La metodología para sumar puntos incluye distintos indicadores, como la cantidad y el desempeño de las universidades que cada ciudad ofrece; si las empresas reclutan futuros profesionales de manera activa en esas instituciones; el contexto económico para afrontar los gastos de los estudiantes y la calidad de vida que la ciudad brinda. Además, QS -Quacquarelli Symonds, una consultora internacional dedicada a evaluar temas de educación superior- tiene en cuenta lo que dicen casi 90.000 estudiantes internacionales, con el fin de que esas experiencias se vean reflejadas.
Entre otras ventajas, ninguna ciudad de América Latina tiene tantas universidades en el ranking como Buenos Aires. Pero es la UBA ( que lidera el podio como la mejor universidad de la región, de acuerdo con la última edición del QS World University Rankings) la que inclina la balanza en favor de la capital argentina. También Buenos Aires, por ejemplo, le gana a Santiago de Chile y a Ciudad de México en cuanto a la calidad de vida y a la experiencia por fuera del circuito académico que ofrece a los jóvenes.
Hoy, más de cinco millones de estudiantes internacionales viajan por el mundo. Eligen un punto en el mapa para terminar una carrera, hacer una maestría, tomar un curso de idioma, un posgrado o participar de un intercambio. Y las ciudades pelean por conquistarlos. Londres, Tokio y Melbourne -que en los últimos años no paró de lanzar nuevos programas para posicionarse como destino- lideran hoy el podio a nivel global, una tabla en la que Buenos Aires cayó algunos puestos: el año pasado estaba 25 y ahora, 31. Está detrás de Manchester y Kualalumpur, que empatan en la posición 29.
En esta edición, Barcelona (21), Madrid (27) y Buenos Aires (31) son las mejores ciudades de Iberoamérica para estudiar y las únicas de habla hispana en el top 50. «La cantidad de estudiantes internacionales viene creciendo en forma sostenida en la ciudad desde 2016. Buenos Aires se consolidó como la mejor de la región, pero la novedad es que ahora empieza a integrarse a una liga de grandes, como Madrid y Barcelona -dice Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales porteño-. Es una excelente noticia por varios motivos. Primero, porque la diversidad de visiones enriquece el debate universitario y potencia el talento de todos los estudiantes, locales e internacionales. Segundo, porque la llegada de estudiantes tiene un impacto económico positivo. Tercero, porque cada estudiante que regresa a su país se convierte en un embajador de Buenos Aires en el exterior, y a través de su experiencia sigue promocionando a la ciudad».
Turismo educativo
Los estudiantes internacionales son un fenómeno con un impacto económico en todo el mundo. Se calcula que proveen US$52.000 millones en los cinco destinos que más estudiantes captan: Reino Unido, Canadá, Australia, Estados Unidos y Nueva Zelanda.
En 2017, a nivel local, alrededor de 80.000 estudiantes internacionales llegaron al país. La mayoría -unos 61.000- eligió la ciudad de Buenos Aires y durante su estadía dejaron casi $10.000 millones entre alojamiento, pago de aranceles, consumo, transporte y entretenimiento, entre otros rubros, según datos oficiales que recopila el programa oficial Study Buenos Aires y un trabajo realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el Conicet. El objetivo es duplicar para 2021 el número de estudiantes internacionales que lleguen a la Capital. «Al menos, esperamos alcanzar los 100.000», concluye Straface.
Ben Sowter es el director británico de la investigación en QS. Explica que a pesar de que América Latina atraviesa un período de turbulencia en el sector de la educación superior, Buenos Aires continúa siendo el mejor lugar para estudiar de la región: «Esto es en parte debido al posicionamiento de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que ha sido nombrada la mejor universidad de la región por quinto año consecutivo». Aunque luego reconoce que el mérito de la UBA no es el único factor de peso.
«Para los estudiantes que no pueden estudiar en la UBA, Buenos Aires tiene mucho que ofrecer. En calidad de vida ha sacado mejor nota que otras ciudades latinoamericanas, mientras que su puntuación por la métrica de la actividad de los empleadores la coloca en el puesto 21 del mundo», aclara. Esto último es para Sowter un punto de relevancia, porque sabe que los estudiantes se preocupan cada vez más por las oportunidades laborales que su educación puede brindarles a futuro. «Los destinos emergentes en educación superior están respondiendo a esta demanda. Pero Buenos Aires, como la ciudad de América Latina mejor posicionada, está en un lugar de poder», concluye.
Fuente: Soledad Vallejos, La Nación