Tan simple que no admite ningún rodeo: accesibilidad es igual a inclusión. Responsabilidad ineludible del Estado, los teatros públicos no pueden mirar para otro lado cuando se trata de derechos para todos. En este sentido, 2019 podría considerarse como un año de inflexión. Porque el Teatro Nacional Cervantes, el Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires y el Centro Cultural 25 de Mayo iniciaron un camino que nunca admitirá regreso.
El primero en comenzar esta política es Cervantes que, en 2017 (a partir de la dirección artística de Alejandro Tantanian), incorporó el área de Gestión de Públicos para activar el acercamiento a las salas a nuevos espectadores históricamente ausentes. Por ejemplo, las personas con discapacidad sensorial (visual, auditiva y la comunidad sorda). El teatro, junto con Innovación Cultural de la Secretaría de Cultura de la Nación, desarrolló un plan basado tanto en contenidos como en capacitación para que el resultado sea funciones accesibles. Es decir, posibilidad de disfrute en igualdad de condiciones.
Las personas con discapacidad visual pueden acceder a visitas táctiles del escenario, la escenografía, el vestuario, la charla con el elenco para reconocer sus voces, audiodescripciones introductorias, Código QR (que puede leerse desde el teléfono y acerca toda la información del programa de mano en la voz de un integrante del elenco), punteo en relieve en el programa, derecho a ingresar con el perro guía. Por su parte, las personas con discapacidad auditiva cuentan con salas equipadas con aro magnético (amplificador que permite llegada directa del sonido al audífono), intérpretes en lenguaje de señas y sobretitulado. A veces las cifras bastan: en cinco funciones accesibles entre el año pasado y éste, de un total de 479 espectadores, 139 eran personas con discapacidad sensorial auditiva y visual; de esas 139, el 65 por ciento iba al teatro por primera vez.
«Nada de nosotros sin nosotros» es el lema de las comunidades de personas con discapacidad. «Por eso, el trabajo es con ellos», remarca Sonia Jaroslavsky, a cargo del área Gestión de Públicos. Las funciones accesibles se testean y ajustan con la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Amblíopes (Faica), Señas en Acción (SEA), la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos y otras entidades que colaboran. «En otros países, como España o incluso Chile, con su Centro Cultural Gabriela Mistral, están adelantados en estas prácticas. Acá la ley está (26.378, de 2008) pero no se cumplía. Hay mucho por hacer, pero el compromiso está en marcha», dice.
El Complejo Teatral de Buenos Aires también ha despertado a esta iniciativa. A partir de julio, comenzará a desarrollar el proyecto de accesibilidad, propuesto por la Fundación Amigos del Teatro San Martín y declarado de Interés Cultural por el Régimen de Promoción Cultural Mecenazgo de la Ciudad en 2018. «Es un objetivo que hemos asumido, el de la inclusión. No puede haber barreras para los espectadores», dice el director general Jorge Telerman.
En cuanto a herramientas y servicios accesibles, son muy similares a los del Cervantes si bien el CTBA no cuenta con un área específica. Este año se realizarán alrededor de 20 funciones accesibles de cuatro de las obras que se presenten en el Complejo: la primera será Hamlet.
En Villa Urquiza
También en el ámbito de la Ciudad, el C.C. 25 de Mayo, de Villa Urquiza, incorporó una vez al mes funciones accesibles a su programación. Y sumó funciones distendidas para personas con dificultades sensoriales, espectro autista, trastornos de aprendizaje y otras necesidades especiales..
«Todo nació en el BA Elige de 2017, cuando un vecino del barrio presentó el proyecto ?Ayudas para hipoacúsicos, eliminando barreras’. Por esta iniciativa, surgió este plan integral, con equipamiento, mobiliario y servicios técnicos. Nuestro teatro lleva en su ADN a los vecinos», dice Monina Bonelli, la directora del CC25, cuyos trabajadores se capacitaron con la Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad (Copidis).
Aunque con idéntico objetivo y los mismos referentes institucionales, no hay intercambios de información y logística entre estos espacios públicos. No obstante, los tres han dado un salto que no tiene techo, que no admite individualismos, sino multiplicación: accesibilidad ni más ni menos que en los zapatos del otro.
Próximas funciones accesibles abiertas a todos los públicos
En el Teatro Nacional Cervantes
Escritor fracasado: 1º y 8 de agosto.
La vida extraordinaria: 22 y 29 de agosto.
El hombre que perdió su sombra: 27 de septiembre para escuelas y 28 de septiembre abierta al público.
En el San Martín
Hamlet: 5 y 17 de julio; 1º y 17 de agosto
Campo minado: noviembre / diciembre.
En el Regio
El adulador: agosto.
Danza macabra: septiembre / octubre.
En el Centro Cultural 25 de Mayo
Las de Barranco: 25 de julio.
Aquí cantó Gardel: 29 de agosto
La gran farándula: función distendida el 24 de julio