules (Julio) Verne, autor de Veinte mil leguas de viaje submarino. El viaje hacia el Undersea Lodge no es tan azaroso y por lo general termina por la noche con una rica cena. Las pizzas del Jules’ dejan perdurables recuerdos entre los huéspedes, sean anónimos o famosos como Steven Tyler y Tim Allen. Cada una de las habitaciones está preparada para una estadía confortable con cocina, baños con ducha de agua caliente, música y DVD. Se observa la vida submarina del Caribe por las ventanillas. Además de ser el único verdadero hotel submarino, es el más barato. La noche cuesta US$ 800 para dos personas, con cena y desayuno.
5 – Suecia
Una plataforma en el lago
No sólo hay vida bajo las aguas de los mares tropicales: así pensó el creador del único albergue subacuático de Suecia. Lo instaló en un lago que forma un laberinto de islas y braz… de agua, para terminar en el archipiélago sobre el cual está construida Estocolmo. El Utter Inn tiene un concepto parecido al de la plataforma flotante del Manta Resort africano, pero con una impronta y un diseño escandinavos. La parte superior tiene en el centro una pequeña cabina pintada de rojo. La habitación está en el piso inferior, al que se accede por medio de una escalera. Las ventanas no ofrecen un espectáculo tan grandioso como las de los hoteles submarinos porque las aguas no son cristalinas: pero igualmente se llegan a observar peces que vienen de vez en cuando a estudiar esta extraña construcción. Por el contrario, la plataforma es un excelente apostadero para observar las muchas especies de aves, migratorias o sedentarias, que viven en la región. Hay patos de todos los colores y tamaños, ocas, águilas, gaviotas, gaviotines, cormoranes y sigue la lista. El Utter Inn fue construido en 2000 por el artista Mikael Genberg y está a un kilómetro de las costas de Västerås, situada a su vez 100 km al oeste de Estocolmo. Desde su apertura se convirtió en una atracción y lo reservan parejas que quieren pasar un n de semana distinto. Cuesta US$ 115 por noche para dos.
Fuente: Pierre Dumas – La Nación