La Fernsehturm de Berlín, símbolo de los tiempos bajo el dominio soviético
1 Berlín. El espárrago de la televisión
Es una de las más antiguas es la de Berlín, que cumplirá 50 años en octubre. Forma parte del perfil de la capital alemana de la misma manera que la Puerta de Brandeburgo y los berlineses la llaman familiarmente Telespargel, «el espárrago de la televisión» Se construyó en tiempos de la DDR, la parte oriental de Alemania controlada por la URSS y el Partido Comunista. Los ossis querían mostrar que su tecnología no tenía nada que envidiar a la de los wessis (así se llamaban los alemanes del este y del oeste). Decidieron colocarla sobre la Alexander Platz, en pleno centro, para que fuera visible desde Berlín Oeste, según la voluntad de Walter Ulbricht, el entonces dirigente de la DDR. Sirvió tanto como transmisor de señal como de ideología.
Pero la propaganda oficial se abstuvo de comentar que buena parte de las piezas de ingeniería fueron importadas en secreto desde Alemania occidental… El tiempo pasó, el este colapsó y se integró al oeste. Y la torre sigue siendo la construcción más alta de la Alemania reunificada. Como la de Monsieur Eiffel, se impuso con el tiempo a pesar de no haber tenido tampoco consenso inicial. Sin embargo los berlineses se encariñaron con ella y decidieron no destruirla cuando se derribaron varios símbolos de la Alemania comunista, como el parlamento de la dictadura comunista.La torre mide 368 metros con su antena. Pesa 26.000 toneladas y la visitan cada año un millón de personas. Los ascensores llevan en medio minuto hasta el séptimo nivel (203 metros de altura) donde está la plataforma panorámica con vista
2 – Praga. Famosa por los bebés
Pensar en Praga es pensar en la gran plaza central del barrio antiguo, la Torre del Reloj, los recuerdos de Kafka. Pero vale la pena dedicarle parte de la visita al barrio de ?i?kov, una zona nueva de restaurantes y bares. Es allí donde se levanta la Torre de Televisión de ?i?kov, que se erigió sobre una colina entre 1985 y 1992 y pronto se desmarcó, gracias a un diseño original, de construcciones semejantes en otras partes del mundo. La torre tiene base triangular: de cada esquina del triángulo se levantan columnas de acero rellenas de hormigón, que soportan nueve cápsulas (con diversas atracciones para los visitantes) y tres decks para los equipos transmisores (una parte que no se visita). Una de las columnas es mucho más alta que el resto y gracias a ella se alcanza la altura necesaria para algunas antenas.
Pero más allá de su diseño futurista extendido hasta los 216 metros de altura, con un observatorio a los 93 metros y una habitación de hotel panorámica a los 70, la Torre de Televisión de Zizkov es famosa por los Bebés de David ?erný: se trata de una serie de esculturas realizadas por el artista checo que representan a bebés mientras gatean hacia arriba y hacia abajo agarrados a los pilares de la torre. Aunque se pensó como una instalación temporaria, el éxito de la exposición finalmente los volvió permanentes y son uno de los distintivos de Praga (los bebés originales fueron reemplazados por réplicas, por motivos de conservación). Abre todos los días, de 9 a 24. La entrada cuesta (10 dólares) para los adultos. Tiene un restaurante a los 66 m. Queda en Mahlerovy sady 1, 130 00 Praha 3- Zizkov. www.towerpark.cz.
3- Toronto. Con pisos transparentes
No se puede visitar la metrópoli canadiense de los grandes lagos sin conocer la torre, que fue originalmente propiedad de la compañía de ferrocarriles Canadian National. Cambió de dueño pero conservó su nombre (CN Tower). Al momento de su construcción fue el edificio más alto del mundo: mide un poco más de 550 metros y cuenta con plataformas panorámicas. Son varios niveles entre los 243 y 351 metros, que forman un complejo con un restaurante y una sección al aire libre con un piso transparente. Más arriba todavía, el Skypod está a 447 metros. Es un pequeño espacio que fue hasta el año 2008 el punto panorámico construido más alto del planeta. Las antenas de la CN Tower difunden varios medios de radio y televisión.
