Con una ceremonia parecida a las previas de los conciertos de rock, seiscientos lectores fanáticos de Lorrie Moore días atrás llenaron la sala principal del Teatro Cervantes para escuchar la entrevista de Santiago Llach a la autora estadounidense en el marco del Filba.
Lorrie Moore, en primera persona
En su primera visita al país, Moore despierta un fanatismo inusitado que a ella misma la sorprende. El jueves, las entradas gratuitas para la actividad «Lorrie Moore en primera persona» volaron en menos de una hora; el cupo para la clase arancelada que dictará hoy a las 11 en Malba está completo (los tickets costaban $900 y se vendieron en 48 horas). Los organizadores del festival arriesgan que esta tarde habrá una demanda similar para asistir a la última actividad oficial de Moore como invitada de honor del Filba: la lectura de fragmentos de su novela ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?, que se vende como pan caliente en Eterna Cadencia a pesar de la crisis.
Pero eso no es todo. El furor Moore se extendió por zonas inesperadas y llegó a la Legislatura porteña. Como una Madonna de las letras, la escritora recibió ayer al mediodía en el hotel donde está instalada a un grupo de legisladores de la ciudad de Buenos Aires que le entregaron a domicilio el diploma de visitante ilustre. La iniciativa fue de la diputada Carolina Estebarena, del bloque Unión Pro, a instancias de un asesor que es alumno de los talleres literarios de Llach.
A esta altura, Llach ya es como el presidente del club de fans de Lorrie Moore: no sólo analiza los textos de la autora en sus clases y recomienda sus libros en redes sociales y entrevistas sino que le hizo preguntas muy específicas sobre su proceso creativo en la charla pública en el Cervantes como si quisiera que Moore le revelara una fórmula secreta. Simpática y de excelente humor, la autora de Gracias por la compañía no esquivó temas y se rió cada vez que Llach le comentó alguna hipótesis sobre sus cuentos o novelas. «¿En serio? No lo había pensado», le dijo sonriente varias veces, en especial cuando el autor comparó la trama de ¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? con El guardián entre el centeno, de Salinger. Otro de los comentarios que más la sorprendió fue cuando Llach le contó que armó una lista de Spotify con las cincuenta canciones que aparecen mencionadas en la novela que narra las vidas de dos amigas adolescentes.
La cineasta Majo Moiron está registrando el minuto a minuto de la visita de Moore al país para hacer un documental que, por ahora, lleva como título ¿Cómo hablar con Lorrie Moore? Lo curioso es que estará narrado desde el punto de vista de Llach y su fanatismo.
Gabriela Adamo, directora del Filba, también está sorprendida por el furor local. Cree que es contagioso. A medida que las fotos y las anécdotas se van dispersando por redes y muros virtuales, la «locura» aumenta. Ningún fan quiere perderse la selfie con la escritora. Ni siquiera los famosos como el actor Gonzalo Heredia, que el jueves estuvo en la primera fila de la platea del Cervantes, al lado de Cristina Mucci. Hubo público en los palcos de los tres pisos, dónde se vio muy concentrada a la actriz Mirtha Busnelli. A la salida, la fila para entregar los auriculares para seguir el diálogo con traducción simultánea era larguísima, casi tanto como la de ingreso, que se empezó a formar dos horas antes del comienzo de la entrevista y llegó a dar vuelta por la avenida Córdoba. Si bien el público era heterogéneo, había muchas mujeres de todas las edades con sus tickets en la mano que se sacaban fotos con sonrisa de oreja a oreja mientras esperaban que la sala abriera las puertas.
La entrevista, que se extendió durante una hora y media, fue seguida en un respetuoso silencio. Ni siquiera hubo toses (epidemia contagiosa entre los espectadores de teatro). Hubo, claro, muchas risas en reacción a algunas respuestas de Moore, que en un momento tomó el mando y empezó a hacerle a Llach las mismas preguntas que él le hacía. Por ejemplo, si disfrutaba el momento de la escritura. Se sobresaltó cuando el autor le dijo que no, que la pasaba mal, que sufría. «Eso no está bien. Hay que disfrutar», le recomendó. A pedido de Llach, la autora también dio un consejo para los que quieren dedicarse a escribir: «Escriban. Lean mucho. Y sean libres».
Entre el público estaba el dibujante Esteban Serrano, que sintetizó con una imagen el clima que se vivió durante la entrevista en el Cervantes. En el dibujo con lápiz se ve a Moore y Llach sobre el escenario y un montón de globos de diálogo que salen de la platea. Una de las frases dice: » Lorrie, te amamos«.
Para agendar
Lectura. Lorrie Moore lee a Lorrie Moore. Hoy a las 17 en el auditorio de Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415). Con traducción simultánea. Las entradas gratuitas se entregan desde las 14.
Fuente: Natalia Blanc, La Nación