Las dice la profesora en la clase o el carnicero. Las repite la médica o el peluquero en medio de la tintura. Incluso, de vez en cuando, se cuelan en un folleto oficial o en un libro y siembran el escándalo generalizado. Sin embargo, esas frases que lograron el estatus de célebres esconden un origen que no tiene nada que ver con el que la gente imagina. Ni el personaje del sagaz detectiveSherlock Holmes, creado a fines del siglo XIX por Arthur Conan Doyle le dijo nunca a su asistente aquello de “elemental Watson”, ni tampoco Miguel de Cervantes Saavedra hizo que el hidalgo Don Quijote de la Mancha aleccionara a su escudero señalándole: “ladran, Sancho. Señal que cabalgamos”. Tampoco el padre de la Ciencia Política moderna, Nicolás Maquiavelo, anotó en su libro El príncipe que “el fin justifica los medios”.
Watson por Jude Law. La llegada del detective a la pantalla trajo aparejada la frase célebre.
La semióloga Claudia López Barros es docente e investigadora en la UBA y explica por qué la gente se apropia de estas frases: “Son frases condensadoras de ideas presentes en los textos originales. En todos los casos, hay una precisión que es verosímil, lo que sostiene su credibilidad; es apócrifa porque no está en el original, en términos rígidos sí, pero de algún modo lo está…”.
Por eso, la autoría es un elemento importante. Aunque hay matices y la semióloga los analiza así: “La celebridad efectivamente se construye por sus autores, porque todas ellas se desprenden de sus obras, pero también porque refieren a nociones que se recuerdan fácilmente. El quid es el concepto de apócrifo: lo falso está en que esas frases no están exactamente así dichas en sus libros, pero lo que no es falso es que ellas derivan de manera directa de lo planteado por esos autores”. La idea de López Barros también amerita una frase: se non è vero è ben trovato.
La especialista explica, además, que “se sintetiza una idea que recorre el original en una frase que es comprensible y que no va en contra de lo escrito por ese autor. La cita de autoridad es importante, pero tiene que ser verosímil respecto de quien la dijo y en estos casos lo son”.
1. Elemental, Watson
Hay que reconocer que a la soberbia ingeniosa del detectiveSherlock Holmes, le habría cabido la suficiencia de señalar un acierto de su asistente con un “elemental, mi querido Watson”. Sin embargo, el escritor y médico británico Arthur Conan Doyle no la utilizó en ninguna de las cuatro novelas y cincuenta y seis relatos que le hizo protagonizar al investigador más famoso de todos los tiempos. Probablemente, la cita haya surgido tiempo después, cuando Holmes llegó a la industria del cine y de la televisión, pero en los textos elaborados por Conan Doyle lo más cercano a esa expresión se encuentra en el relato El jorobado en el que puede leerse la palabra “Elemental”, en boca del detective.
Arthur Conan Doyle / Gentileza Biblioteca Nacional.
Sobre esta cita, la semióloga López Barros explica por teléfonon: “Reafirma, por un lado, la inteligencia deductiva de Holmes pero lo atractivo del “elemental” o “elementary” refiere a lo simple, a lo evidente; a esa idea de que en general no vemos lo que está delante de nuestros ojos. El agregado de «Watson», por un lado ubica en el universo deductivo de Sherlok Holmes creado por Conan Doyle -porque sólo ‘elemental’ no alcanza para contextualizar- y por otro lado, pone al enunciador en una posición de saber, le da jerarquía, hasta podría decirse una pose un tanto canchera y en complicidad con otro que lo acompaña”.
2. Ladran, Sancho
Era costumbre del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha aleccionar a su escudero, el leal Sancho, y a otras personas que se iba encontrando en su camino sobre cuestiones de la vida. De ahí surgen sentencias que el novelista y soldado Miguel de Cervantes Saavedra le hace decir. Algunas son: “Para todo hay remedio, si no es para la muerte”, “Cada uno es artífice de su propia ventura” o “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Sin embargo, aquello de “Ladran Sancho, señal que cabalgamos» no lo dijo el Quijote ni lo escribió Cervantes.
Primeras ediciones de Don Quijote de la Mancha.
Sobre el equívoco, algunos especialistas enlazan la cita con una idea parecida, expresada en un poema del alemán Johann Wolfgang von Goethe, titulado Ladran (Kläffer), que data de 1808. Ese poema, explican, fue retomado casi cien años más tarde por otro poeta, el nicaragüense Rubén Darío, para desacreditar a aquellos que lo criticaban por mestizo. Sin embargo, la traducción al español de aquellos versos de Goethe se registra en la edición de agosto de 1903 de la revista Nuestro Tiempo. Allí, el artículo “Los dos catolicismos”, de Edmundo González Blanco, dice: “El perro, empleando la comparación de Goethe, quisiera acompañarnos desde el establo; pero el eco de sus ladridos nos prueba que cabalgamos”. Finalmente, hay otros especialistas que señalan a Miguel de Unamuno como autor de la cita. Muchos orígenes posibles y una sola certeza: no fue el Quijote quien la enunció.