En esto sigue cumpliendo con su papel original: fue creada para poder retransmitir señales por encima de los rascacielos que brotaron en el centro de Toronto a partir de los años 60. De noche, las dos letras de su sigla brillan con los colores rojo y blanco, al lado de un llamativo letrero de Canadá. La American Society of Civil Engineers la considera como una de la siete maravillas modernas de la ingeniería. Por la noche la iluminan miles de leds que le dan una infinidad de tonalidades. De hecho, se enciende regularmente con colores especiales en ciertas ocasiones: naranja en Halloween y rojo y blanco el día de la fiesta nacional de Canadá.Se llega en menos de un minuto hasta el belvedere, a 346 metros. De abril a octubre, se organizan experiencias extremas (haut-da-cieux) sobre un reborde de la torre, a 356 metros. Está en Front Street West 301. La entrada general sale 40 dólares.
4 Auckland. Vista abierta a la bahía
Los neozelandeses estuvieron entre los últimos en anotarse en la carrera de las torres más altas, pero les fue muy bien. La Sky Tower de Auckland es la construcción más alta del hemisferio sur, superando a la torre Costanera de Santiago de Chile y edificios de Sydney o de la Gold Coast australiana. Es una flecha que apunta al cielo y mide 328 metros de alto, antena incluida. Fue inaugurada en 1997 y desde entonces se convirtió en el icono de una ciudad que hasta entonces no tenía ninguno. Como tal, sus luces led la iluminan en ocasiones especiales o en ciertas fechas a lo largo del año. Se ilumina de rojo el día del ANZAC (cuando se recuerda a los soldados australianos y neozelandeses que murieron durante la Primera Guerra Mundial); de verde el día de San Patricio, de dorado en tiempos de Juegos Olímpicos; de blanco y rojo el día de Matariki (el Año Nuevo maorí).
En la torre también se puede hacer turismo aventura: uno se puede lanzar al vacío desde 192 metros para un salto bungy (invención neozelandesa) guiado por cables de acero. Los que no se animan pueden mirar desde las plataformas o desde el suelo, en la base de la torre. Además, es posible participar en otra salida extrema: el Skywalk, un paseíto sobre el reborde de la torre que está a 192 metros. Queda en el cruce de las calles Victoria y Federal, en el centro de la ciudad. Tiene dos niveles panorámicos a 186 y 220 metros y un skydeck, más arriba (a 220 metros, justo debajo de la antena) desde donde se ve toda la bahía hasta 80 km de distancia. Cuenta con varios locales para comer, un bar y tiendas de recuerdos. El skyjump cuesta 150 dólares. El Skywalk, 100. 4
5 Moscú. Con pisos giratorios
En la patria de Pushkin, todo es grande y desmedido. También lo es la torre de TV de la capital: una de las estructuras más altas del mundo con 540 m. Si bien un puñado de edificios la superan en el mundo, no tiene ningún rival en Europa. Su construcción se extendió durante los años 60 para ampliar la cobertura de las transmisiones televisivas, un medio de propaganda por excelencia para el régimen soviético. Fue puesta en servicio en noviembre de 1967 (para celebrar los 50 años de la revolución bolchevique) y permitía transmitir a todo el gigantesco conurbano moscovita.
A diferencia de otras torres, en seguida fue adoptada por los rusos, porque fue desde sus inicios una atracción cultural y turística. Sus plataformas panorámicas son los únicos puntos desde donde se puede ver toda la ciudad. Se encuentran a más de 330 metros de altura y tiene restaurantes donde se sirve comida tradicional rusa, viendo desfilar el paisaje, gracias al piso giratorio. Para los que no sufren de vértigo hay pisos de vidrio en la plataforma panorámica, por encima de los restaurantes. Durante la visita se descubre que 10.000 especialistas de casi todas las profesiones fueron convocados para construirla. Se llega hasta los miradores de la torre en ascensores muy rápidos que suben en menos de un minuto hasta 337 m. Los restaurantes y una tienda de recuerdos ocupan tres pisos giratorios. Hay una plataforma al aire libre, abierta desde hace un par de años, a los 85 m. Está en Akademika Korolyova ul. 15. La cantidad de visitantes es limitada y se recomienda comprar entradas con anticipación. Cuestan US$ 17 por persona.