¿Besos? 😘😘😘
¿Énfasis? Síiiiii (y en los lenguajes silábicos, como los alfabetos Hiragana y Katakana del japonés, se agregan tildes repetidas: あ〜〜〜)
¿Frustración? aklefj;awkjfdsafjka!!! o algo similar que dé la idea de golpear a lo loco las letras.
¿Con? c ¿Por? x
¿Ahre? Ironía en Argentina: Con este frío tengo muchas ganas de salir, ahre
¿wn? Hueón, chilenismo
¿wey? Güey, mexicanismo
¿Sexo? 🍆 ¿Trasero? 🍑
¿Voz elevada? NO GRITES (las mayúsculas denotan exasperación, enojo)
¿Entusiasmo? Genial!!! (nunca un solo signo de admiración)
¿…? Alerta de Inmigrante Digital, también conocido como Gente Mayor: los Nativos Digitales no usan puntos suspensivos. Ni puntos al final de la oración
¿Te quiero mucho? TKM, tqm
¿77, o TT? Llanto, o 😭😭😭
Luego de años de advertencia sobre cómo las abreviaturas de los mensajes, la extensión limitada de los tuits y la proliferación de emojis destruirían los idiomas, por fin una lingüista salió en defensa del internetés y realizó una investigación que, en realidad, prueba lo contrario. Gracias a estos lenguajes informales, «se devuelven los cuerpos a la escritura», aseguró Gretchen McCulloch en Because Internet. La tecnología, argumentó, hace que las personas sean más creativas que nunca al expresarse.
Hasta no hace demasiado tiempo, escribir era cosa de escritores, académicos, periodistas. «Internet y los dispositivos móviles han causado una explosión de escritura a cargo de la gente común. Escribir se ha convertido en una parte vital, conversaciones de nuestras vidas comunes».
Si en el año 800 Carlomagno se coronó emperador sin siquiera saber escribir su propio nombre, «hoy es difícil imaginar que organicemos una fiesta de cumpleaños sin escribir». Aunque se trate de una escritura informal.
E incluso en la red hay escritura formal, sólo que por primera vez «está rodeada por un vasto océano de de palabras sin edición y sin filtro que alguna vez sólo se habrían pronunciado». Y eso estudia, como lingüista de la cultura digital —tal su especialidad— McCulloch.
Todas las cosas que se dicen con lol
El acrónimo lol surgió en los paleochats de los 80s, cuando el canadiense Wayne Parson se rió mucho de algo que le dijeron y escribió «LOL» para sintetizar que estaba laughing out loud. Pero el término evolucionó, y hoy significa diferentes cosas.
En Because Internet McCulloch citó la investigación de Michelle McSweeney sobre el uso de lol en mensajes en español e inglés entre 15 personas bilingües de Nueva York. En la mayoría de los casos, encontró, se usaba como un agregado de ironía (como el ahre de los argentinos): al final de una oración para denotar que el significado no era literal. Otros usos eran suavizar una expresión que de otro modo podría sonar como una acusación: «Buenos días lol» se le puede decir a alguien que se ha levantado a las 12.
Ahora no sólo se escribe en minúsculas, sino que todavía es una «palabra en transición», escribió McCulloch. Implica «diversión, ironía y hasta agresión pasiva»; también funciona como pedido de compasión: «lol, tengo que estudiar toda la noche». Y para expresar empatía: «yo di el examen ayer lol».
La inflación del !
La cultura digital parece tender al desgaste y el incremento compensatorio: si antes se podía decir «genio», hoy se lee más «geño geñal». Del mismo modo, el signo de exclamación ya no grita ni alarma, sino que es amistoso. «Un solo signo de exclamación no marca intensidad, sino sinceridad», escribió McCulloch.
Se puede cerrar un e-mail de trabajo, o una conversación en WhatsApp con el jefe, con «¡Gracias!» (y también uno solo, perdido casi el signo de apertura) sin parecer entusiasta ni elevar la voz: «Sólo trato de expresar que estoy sinceramente agradecido y de hacerlo con el equivalente a una sonrisa social«.
If I wanted to convey genuine enthusiasm to you, how many exclamation marks would I need?
— Gretchen McCulloch (@GretchenAMcC) 22 de junio de 2018
Entonces, abaratado por el uso para esto y aquello, en los chats el signo de admiración se multiplica: «Hola!!!», «Divino!!!» y hasta «!!!», puro entusiasmo sin contenido. Según una encuesta que la autora hizo en su cuenta de Twitter, con casi 800 votos, la forma más común para realmente transmitir entusiasmo son tres signos. Ni uno ni dos. Y sobre todo, ni cuatro o más: esa hipérbole puede sonar poco sincera.
