La muestra será curada por la argentina Diana Wechsler, con obra de 18 artistas, muchas de ellas mujeres.
La exhibición que llegará al Museo Nacional de Riad, la ciudad más poblada del país que alberga entre sus hitos algunos de los sitios más sagrados para los musulmanes de todo el mundo, como La Meca, tiene como marco una monarquía absoluta que en su nombre lleva el apellido de la familia dominante, Al-Saúd.
Obras de las argentinas Graciela Sacco y Mariana Telleria, de la uruguaya Paola Monzillo, las saudíes Sara Abu Abdallah, Fatima Al-Banawi o la brasileña Regina Silveira serán exhibidas en momentos en que el príncipe Mohamed bin Salmán sostiene prácticas cuestionadas por organismos de derechos humanos, al tiempo que aplica reformas para limitar el sistema legal de tutoría de los varones sobre las mujeres.
Betsabeé Romero, Eduardo Basualdo, Faisal Samra, Ayman Zedani, José Bechara, Laurent Grasso, Marco Maggi y Makoto Azuma ocuparán parte del museo de arquitectura modernista, uno de los más importantes de Oriente Medio, que se alza en uno de los pocos países donde se aplica la figura punitiva de pena de muerte por lapidación.
En una sala de mil metros cuadrados, la disposición de las obras emulará un laberinto que invita a perderse en cada relato, convirtiendo cada pieza en una Sherezade del arte contemporáneo: relatos que evocan insectos gigantes, el silencio acuciante de las mitológicas sirenas, mapas de territorios inexplorados, vegetaciones mágicas y una embarcación gigantesca que parece haber encallado en el edificio.
«Este proyecto presentará ante el público saudí lo que será un gesto fundacional por su carácter contemporáneo: es la primera exposición de estas características que tiene lugar en el Museo Nacional de Riad, con la participación de artistas que expusieron en Bienalsur, y que en todos los casos se sumaron con gran entusiasmo», dice Wechsler a Télam.
«La iniciativa fue aceptada sin objeción por el Ministerio de Cultura de Arabia Saudita y el conjunto de artistas tiene una mayoría de mujeres, dos de ellas jóvenes saudíes muy potentes y feministas: una viste de forma tradicional y la otra no», subraya la curadora, para quien la actualidad saudí presenta «un proceso de desarrollo cultural en el que Bienalsur hace su aporte, reivindicando el derecho a la cultura y, desde ese derecho, la posibilidad de visibilizar a otros».
Este país ultraconservador inició con el ascenso de Bin Salmán y la caída del precio del petróleo durante los últimos cinco años un proceso de apertura que incluyó, en 2017, la emisión de un decreto real que abolió la prohibición de hacer espectáculos públicos, que desde 1932 pesaba en teatros y cines.
Esas reformas no contemplan que varones y mujeres compartan espacio en cines y teatros, pero son parte de un proceso en el que se habilitó a las mujeres a anotar nacimientos, muertes y divorcios en organismos oficiales, mantener la custodia de los hijos si no vuelven a casarse, conseguir licencias de conducir, pasaportes y salir del país sin permiso del tutor.
Esta interacción cultural inédita cerrará la edición inaugurada por Bienalsur en mayo último en Ushuaia y tendrá como correlato el espacio público del Barrio Diplomático de Riad, donde se izarán las Banderas del Fin del Mundo -obra del francés Christian Boltanski, la chilena Voluspa Jarpa y la argentina Magdalena Jitrik-, basadas en el proyecto «Dibuja una bandera» pensado por Boltanski con la idea de «crear identidades visuales para un mundo sin fronteras».
Con las calles como marco, en la ciudad saudí también se instalarán esculturales bancos del argentino Pablo Reinoso y caballos de juguete con que la mexicana Romero evoca numerosas narraciones históricas.
La acción de Bienalsur en Arabia Saudita, o en zonas de conflicto como Cúcuta o la frontera chileno peruana «marca su consolidación como plataforma internacional que opera difundiendo el respeto por las diversidades culturales y utilizando la cultura como herramienta para la paz mundial», señala por su parte su director, Aníbal Jozami.
De hecho, agrega, «el reconocimiento a esta tarea es lo que hizo que fuera invitada al Foro Mundial de la Paz convocado para noviembre próximo por el presidente Emmanuel Macron».
«Entre el 11 y el 13 allí estaremos, exponiendo esta iniciativa que está logrando acercar opuestos con el lenguaje del arte y la cultura socialmente responsable», concluye sobre la participación como único proyecto argentino en el foro que se discontinuó tras pocas ediciones, a fines de lo años 40, y que hace dos años fue reflotado por el presidente francés.