Quizás la memoria colectiva encuentre en el rostro y la guitarra de Joan Báez la imagen precisa para señalar cómo la juventud y el arte se dieron cita en los años sesenta para oponerse a la guerra que llevaba adelante Estados Unidos en Vietnam. Báez, nacida en 1941 en Nueva York, se convirtió en la voz de la canción de protesta, en la voz de la paz y a los 19 años comenzó su carrera musical, siempre munida de su guitarra y unas letras aguerridas y potentes al ritmo del folk. Sesenta años después, este domingo se despedirá de los escenarios con un recital en Madrid. «Jamás imaginé esto que nos está pasando», declaró Baez: «A la gente no le importa si Trump tiene razón o no, si dice la verdad o no. Son felices con la mentira. Trump es un poco como Hitler, pero menos inteligente», dijo. Sin embargo, la cantante no se retira por su azoro histórico, sino por una consciencia en el desgaste de las posibilidades de su voz. «Estoy muy agradecida por mi vida, es una vida extraordinaria», dijo a la Televisión Española antes de la serie de recitales que culminarán este sábado en Barcelona y el domingo en el teatro Real de Madrid con un largo camino en los escenarios y en el compromiso público.
“Estoy muy agradecida por mi vida, es una vida extraordinaria”, dijo a la Televisión Española
Sin embargo, la expresión de sus ideas políticas no se detiene aún cuando no vaya a brindar más giras y recitales. Este viernes 26 visitó en la cárcel a la ex presidenta catalana del Parlamento Carme Forcadell, presa por haber impulsado el referendo independentista de 2017, que le costó una prisión preventiva en vistas a un juicio que probablemente disponga una condena de entre 10 y 17 años de prisión. La expresión de simpatías por el movimiento independentista catalán no es una novedad en Joan Baez, que suele adherir a las causas de los oprimidos, ya desde el comienzo de su carrera como cantante y, como se ve, también al final.
De niña había aprendido a tocar el ukelele pero ante el temor de sus padres de que se uniera en la adolescencia a los por entonces demonizados grupos de rock que se presumía consumían y esparcían drogas, su tío la llevó a los trece años a un recital del Pete Seeger, una leyenda del folk comprometido, acusado de comunista por solidarizarse con las luchas de los trabajadores y de las naciones aborígenes. Fue un concierto que marcó su vida.
Con Bob Dylan
Su debut se produjo en el Festival de Folk de Newport en 1959, lo que la llevó a comenzar a grabar discos para el sello Vanguard. Su primer disco Joan Baez, el segundo Joan Báez, Vol.2 y el tercero Joan Báez in Concert alcanzaron el disco de oro y se mantuvieron durante dos años en los charts de grandes éxitos nacionales en los Estados Unidos.
We Shall Overcome
El renacimiento del folk, aquel que la había impactado en el recital de Pete Seeger, la tuvo como su símbolo e incluso comenzó a grabar canciones de un entonces desconocido Bob Dylan y otros cantantes no famosos de su tiempo. En 1962 el fenómeno fue reconocido por la revista Time, que puso el retrato de Baez en su tapa.
Su compromiso político se incrementaba y Báez fue una de las cantantes que animó la marcha sobre Washington liderada por el reverendo Marthin Luther King, en reclamo de derechos para la población afroamericana, que sufría la segregación y hasta el apartheid. A mediados de los años sesenta agregó a la soledad de su guitarra acústica arreglos orquestales, dedicó álbumes a cantar a Dylan, con quien mantuvo una relación amorosa intermitente a lo largo de varios años, e incluso grabó en 1967 el disco conceptual Baptism en el que leía y cantaba poemas de James Joyce, Federico García Lorca y Walt Whitman. Por esos años de renovación, también incorporó a su repertorio composiciones de The Beatles. En 1968 grabó David’s Album, dedicado a su marido David Harris, preso por insumisión al oponerse a ser reclutado para participar en la guerra de Vietnam.
Ya en 1969, a diez años de su debut, fue una de las estrellas del mítico Festival de Woodstock, que convocó a la contracultura de toda una generación que iba a contracorriente no sólo en los ámbitos artísticos, sino políticos y a aquellos marcados por las costumbres conservadoras que se habían impuesto luego de la Segunda Guerra Mundial.
Gracias a la vida, con Mercedes Sosa, en los 80
Los años setenta la encontraron con su compromiso intacto al punto que grabó una canción en homenaje a la rebelión en Bangladesh, mientras en 1973 viajó a Vietnam para expresar físicamente su oposición a la invasión estadounidense y su solidaridad con el pueblo vietnamita. También versionó a Violeta Parra en su disco Gracias a la vida, cantado en español. En 1981 recorrió Brasil, Chile y la Argentina, países gobernados por dictaduras. En Chile se reunió con las madres de los desaparecidos por el régimen de Augusto Pinochet. En la Argentina se contactó con los grupos de derechos humanos y conoció al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que la recuerda así: «Ella quiso conocerme y nos encontramos en nuestra sede de la calle México y Bolívar, en el barrio de San Telmo, esa vieja casona de 1875, lugar de resistencia contra la dictadura militar. Nos encontramos, pero sabíamos que los servicios de desinteligencia nacional que nos vigilaban tratarían de impedir el encuentro y comenzó la persecución. El gerente del hotel donde se alojaba Joan Baez fue amenazado por el Ejército, para que la expulse del hotel, caso contrario tendría una fuerte represalia. Así estuvimos dando vueltas con el coche hasta conseguir otro hotel que la aceptara.
Love Is Just A Four-Letter Word
Durante su visita a nuestra sede del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), en la calle México, colocaron una bomba y tuvimos que desalojar la casa y llevar corriendo a Joan a un bar distante para ponerla a salvo. Llamé a los bomberos que aparecieron con un camión de la brigada antiexplosivos y retiraron del balcón una caja con cables que estaban a la vista con la bomba, que hicieron explotar en el lugar. Los días que Joan permaneció entre nosotros fueron intensos, el gobierno prohibió sus conciertos programados en el Luna Park».
Por esos años fue novia de Steve Jobs e incluso llegaron a pensar en casarse. No dejaron de ser amigos y Báez cantó en su funeral. Su apuesta a llegar a los sectores masivos y populares la llevaron varias veces a participar del Show de los Muppets. Como se ve, un espíritu libre y ecléctico.
Hoy, Joan Báez decidió abandonar los escenarios. Realizó una última gira por los Estados Unidos y los recitales en Europa culminarán este domingo. Para la mayor parte de cada concierto de esta última gira se agotaron las entradas. Baez había dicho que sus cuerdas vocales le indicarían cuándo terminar su carrera. «He recibido ese llamado», dijo. El último concierto será en Madrid, en la España que la llevó a cantar también canciones republicanas de la Guerra Civil junto a Paco Ibañez. Justamente, una de las incógnitas de cuál será la última canción que cante se dirime entre el himno republicano No nos moverán o la canción de Violeta Parra Gracias a la vida. De un modo u otro, si bien se cierra un ciclo de canciones en vivo, su voz quedará inscripta en la muralla donde se inscriben los nombres de los grandes cantantes, los comprometidos, los movidos por la música y la honestidad.