El . es un signo sospechoso
En el camino opuesto, el punto final de la oración tiende a desaparecer, por obsolescencia, en internetés. Según el medio en el cual una persona aprendió el lenguaje informal será el símbolo que utilice para terminar de manera eficiente una línea. Y para los nativos digitales la manera ha sido la tecla de interlineación, return o enter, y no punto seguido de return, que llevaría más tiempo.
McCulloch clasifica a los terrícolas en «Gente Semi Internet» y «Gente Full Internet». Los primeros son los inmigrantes digitales que «se definen por su ambivalencia ante la tecnología y una inclinación hacia las relaciones offline por encima de las online«; los segundos, en tanto nativos digitales, no se cuestionan esa diferencia.
Reading #becauseinternetbook @GretchenAMcC pic.twitter.com/UkT2C6xjHz
— Knitpool (@Knitpool) 3 de agosto de 2019
Una reacción al libro de McCulloch: «Es un punto pasivo-agresivo», dice Art a la muñequita, sobre el punto final.
Así como la Gente Semi Internet usa el teléfono para hablar, también pone punto final a las oraciones, sin comprender la sutileza de agregar un signo innecesario: para la Gente Full Internet, el punto final «puede significar molestia o enojo», un exceso de formalidad.
Gente mayor…
Pocas cosas confunden tanto a los nativos digitales como los puntos suspensivos: «Son particularmente inciertos», según McCulloch, porque la Gente Full Internet «infiere un significado emocional» de ellos que no puede entender. ¿Insinúan algo, como en una multiplicación de la agresividad pasiva del punto final?
¿O sólo los escribió un adulto mayor? Porque, llamativamente, el signo … es una confesión de edad. Antes de internet, cuando alguien dejaba una nota o enviaba una postal, o cualquier otra escritura informal, los pensamientos se separaban con un guión y los puntos suspensivos sugerían una cascada de cosas: «Tengo tanto para contarte…».
Para los que crecieron en la cultura digital todo se cuenta en tiempo real, a medida que va pasando, sin puntos —mucho menos suspensivos— porque para eso está la tecla ↵ .
La frustraci-adsadsdsafgdfsfgdjk! se perfecciona
Cuando no hay palabras para expresar lo que se siente, la sobrecarga emocional se transmite tecleando al azar grupos de letras. Sin embargo, descubrió McCulloch, tal vez haya menos azar de lo que se cree.
La mayoría de estas expresiones, estudió, comienzan con «a» y muchas veces con «asdf» y en general no mezclan letras y números ni mayúsculas y minúsculas. Y el millennialmeticuloso puede volver a combinar el símbolo de golpear el teclado hasta que le parezca que luce bien: «Hay quien cambia las letras manualmente, para perfeccionarlo«, según Because Internet.
También hay modas: últimamente, observó la lingüista, se usa más la combinación de letras que surge de tener el smartphone con las dos manos: hay más ubicadas en el centro del teclado, como g, b y h que de los costados.
Emojis para gesticular
La autora no considera que los emojis sean un lenguaje nuevo, sino una nueva forma de gesticular. «Todas las culturas que se han estudiado tienen gestos, y gesticulamos al hablar incluso cuando es inútil en términos comunicativos, por ejemplo cuando hablamos por teléfono», escribió.
Si antes de la imprenta había ilustraciones en los márgenes de los textos y desde 1982 los emoticones 😛 se abrieron paso en la cultura digital, los emojis construyen hoy una red extensa de expresividad. «Nos permiten hablar con las manos de manera escrita«, describió McCulloch, lo cual comunica sin decir. «Los más populares son emblemas, y pueden funcionar como parte de una oración o usarse solos«, como el pulgar levantado.
Tienen, además, capas de significados: ✧・゚puede expresar estrellas, literalmente, pero también entusiasmo, admiración, magia, limpieza, amor y —en el sexting— orgasmo.
Un espejo y una historia
«Todo nuestro texteo y nuestro tuiteo nos fortalece en nuestra expresión escrita«, argumentó McCulloch en su libro que, además, explica por qué un gif de palomitas de maíz no es lo mismo que el emoji 🍿o por qué se viralizan los memes que parecen menos profesionales y cuenta historias como la colonización de términos (cuando un grupo mayoritario adopta los de uno minoritario, como bae) o los tropiezos de la puntuación que intenta indicar sarcasmo: ⸮, :/ y 〜, entre otros.
Para la Gente Full Internet este libro es una exploración frente al espejo, en la que se revelan cuántas cosas del lenguaje en línea marcan la identidad de los seres humanos contemporáneos. Para los menos familiarizados, McCulloch ofrece una suerte de guía pero, sobre todo, una historia de la red a partir de la historia de su habla.
Fuente: Infobae