Las dietas circulan por las redes sociales como recetas universales. Muchas prometen celeridad, otras, equilibrio, y algunas, como las veganas, también promueven un mensaje vinculado a la «ética» de la alimentación.
¿Quiénes están detrás de las cuentas que tienen miles de seguidores en Instagram o Youtube, en las que se divulgan consejos de nutrición? Los especialistas resaltan el riesgo de informarse por estas vías sin consultar a un nutricionista. «A nadie se le ocurre tomar un remedio para los pulmones sin consultar a un médico. Pero como la gente come, la gente opina», explicó a LA NACION Alberto Cormillot, un referente de la nutrición en la Argentina.
«La gente que no se dedica a la cosa científica o técnica tiene una manera de procesar las cosas que es la del ciudadano común, que hace una evaluación intuitiva de lo que le dicen. Si le suena familiar, si es fácil, si está bien contado y especialmente si resuelve una cosa sin mucho esfuerzo, el mensaje llega mucho más que lo que pueda divulgar la sociedad científica», agregó Cormillot.
Según la segunda Encuesta de Nutrición y Salud (ENNyS 2), el 20,7% de los niños, las niñas y adolescentes de todo el país tienen sobrepeso. La población adulta también está excedida, y mucho: un 68% tiene sobrepeso. Los datos, de acuerdo con el informe, están en concordancia con lo observado en la 4a Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, en la que se publicó una cifra similar: 66,1%.
Eugenia Preve tiene 24 años y hace uno que se hizo vegetariana. Ella describió cómo implementó ese cambio: «Cuando cambié de alimentación no fui directo a un especialista, pero le pedí a amigos veganos que me pasen consejos y páginas de internet. Entonces así me fui informando».
«Por lo general trato de chequear quién está detrás de las páginas, pero si veo que la información se repite en muchos lugares, creo que eso le da validez. Recién hace cuatro meses fui a un nutricionista, y si me hago vegana sé que tendría que volver a consultar», agregó Preve.
Cormillot sostiene que la nutrición, muchas veces, no se respeta tanto como otras ramas de la medicina, que la gente se lo toma a la ligera. Esto puede traer consecuencias concretas. Un estudio del Hospital Garrahan, realizado por pediatras y médicos especialistas en nutrición, reveló que los hijos lactantes de madres veganas o vegetarianas sin supervisión médica, que no incorporan suplementos, tienen un mayor riesgo de tener graves problemas neurológicos por la falta de la vitamina B12. Esta se adquiere a través de la ingesta de carne, leche, huevo y, en menor medida, legumbres.
La cuenta de Instagram Samurai de ensaladas cuenta con 87.300 seguidores. Paz Del Percio, de 31 años es estudiante de primer año de nutrición y administra esa cuenta. «Hay veces que me llegan preguntas y digo ´no puedo creer que le pregunten esto a una instagramer´. Me dicen, por ejemplo, que son celíacos y consultan si pueden comer tal o cual alimento. Yo siempre les respondo que vayan a ver a un especialista. Es una gran responsabilidad manejar esa cuenta y por eso me puse a estudiar nutrición. Es verdad que hay algunos colegas instagramers que hacen un vivo o historias contando algo que vieron en Google, eso es irresponsable porque no tienen el marco teórico», dijo Del Percio.
«Esta situación me preocupa muchísimo», argumentó Jorge Tartaglione, médico cardiólogo y presidente de la Fundación Cardiológica Argentina. Desde ayer hasta el sábado se celebra el Congreso Argentino de Cardiología. Hoy harán una mesa redonda enfocada en la cuestión de los influencers como divulgadores de temas científicos. Lo que buscan es darles consejos e información certera para evitar la difusión de contenidos falsos o inexactos.
«Ya que tienen tanta llegada, queremos ayudarlos para que publiquen cosas verdaderas. Pero llamé a 100 influencers y vinieron 10. Esto me da la pauta de que a muchos no les interesa interiorizarse en los temas sobre los que hablan en las redes. Queremos ayudarlos para que lleguen correctamente, porque si uno dice que la palta te hace crecer el pelo, y esa persona tiene un millón de seguidores, vamos a estar en un problema», dijo Tartaglione.
Victoria di Muzio es abogada y tiene 31 años. Ella también quiso hacer una dieta basándose en lo que vio en Instagram: «En ese momento decían que la forma de bajar de peso era eliminar las harinas, entonces dejé de consumirlas. Antes no chequeaba quien publicaba y seguía discursos que me interesaban, pero ahora trato de chequear quién está detrás de la cuenta».
José Eduardo Abadi, médico psicoanalista y didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), cuestiona la confianza que se le otorga a algunos divulgadores. «Hay una enorme facilidad para atribuirle idoneidad a ciertas personas, dicho de otro modo, muchas son depositarias de una confiabilidad que no parece tener demasiado fundamento. La segunda idea es que esta confiabilidad, además, le otorga a la persona un supuesto saber, está la fantasía de que ellos pueden el dato certero, y esto tiene que ver con la admiración que se le tiene a algunos influencers. También hay un sistema que surge del contagio, si muchos lo siguen debe ser cierto, y hay una renuncia a la investigación personal, lo cual es bastante imprudente».
En cuanto al veganísmo, donde subyace una cuestión ideológica, Abadi cree que la militancia muchas veces puede llevar a algún tipo de exceso. «Se deja de poner el foco en la alimentación, para ser casi en términos mágicos lo que hay que ser, lo que es bueno y lo que es malo, es decir, la polarización».
«Hay mucha gente opinando en las redes sociales sobre nutrición sin tener formación en la materia. Creo que hay que ser conscientes del efecto que puede tener lo que publicamos en miles de personas. No paro de recibir pacientes en el consultorio que están totalmente confundidos respecto a su alimentación por la cantidad de cosas que leen en instagram y otras redes. Es fundamental recordar que la nutrición es una ciencia, y no una opinión», dijo Lucila Rosso, licenciada en nutrición. Ella administra una cuenta con casi 10.000 seguidores donde publica recetas veganas y vegetarianas. «Además no hay un plan o consejo que funcione para todos, cada paciente debe recibir atención personalizada», agregó.
«Hay gente que se beneficia comercial o espiritualmente con una idea, entonces no hay límite para lo que se pueda llegar a decir», argumentó Cormillot. «Después está el Estado que permanece indiferente a todo esto. Desde el ámbito científico muchas veces también falta consenso para decir que ciertas cosas son una barbaridad. Incluso la prensa publica cosas que son equivocadas solo porque la gente las consume. Es un problema que las personas se enganchen con cosas raras porque las fake news no se discuten, funcionan como una especie de creencia. Hay que ser responsable y publicar cosas verdaderas. Uno puede ser vegano o vegetariano pero hay que asesorarse», concluyó el especialista.
Fuente: Alejandro Horvat, La Nación