1 Luis Piedrabuena. Salmón, en primavera
Esta pequeña localidad de Santa Cruz es la capital nacional de la pesca de truchas steelhead, aunque este año organiza también un concurso de pesca de salmones que termina hoy con la entrega de premios por un valor de cien mil pesos. Comandante Luis Piedrabuena está a orillas del río Santa Cruz, antes de que se transforme en ría.
En medio de la meseta, es un oasis verde que recibe a sus visitantes con efigies de las tiras de Dante Quinterno: Patoruzito, Isidoro y otros personajes clásicos de la historieta argentina. Hasta ahora, para la mayoría de los viajeros que recorren la RN3 es una parada logística antes de visitar al vecino Parque Nacional Monte León. Sin embargo, con la realización de estos concursos la localidad quiere consolidarse como destino de pesca de salmones y truchas.
Las autoridades organizaron un Curso de Guías de Pesca Deportiva para sostener la actividad y clínicas de flycast y spinning para principiantes que quieran iniciarse en la pesca con mosca. Por lo general, la pesca con mosca se realiza con devolución, dejando de nuevo las presas en el agua luego de haber logrado engañarlas y tomado algunas fotos. La pesca del salmón chinook en el río Santa Cruz se realiza cuando el pez migra para reproducirse durante la primavera.
El salmón chinook, que puede llegar a 20 kilos, es una especie originaria del Pacífico norte introducida con éxito en ríos y lagos de la Patagonia argentina y chilena. Aquí, la temporada arranca en marzo, con las truchas; la de chinooks se extiende de agosto hasta principios de noviembre.
2 Bahía Blanca. Los temidos tiburones
No hace falta ir hasta las costas de Australia o Sudáfrica para encontrar tiburones: los hay a lo largo del litoral argentino, donde muchos puertos sirven de base para embarcarse en salidas de pesca. Es posible conseguir tiburones en varios lugares, como las aguas frente al Partido de la Costa, Mar del Plata o la Patagonia, y sobre todo en la bahía Blanca, en cuyo extremo se refugia la ciudad del mismo nombre. Las dos especies más soñadas por los pescadores, por su tamaño, son el bacota y el escalandrún.
Pero varias especies más chicas suelen frecuentar las aguas costeras argentinas, como el gatopardo, el cazón y hasta el martillo, con su nariz tan particular. El bacota es como los tiburones de las películas o los documentales y puede superar los cien kilos. Se lo suele capturar en las cercanías de Punta Tejada (que marca el límite geográfico de la bahía Blanca) o la isla Ariadna. Los tiburones bacota llegan hasta las cercanías de la costa atraídos por cardúmenes de peces como las lisas: el verano, la mejor temporada para su pesca. El escalandrún es aún más grande y una vez clavado el pescador puede tardar hasta una hora en lograr sacarlo del agua.
Un alojamiento rural en la Isla Ariadna se llama justamente Posada de los Tiburones: es el único lugar del país donde es posible pernoctar en una isla marina. Se trata de un lugar geográficamente muy particular, que también permite avistar orcas y delfines. Pero hay que tener cuidado a la hora de caminar por la orilla de la isla, ya que las mareas son rápidas y tienen una amplitud que supera varios metros.
3 Goya. La fiesta del surubí
Siempre sobre el Paraná, pero en el litoral correntino, la ciudad de Goya organiza un concurso de pesca considerado como el más grande del mundo. Es la Fiesta Nacional del Surubí, que congrega a más de mil embarcaciones cada año. La fama de esta fiesta superó los límites regionales y es un evento internacional.
En este tramo del Alto Paraná argentino se consiguen grandes dorados y grandes surubíes, un siluriforme que se alimenta de pequeños peces y hasta de ranas y serpientes. Como el dorado, su tamaño tiende a ser menos importante que en el pasado debido a la alteración de su hábitat y la sobrepesca que diezmó la especie. Sin embargo, se logran -excepcionalmente- ejemplares de 50 kilos. Son animales que suelen refugiarse en zonas de aguas profundas durante el día y salen hacia desembocaduras o aguas de poca profundidad para cazar por la noche.