“En el ‘Ladran Sancho’ que suele usarse ahora –retoma la docente e investigadora de la UBA–, está la noción del avance pese a la adversidad, pese a las creencias de una época. La frase no está en El Quijote pero podría decirse que se desprende de él y lo hace de una manera coloquial y sintética, lo que habilita su uso en distintas transposiciones, incluso en chistes o memes. Es una idea que se mantiene porque la lucha contra la adversidad no pierde vigencia y además otorga un carácter épico”.
3. El fin justifica los medios
Podría haberla escrito. De hecho, de alguna manera, esa es la síntesis de muchas de las ideas que el diplomático, filósofo político y escritor italiano Nicolás Maquiavelo –considerado el fundador de la Ciencia Política moderna- desplegó en su tratado de doctrina política titulado El Príncipe, publicado en Roma en 1531. Pero no, no la anotó ni en ese volumen ni en ninguna otra parte.
El fin y los medios. «La frase puede pensarse claramente reduccionista de la obra de Maquiavelo, pero es una de las conclusiones de su ensayo», dice la semióloga López Barros.
Quien sí parece haberlo escrito fue el emperador Napoleón Bonaparte. Así lo registra una discusión en Wikiquote en la que se señala: “La sentencia ‘el fin justifica los medios’ aparece en un comentario de Napoleón Bonaparte en El Príncipe de Maquiavelo. En el capítulo VIII, «De los que han llegado al principado mediante delitos», Napoleón comenta: ‘¿Qué importa el camino, con tal que se llegue?’. La afirmación, por tanto, pertenece a Napoleón Bonaparte y no a Maquiavelo”.
Al respecto, López Barros destaca: “Nuevamente, una frase corta y directa, puede pensarse claramente reduccionista de la obra de Maquiavelo, pero es una de las conclusiones de su ensayo. Además, si es cierto que a frase la escribió Napoleón Bonaparte en la última página de su ejemplar El Príncipe, la frase adquiere una envergadura mayor. Se trata de una idea que sigue en debate a través de los siglos, por ello la reiteración ¿el fin justifica los medios?”.
4. Es mejor morir de pie que vivir de rodillas
Decirla no la dijo. Pero su vida fue expresión cabal de esa idea. El mítico revolucionario argentino Ernesto Che Guevara podría haber enunciado las decenas de sentencias heroicas y abnegadas que se le atribuyen. Entre ellas, la más célebre es la que dictamina: “Es mejor morir de pie, que vivir de rodillas”. Con todo, la cita está lejos de pertenecerle. Antes que el médico fusilado en Bolivia en 1967 fuera más que un muchacho, la idea le había sido atribuida también al líder de la Revolución mexicana Emiliano Zapata; también a La Pasionaria Dolores Ibárruri, dirigente política en la Segunda República Española y en la Guerra Civil que la sucedió; también al escritor cubano José Martí, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la guerra de la Independencia de Cuba; e incluso al presidente mexicano Benito Juárez García que ocupó la jefatura del país durante varios años a fines del siglo XIX. De tantos y tan variados posibles autores, de todos modos, el Che es el preferido de una sentencia que le calza como guante a la mano.
Decirla no la dijo. Pero su vida lleva a esa idea: “Es mejor morir de pie, que vivir de rodillas”.
5. El falso rincón de Borges
La imagen que circuló en las redes sociales, con la frase de la polémica.
El argentino Jorge Luis Borges no podía faltar en esta lista. No solo le atribuyen un poema melodramático titulado Instantes que jamás escribió sino que, además, el Ministerio de Cultura porteño difundió el año pasado una frase para celebrar el Día del Lector que no era de su autoría. «He buscado el sosiego en todas partes y solo lo he encontrado sentado en un rincón apartado, con un libro en las manos», publicó la cartera cultural de la Ciudad de Buenos Aires a través de la cuenta de las Bibliotecas de la Ciudad el 24 de agosto de 2018.
Sin embargo, Borges no tiene nada que ver con esa cita que fue escrita por un canónigo agustino del siglo XV llamado Tomás de Kempis. No era, sin embargo, la primera vez que el autor de El Alephle traía dolores de cabeza a la administración de la Ciudad: en 2016, Subterráneos de Buenos Aires homenajeó al escritor con una hermosa frase que se podía leer en uno de los andenes de la línea C: «Con el tiempo, comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad». No, tampoco era de Borges.
Fuente: Clarín, DC/PK