El Día de Muertos es una festividad que se hasta hace algunos años sólo era conocida por mexicanos cuando iban a los panteones a homenajear a sus familiares, o cuando se montaban ofrendas típicas dentro de los hogares en México.
Sin embargo, gracias a la escena inicial del filme “007: Spectre”, cuando se mostró un desfiles por esta festividad, el interés se multiplicó desde el 2015. No obstante, pocos saben que fue el director Lee Unkrich quien desde 2010, ya tenía un interés por la mística fecha y empezaba a hacer planes para crear una película que retratara de lo que trata esta importante fecha.
Aunque para el director Lee Unkrich, sus primeras ideas fueron tachadas por él mismo, puesto que se dio cuenta que su idea inicial reflejaba el hecho de ninguno de los involucrados en el proyecto tenía herencia mexicana. Fue por eso que buscaron diversificar su equipo y hace investigaciones a fondo sobre el Día de Muertos.
“Cuando comenzamos a crear este filme, Coco estaba destinado a ser una carta de amor a México. Lo peor que hubiéramos podido hacer hubiera sido inventar dinámicas familiares basados en nuestra concepción de lo que las familias mexicanas podrían ser. Resolvimos ese problema investigando mucho”, dijo Unkrich en el documental “A Thousand Pictures A Day”.
El equipo de producción se encargó de viajar por varios estados de la República Mexicana como Oaxaca, Guanajuato, y diferentes museos y edificios clásicos de la Ciudad de México.
Para la inspiración del departamento de reuniones familiares, los creadores se basaron en el edificio del Palacio de Correos, dentro del Centro Histórico de la capital Azteca. Y para la tierra de los muertos, Guanajuato fue la mayor inspiración gracias a la construcción de las casas y los colores.
Durante estas visitas el equipo se encargó de hacer bocetaje de los lugares que visitaron, así como de la gente, pues querían representar lo más cercano a la realidad.
“Todos sabíamos que teníamos una responsabilidad enorme de representar la cultura de forma fiel”, dijo Adrián Molina, quien fue co-director y escritor del filme.
En su investigación también entraron a los hogares y los negocios para captar hasta los sabores, colores y olores de los hogares y la gente que inspiró a verdaderos personajes.
“Hubo bastantes familias que conocimos cuando se preparaban para el Día de Muertos que nos invitaban espontáneamente a sus hogares para alimentarnos y dejarnos ser parte de su vida”, Darla K. Anderson, productora de la película.
Según el director, se sintieron cómodos gracias a una conexión de Pixar con México (todas las piñatas y juguetes que tienen alrededor de sus personajes) y a la bienvenida que les dieron las familias.
“Fuimos con una familia que hace zapatos y fue increíble porque cuando entramos pensamos que eso era lo que tenía que ser. Cuando vi las mesas me dije que eso era lo que tenía que aparecer en el fondo”, dijo Manny Hernandez, el artista de la historia.
Otra de las cosas que más llamó la atención fueron los procesos hechos a mano de las piñatas, los zapatos y hasta el papel picado, así como el bagaje familiar que cada oficio tenía.
Fue por eso que el diseño de los esqueletos fueron “hechos a mano” y relacionados con la cultura mexicana más que basados en la anatomía.
La inspiración de lo místico salió de un lugar inesperado, puesto que se basó en el humo de los mercados y la luz que daba un efecto gracias a la forma que tomaba la luz a través de las nubes de humo.
El propósito hacer el filme era celebrar a México y que esperaban que la cultura se reflejara con un ciudado, respeto y un sentido de lo que significa ser mexicano.