Es un pez muy luchador, muy buscado por los pescadores que aprecian su carácter combativo. Los más grandes demandan hasta dos personas para poder sacarlos del agua. Frente a la disminución de los portes y la escasez de la especie en ciertas zonas, los pescadores se muestran cada vez más cuidadosos para no dañar las presas y devolverlas al agua en las mejores condiciones. Junto a Goya, Empedrado, Bella Vista y Esquina son otros buenos pesqueros.
La Fiesta Nacional del Surubí se extiende a lo largo de varios días en torno del 1° de mayo. Los festejos se agrupan en el predio de la Costa Surubí, donde se arma una feria y se presentan shows musicales, además de la elección de la reina.
4 La Paz. Dorados y codiciados
El dorado es el pez más emblemático de los grandes ríos del Litoral argentino y uno de los más buscados por pescadores. A diferencia de otras especies que pueden sobrevivir en las aguas más estancadas de las lagunas, como la tararira, necesita grandes cantidades de oxígeno.
El río Paraná es uno de sus principales hábitats: y aunque hasta hace algunas décadas era habitual conseguir ejemplares de más de un metro de largo, la sobrepesca, la construcción de represas y la contaminación de las aguas llevaron a la especie a achicarse.
Varias ciudades se disputan el título de principal pesquero de dorados en la cuenca superior del río: es el caso de Paso de la Patria, en Corrientes, donde se organiza cada año la Fiesta Nacional del Dorado.
Cerca del límite provincial entre Corrientes y Entre Ríos, la pequeña ciudad ribereña de La Paz también es un excelente punto de partida para salidas de pesca embarcada. La mejor garantía de una pesca exitosa es contratar los servicios de guías locales que saben «leer el agua» y aconsejan cómo usar los señuelos. Por ejemplo, las piedras y los veriles (caídas del suelo del lecho del río) son apostaderos que aprecian estos peces en busca de presas.
En el Paraná Medio, en torno a La Paz, no hay piedras como más al norte, pero sí desembocaduras de arroyos donde encontrarlos con más probabilidad. Al norte de la ciudad, el río forma un delta interior con muchas islas y brazos secundarios.
La modalidad más adecuada para pescar en los riachos cerca de La Paz es con artificiales (señuelo o cuchara). Se consiguen piezas de hasta cuatro kilos.
5 Monte. Las tarariras de la laguna
Estos peces son muy particulares y, como viven en aguas de lagunas o poco oxigenadas, pueden respirar por medio de su aleta dorsal, sacándola del agua al aire libre. Viven en zonas de poca profundidad y con mucha vegetación, esperando presas que van desde pequeños peces hasta anfibios, insectos, roedores o aves chiquitas.
Son muchos los lugares con buenos piques de tararira en las lagunas de la provincia, y los pescadores atentos saben cuándo y dónde ir a los mejores según las temporadas del año. Pero la laguna de Monte es un clásico, porque está cerca de Buenos Aires y es un balneario muy completo que proporciona actividades para todos los gustos, tanto para los que pescan como para los que no.
Está cerca de la histórica ciudad de San Miguel del Monte, donde se conserva el rancho de Juan Manuel de Rosas. La laguna es lo suficientemente grande (720 hectáreas y 15 kilómetros de diámetro) como para que los pescadores tengan zonas tranquilas donde desarrollar su actividad sin interferir con los que practican deportes náuticos. Además de tarariras se consiguen carpas, bagres y, por supuesto, pejerreyes, el pez más abundante en las lagunas y ríos de la provincia de Buenos Aires.
Para pesca embarcada, el club local alquila botes, al igual que varios prestadores más ubicados en torno de la laguna. Un camino la rodea enteramente, con terrenos para acampar, hosterías, clubes náuticos y restaurantes
Fuente: Pierre Dumas – La Nación