La bienal se desarrollará en dos etapas: la primera se realizará en su clásica sede, el Pabellón Matarazzo del Parque do Ibirapuera, entre febrero y agosto. Mientras que en la segunda, el evento se trasladará a 25 instituciones de la ciudad brasileña, entre septiembre y diciembre
La 34º edición de la Bienal de San Pablo presentará un nuevo formato con el objetivo de acercarse aún más al público no especializado, explicó Jacopo Crivelli Visconti, curador del gran evento del arte sudamericano.
En una conferencia realizada en el Palacio San Martín, Crivelli Visconti anunció que la bienal se desarrollará en dos etapas, extendiendo así tanto su duración como su espacio físico: la primera parte se realizará en su clásica sede, el Pabellón Matarazzo -30.000 metros cuadrados, diseñado por Oscar Niemeyer- del Parque do Ibirapuera, entre febrero y agosto de 2020. Mientras que en la segunda, el evento se trasladará a 25 instituciones de la ciudad brasileña, entre septiembre y diciembre.
La bienal recibe entre 800 mil y un millón de visitantes en cada edición y «la mayor cantidad de público se acerca al evento por ser un evento cultural y no porque sea especializado». En ese sentido, explicó Crivelli Visconti, gran parte de la audiencia tiene dificultades para relacionarse con el arte contemporáneo, por lo que el proyecto que lleva adelante realiza, en base a su extensión de calendario y su descentralización, diferentes abordajes que no son los clásicos de las bienales.
Uno de los cambios es que habrá tres exposiciones individuales y tres eventos performáticos, que se darán durante la primera etapa. «Esos tres eventos más performáticos responden a ese tipo de público no especializado. Al mismo tiempo, habrá tres exposiciones individuales de artistas mujeres, de entre 30 y 40 años, el tipo de artista clásico de una bienal, que son artistas jóvenes pero ya con una carrera sólida. La idea es que estas tres exposiciones van a ocupar espacios distintos en el pabellón»
Y agregó: «El punto más importante es que las mismas obras que se verán en las exposiciones individuales vuelven después en una nueva configuración en la exhibición principal y esto es porque una de las cuestiones fundamentales es que lo que definimos como poética de la relación: el significado que uno le da a lo que ve deriva mucho del conjunto de cosas que le rodean, el lugar donde se expone, el momento, las reflexiones previas que se sugieren a través de textos y también de las otras obras que están alrededor de una en específica».
Crivelli Visconti, quien también fue el curador del envío nacional de Chipre a la Bienal de Venecia y dos veces curador del espacio U-Turn Project de arteBA, sostuvo que la idea es que en un primer momento el público entre en contacto con la obra de un artista de una manera enfocada en su universo poético. Y que, cuando vuelva a la bienal en septiembre, encuentre otra vez esas obras que ha visto hace poco tiempo y las lea de otra manera porque estarán junto con obras de otros artistas en una exposición que, en este segundo momento, tendrá ejes temáticos que de cierta manera sugieren otras lecturas de estos trabajos.
Este ejercicio curatorial incluirá a un conjunto de 25 instituciones de la ciudad, que van desde todos los grandes museos (MASP, Pinacoteca, MAM, etc) de la ciudad junto a otros espacios más periféricos, menos conocidos, pero «muy importantes en sus contextos específicos», como el Centro de Formação Cultural Cidade Tiradentes. Además, en estas instituciones se podrán ver exposiciones individuales de artistas que también estarán en la bienal principal, aunque allí se relacionan con otras.
En total, como en ediciones anteriores, 100 artistas de todo el mundo participarán del evento que se realiza desde 1951. De ese centenar, 28 tendrán muestras individuales, sea en el pabellón o en alguna de las instituciones. Los nombres de los artistas elegidos son todavía una incógnita.
«De esos 100 artistas, casi un tercio que tendrán una exposición individual en algún momento, o en la pabellón o en la ciudad. Esta es una manera innovadora de trabajar con esta enorme diversidad de público. La idea es que al crear una arquitectura curatorial tan compleja, que se extiende en el tiempo y en el espacio, esto nos permita que las obras que se verán en la bienal principal sean también históricas, con pinturas y esculturas, con géneros que muchas veces no se ven con tanta fuerzas en las bienales y que son más atractivas para el público no especializado».
En esa búsqueda de convertir a la bienal en un espacio más amigable para la mayoría, el curador nacido en Italia, pero que reside en Brasil, comentó que la «presencia de artistas históricos es una manera de tornar la bienal más accesible al gran público y también de llevar a Brasil a artistas que no eran accesible de otra manera».
Además, comentó que también se está trabajando con tres importantes museos del mundo, uno de EE.UU, otro europeo y un tercero, lationamericano -todavía no confirmados- que presentarán a un artista determinado y que después la obra de esos creadores se podrá ver en las sedes de cada uno de esos museos.
Acompañarán a Crivelli Visconti en el equipo curatorial Paulo Miyada, Francesco Stocchi, Ruth Estévez y la argentina Carla Zaccagnini, quienes concibieron embanderar la bienal en torno a la idea de «relación», en un mundo polarizado, inspirados en la lectura de varios autores desde Édouard Glissant hasta Eduardo Viveiros de Castro.
Si bien para el especialista la bienal es un «evento que trasciende el concepto de exposición temática», aseguró que «está pensada para responder al momento político y social, no solo en Brasil, sino en el mundo, en donde estamos cada vez más cerrado al otro, en donde todo el mundo solo habla con el que piensa como ellos. Es importante que un lugar como la bienal tenga una posición de apertura y de crear relaciones distintas de las que normalmente se realizan».
Del encuentro, además participaron Sergio Baur, director de Asuntos Culturales de Cancillería; Adriana Rosenberg, directora de Fundación PROA; Diana Wechsler, directora artístico-académica de Bienalsur; el coleccionista Esteban Tedesco; Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de la Municipalidad de San Isidro, y Laura Malosetti Costa, investigadora y ensayista.
Fuente: Infobae