Los datos no engañan: cada vez vivimos más, y quienes llegan a edades avanzadas lo hacen en mejores condiciones. Un sector de población cuyas patologías resultan con frecuencia crónicas, y que demanda una atención médica variada y constante. Esto, unido al desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas al ámbito sanitario y a la aparición de nuevos perfiles profesionales, hace que los estudios y los trabajos relacionados con la salud sean, junto con los tecnológicos, los que gozan de mejores perspectivas laborales a corto y medio plazo. También son, y esto es relevante, las personas que más satisfechas se encuentran con su empleo.
Cada año, el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos elabora una lista con las 100 profesiones con mayor demanda de empleo, de las que extrae los estudios con mejores expectativas profesionales. Si la Ingeniería del Software es la carrera universitaria que aparece en primer lugar, es de justicia mencionar que seis de las diez formaciones en ese top ten están relacionadas con el ámbito sanitario: Odontología, Enfermería, Medicina, Fisioterapia, Terapia Ocupacional y Óptica y Optometría. Completan la lista los grados en matemáticas (5) y Derecho (10), seguidos de Arquitectura Técnica y Administración y Dirección de Empresas (ADE). Informes como el elaborado por Infoempleo y la Universidad Internacional de La Rioja muestran una tendencia al alza en el ámbito sanitario desde 2013, e incluso la Organización Mundial del Trabajo identifica este campo como uno de los sectores claves para el empleo del futuro.
“Las necesidades de atención de las personas mayores, junto con el gran gasto sanitario que supone su atención en régimen de ingreso hospitalario, hace que se fomenten cada vez más los cuidados y atención domiciliaria” de una manera más intensiva que en la actualidad, asegura Montserrat Antonín, directora de la Escuela Universitaria de Enfermería Gimbernat. Un grado “con múltiples salidas profesionales: atención primaria y especializada, investigación, docencia e incluso dentro del campo de la innovación y el emprendimiento”, lo que provoca una demanda elevada en el mercado laboral que sin embargo no se traduce en suficientes puestos de trabajo: según el Sindicato de Enfermería SATSE, en España se necesitan 131.000 enfermeras y enfermeros, un 34 % más que las actuales, para alcanzar la media europea.
Hagas lo que hagas… digitalízate
Desarrollar competencias tecnológicas es, hoy en día, imprescindible, aunque “hay que saber diferenciar entre aquellas que debemos desarrollar de forma genérica, para ejercer cualquier profesión e incluso para la vida diaria, de otras específicas y necesarias para la ocupación elegida”, sostiene Concepción García, vicerrectora de Emprendimiento y Empleabilidad de la Universidad Complutense de Madrid. “Además de las titulaciones con un alto contenido tecnológico, carreras que tradicionalmente no requerían estas habilidades para la práctica profesional han visto modificados sus perfiles debido a la tecnología, ampliando sus campos profesionales. No en vano, el 45 % de los empleos en el año 2020 estarán relacionados con el entorno digital, según datos de la Unión Europea recogidos en el informe ISDI Digitalización de los profesionales españoles.
Y si no generamos estos perfiles, ¿qué ocurre? “España es deficitaria en determinadas especialidades, por los que estos profesionales finalmente provienen de otros países. Es el caso de los especialistas en Big data, Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Cloud Computing y, en general, todos los desarrolladores de software, perfiles que están muy solicitados tanto por la gran cantidad de start-ups tecnológicas que están surgiendo como por todas las empresas que se encuentran en pleno proceso de transformación digital”, cuenta Xavier Núñez, director de la escuela superior de informática EPITECH, en Barcelona.
Los dobles grados, esfuerzo y recompensa
Otra de las opciones predilectas por parte de los estudiantes es la de los dobles grados, como los de ADE y Derecho, Derecho y Ciencias Políticas, Matemáticas y Física (el que suele tener una mayor nota de corte en España) o Turismo y Comercio. Se trata de formaciones más exigentes, con una mayor carga de créditos, pero que al final otorgan la recompensa de obtener dos graduados diferentes: por ejemplo, los que terminan el de ADE y Derecho, saldrán con un grado en ADE y otro en Derecho, no con un título doble.
“Si lo normal, para un grado, está en 240 créditos repartidos en cuatro años, estas titulaciones suelen incluir entre 350 y 360 a lo largo de cinco cursos académicos”, explica García. Más créditos, pero no el doble, algo que se explica porque ambos grados “se reconocen los créditos optativos de un grado para el otro, y además suele haber asignaturas básicas que son equivalentes en los dos. Eso sí, al final tienes que hacer dos trabajos de fin de grado (TFG) diferentes”.
Fuente: El País